Alerta por uso de pesticidas no autorizados en cítricos de Egipto y Turquía
La Unió Llauradora critica la falta de restricciones equivalentes en el uso de pesticidas para cítricos importados
LA UNIÓ denuncia que el 65% de las alertas europeas de este año en cítricos importados con materias activas no autorizadas aquí procede de Egipto y Turquía
La organización agrícola La Unió Llauradora ha destacado que un significativo 65% de las alertas emitidas por el sistema RASFF de la Unión Europea por uso de pesticidas no autorizados en cítricos importados, provienen principalmente de Egipto y Turquía.
Interceptaciones y competencia desleal
Según datos del primer bimestre del año, se registraron 17 incidencias de cítricos, con 8 relacionadas directamente con Egipto y 3 con Turquía. Estos incidentes reflejan la presencia de pesticidas como dimetoato y clorprofam, proscritos en la UE, lo que supone una desventaja competitiva para los productores locales y un riesgo para la salud de los consumidores europeos.
Las autoridades europeas detectaron, notablemente en febrero, un aumento en las importaciones de naranjas desde Egipto, coincidiendo con la temporada alta de cítricos valencianos, lo cual influye directamente en el mercado debido a la diferencia de precios.
Propuestas de La Unió ante la Comisión Europea
Ante esta situación, La Unió ha propuesto a la Comisión Europea incrementar hasta el 50% los controles de identidad y físicos a las importaciones de frutas y verduras de países con altos índices de interceptaciones. Además, sugiere prolongar estas medidas durante un año y establecer cierres de importaciones si las alertas aumentan en un 5% en algún mes.
El secretario general, Carles Peris, ha enfatizado la falta de reciprocidad en los estándares de producción entre los productos europeos y los importados. Critica la reducción unilateral de pesticidas en la UE sin asegurar que los productos foráneos cumplan con las mismas condiciones.
La Unió insiste en que se requiere equidad en los estándares de producción, mencionando los retos y costes adicionales que enfrentan los productores europeos, especialmente en el control de plagas como el trips sudafricano, cuyos gastos se han incrementado en un 40%.