El agro catalán despega gracias a las lluvias: el PIB del sector sube un 14%
Las asociaciones de agricultores prevén cerrar un buen año después de dejar atrás la sequía y los altos precios de los costes de 2022 y 2023
La sequía histórica que ha asolado Cataluña los últimos cuatro años ha dejado enormemente tocado el sector de la agricultura. Este 2024, pero, los datos reflejan una clara tendencia a la mejora: según las cifras publicadas por el Institut d’Estadística de Catalunya, el PIB agrario se ha incrementado un 14,4% interanual en el tercer trimestre. Un valor macro que también ha llegado a los pequeños agricultores.
La economía catalana ha crecido un 3,9% interanual en el tercer trimestre de 2024, con las cifras revisadas publicadas el pasado viernes por la Generalitat. Una cifra cinco décimas por encima del valor avanzado de la tasa española, del 3,4%, y también superior al de la media de la Unión Europea, que crece un 1% interanual.
En términos intertrimestrales, el PIB catalán ha crecido un 1%, dos décimas por encima de la tasa española --según el dato avanzado, un 0,8%--, y más del doble que la media de la UE, un 0,4%.
Las lluvias empujan el PIB agrario
Por sectores, todos muestran evoluciones positivas del PIB en el tercer trimestre, pero destaca especialmente la agricultura, con un incremento del 14,4% interanual, consolidando así las subidas registradas en el primer (1,8%) y segundo (10,8%) trimestre.
"Este 2024 globalmente está siendo muy diferente a 2022 y 2023; un año normal, tirando a bueno", subraya Ramon Sarracoa, presidente de la Federació de Cooperatives Agràries de Catalunya (FCAC). En la misma línea se expresa Andreu Ferrer, coordinador técnico de la Unió de Pagesos: "Ha llovido más, por lo que ha habido un cambio muy significativo respecto al 2023".
En este sentido, la flexibilización de las restricciones a la sequía, gracias a las últimas lluvias, es una de las principales causas del incremento del PIB agrario, apuntan los expertos y asociaciones agrarias consultadas por Economía Digital.
"Ha caído mucha agua y ha caído muy bien, la tierra la ha podido absorber", apunta Sarroca. "No hemos tenido restricciones a los embalses, por lo que el regadío, que es la mayor parte de los cultivos que se producen aquí, se ha podido regar", añade Ferrer. Así ha sucedido en los casos de fruta dulce, donde se está registrando "una campaña normal", dice Sarroca.
No obstante, hay sectores que aún se encuentran muy afectados por la sequía, especialmente los cultivos de secano: "en el cereal, la producción ha sido muy justa, y en las viñas tenemos una reducción de entre el 30 y el 40%", lamenta Sarroca, que también añade las problemáticas que están teniendo las variedades de frutos secos, como la avellana.
En el caso del aceite de oliva, "por la escasa producción, el precio subió mucho, así que hubo cierto equilibro", explica Francesc Reguant, economista y presidente de la Comissió Agroalimentaria del Col·legi d'Economistes de Catalunya.
Este año, sin embargo, aunque la producción de aceite en Cataluña sigue siendo baja por la sequía acumulada, comenta Raguant, se prevé una bajada generalizada de los precios a raíz de los buenos datos en Andalucía, debido a las intensas lluvias, ya que es quien marca el precio. "La agricultura no es una sola cosa, son millones, por lo que los precios no dependen solamente de nosotros", recalca.
Reducción de los costes
Además de la mitigación de la sequía, en 2024 se han dejado atrás los altos precios de los costes de las materias primas que se registraron en muchos sectores, también en la agricultura y la ganadería, después de la pandemia y con el inicio de la guerra de Ucrania.
Así, en 2022 y 2023, el PIB agrario cayó drásticamente, llegando a marcar una variación interanual del 19,6% en el segundo trimestre del 2023:
En cambio, este 2024, según apunta el Departament d'Agirucultura de la Generalitat catalana a este medio, los precios de los inputs han bajado, mientras que la producción se ha mantenido e incluso ha subido, lo que, viniendo de los bajos niveles del PIB agrario en los últimos años, explica el incremento de este 2024.
Por ejemplo, es el caso del sector porcino, el más relevante de la agricultura y ganadería catalanas: en los años previos, "los costes de la alimentación fueron altísimos, se llegaron a multiplicar por tres; el precio subió, pero con los altos costes, no se generaba renda; ahora se han reducido, pero los precios siguen siendo elevados, por lo que el sector está ganando mucho dinero", expone Reguant.
En 2023 también subieron los precios de la energía, los fertilizantes y los adobos, entre otros, lo que causó estragos en el sector del cereal. Una situación que "se ha ido arreglando este 2024", destaca Sarroca.
La subida de los costes se tradujo en un incremento de la inflación, pero el sector subraya que el incremento de precios no compensó: "aunque haya una subida de precio en el supermercado, si hay poca producción, hay una pérdida de rentabilidad", afirma Reguant.
De la misma manera, Sarroca argumenta que ahora el PIB ha subido "porque las producciones han estado más lineales que en otros años, pero no por el precio, porque la inflación, con la producción muy baja, nos hizo no perder tanto, pero no ganar nada", describe.
Más allá va Esmeralada Rourera, presidenta de la asociación Joves Agricultors i Ramaders de Catalunya (JARCC) de Lleida, que considera que estos malos años han hecho que muchos productores se queden por el camino: "se han perdido muchas hectáreas, como en el sector de la avellana en Tarragona, o han plegado muchos pastores, porque por la sequía no había pastos".
Pese a la mejora del PIB de 2024, "cada año se pierden tierras cultivables", reitera Rourera, por lo que desde las asociaciones piden "políticas de país" para modernizar, acompañar y hacer más sostenible un sector que representa el 19% del PIB catalán.