Andrea Orcel espera una segunda oportunidad en el Santander
Cinco meses después del frustrado nombramiento de Andrea Orcel como consejero delegado del Santander, el pulso entre ambas partes sigue abierto
En septiembre del pasado año, Andrea Orcel, uno de los banqueros de inversión más influyentes del mundo, se comprometía con Banco Santander para convertirse en el nuevo consejero delegado del grupo a partir del mes de marzo.
Los cambios de empresa dentro del sistema financiero llevan aparejado el cumplimiento del llamado garden leave, un periodo de tiempo de seis meses en los que un directivo debe abandonar su puesto de trabajo antes de incorporarse a una empresa competidora, con el fin de que no pueda hacer un uso perverso de las últimas decisiones tomadas.
Con lo que no contaba Orcel era con el hecho de que, en enero, el mismo consejo de administración que le había elegido para las máximas responsabilidades ejecutivas “dejara sin efecto” su nombramiento.
Un mal entendido entre qué entidad, UBS o Santander, debería hacerse cargo del salario diferido a que tenía derecho el directivo (entre 50 y 55 millones de euros, según la fuente que se tome). Hoy, nueve meses después, parece como si el paso del tiempo hubiera difuminado un mal sueño.
Orcel, en el paro
Orcel ha dejado UBS, no ha entrado en Santander, está en el paro. De momento no puede incorporarse a ninguna entidad financiera si quiere que el banco de inversión suizo le abone la cantidad a la que tiene derecho y, que se sepa, sólo ha amagado con emprender acciones legales. Demasiado poco para un caso que en contadísimas ocasiones se ha dado en el mundo financiero.
En marzo, dos meses después de que Santander decidiera dar marcha atrás en su propuesta, Orcel se puso en contacto con el despacho de abogados De Carlos Remón, del que es socio director José Manuel de Carlos Bertrán, un prestigioso bufete especializado en derecho mercantil.
Orcel le encargó que estudiara las posibilidades jurídicas de pleitear para restituir los posibles daños económicos y morales causados por su “desnombramiento”. Nada ha trascendido de esas posibles acciones legales, ni siquiera si se han emprendido.
Orcel y el desembarco del Santander en Reino Unido
El asunto no es fácil. Orcel ha tenido una gran vinculación con Banco Santander y presume de haber sido la mano derecha de Emilio Botín, el padre de la actual presidenta Ana Botín, fallecido en septiembre de 2014.
Hace ahora quince años, Orcel dirigió la operación de desembarco del Santander en Reino Unido, mediante la adquisición de Abbey National Bank.Tres años después, en 2007, fue designado por el banco para, en compañía de Royal Bank of Scotland, asesorar acerca de la compra del banco holandés ABN Amro, en una operación a tres bandas, que incluyó a Fortis, de las más enrevesadas que se han llevado a cabo en el sistema financiero internacional.
Orcel se ha ganado buena parte de su enorme reputación como banquero de inversión de la mano de Emilio Botín, además de ingresar importantes cantidades de dinero.
Parece difícil, por sorprendente que haya sido la decisión de Ana Botín y el consejo de administración del banco, que ahora se vayan a ver las caras en los tribunales. Las fuentes consultadas por Economía Digital creen que, como la letra del tango, la opción preferida por ambas parte es “que el tiempo nos mate a los dos”.
Hay quienes piensan que agitar las miserias no suele estar bien visto en el sector financiero. No hay que olvidar que Andrea Orcel acaba de cumplir 56 años el pasado mes de mayo. Es decir, le queda todavía una larga carrera por delante. Francisco González, por ejemplo, presentó su renuncia a la presidencia de BBVA un año antes de cumplir los 75 años.
Orcel y los fondos de inversión
La opción de Orcel fue una petición expresa de los fondos de inversión que quieren una mayor separación entre las funciones del presidente y del consejero delegado.
Su historial en Merrill Lynch, Goldman Sachs, Boston Consulting y UBS le han catapultado al podio de los mejores banqueros de inversión. Los fondos de inversión son los auténticos dueños de Banco Santander.
Según los últimos datos públicos del informe financiero del primer trimestre de este año, los inversores institucionales controlaban a cierre de marzo el 59,31% del capital del Santander, con más de 9.629 millones de acciones, por delante de los accionistas particulares (39,56%). El consejo de administración tiene el 1,13%, más de 184 millones de títulos.