La industria del aceite de oliva mira al cielo: Los precios seguirán subiendo mientras no llueva

La industria del aceite, productores, comercializadores, agricultores, mira hacia el cielo. Mientras no llueva, los precios de este artículo esencial en la cocina y cultura mediterránea, seguirán subiendo «como mínimo hasta abril o mayo».

Desde marzo de 2021, el aceite de oliva ha incrementado mensualmente su precio de forma progresiva hasta encarecerse más de un 136%, según los datos del Índice de Precios de consumo (IPC) publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en octubre.

Tras esta subida, que ha llevado a varias cadenas de supermercados a proteger los envases de aceite con alarmas antirrobo, se encuentra la sequía.

Las inusuales elevadas temperaturas registradas en la geografía española, así como la falta de lluvias, han puesto al sector del olivar en una complicada situación. Ante este contexto, las previsiones de cara a la presente cosecha no son nada halagüeñas, de la misma manera que tampoco lo son los pronósticos sobre el precio.

Suben los precios

Entre los pasados días 4 y 10 de diciembre, las cotizaciones del precio del aceite de oliva se han disparado respecto el mismo periodo de la campaña anterior, según los datos consultados por este periódico en el boletín semanal de precios publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación,

El aceite de oliva virgen extra ha incrementado su precio hasta los 7,90 euros por kg, una cifra que dista mucho de los 5,19 euros por kg que marcaba el año pasado y arroja un incremento del 52,2%.

El precio en origen del aceite de oliva virgen extra se dispara hasta los 7,90 euros por kg

La subida más pronunciada es la que ha registrado el aceite de oliva refinado, que se ha disparado desde los 4,14 euros por kg hasta los 7,28 euros por kg, una subida del 75,9% en comparación con los datos del año pasado.

También destaca la subida del precio en origen registrada por el aceite de oliva virgen, que se ha disparado un 38,3%, después de escalar desde los 2,93 euros por kg hasta los 4,93 euros por kg.

La sequía golpea el olivar

«Lo que suceda con los precios del aceite de oliva va a depender de lo que ocurra en la campaña, de si se pone a llover», explica a Economía Digital el secretario general de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias (COAG) Jaén, Juan Luis Ávila.

El miembro de COAG se muestra convencido que la meteorología ha sido el «único factor» que ha impulsado al alza los precios. «Si tenemos una situación de pluviometría normal, el aceite no hubiese subido», afirma.

Con esta idea coincide el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) Andalucía, Cristóbal Cano, quien también condiciona la evolución de los precios al comportamiento de la meteorología, que no ha acompañado a finales de otoño.

«De momento, seguimos con esa reducción en las precipitaciones, ahora toca esperar como será el invierno y la primavera», valora, para después augurar que las cotizaciones del aceite de oliva se mantendrán en cuotas elevadas «como mínimo, hasta abril o mayo».

A ojos del presidente de Asaja Córdoba, Ignacio Fernández de Mesa, las condiciones meteorológicas actuales no van a favorecer que el «olivo se recomponga» porque la oferta es limitada y no existen unas existencias «importantes».

«El olivo no tiene el agua suficiente para recuperar lo que tiene perdido», lamenta. «Todo depende de la meteorología», recalca. «Hay algún servicio meteorológico que dice que el mes de enero va a ser lluvioso, ojalá que sea así», dice con esperanza.

Escasa oferta

Otro factor a tener en cuenta son las previsiones de baja producción para la presente campaña. 

Las primeras estimaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para la cosecha de la aceituna 2023-2024 apuntan hacia una producción a nivel estatal de 765.300 toneladas. A pesar de que la cifra se sitúa un 15% por encima de la baja cosecha de la temporada anterior, de 664.000 toneladas, si se toma como referencia las últimas cuatro campañas la caída es de un 34%.

La producción de aceite de oliva para la cosecha 2023 . 2024 se situará en las 765.300 toneladas

En cuanto a las existencias de enlace, un concepto que hace referencia a la cantidad de aceite de oliva que queda entre una campaña y la siguiente, según los datos del departamento encabezado por Luis Planas, se sitúan en las 257.000 toneladas. El resultado es un 52% inferior a las existencias iniciales de la anterior campaña.

Tras insistir en que las cifras de partida «no son buenas», el secretario general de COAG Jaén, Juan Luis Ávila, hace hincapié en que a raíz de las condiciones climáticas no se ha formado «todo el aceite que debería». En esta línea, el secretario general de UPA Andalucía, Cristóbal Cano, considera que el motivo que se esconde tras la subida de precios es «claro y evidente» y no es otro que «una segunda muy mala cosecha consecutiva en el país».

La escasez de aceituna también es una problemática que preocupa a los agricultores de Castilla-La Mancha, la segunda región productora de aceite de oliva en el país, solo por detrás de Andalucía. «Nadie está especulando con el precio del aceite», deja bien claro la vicepresidenta de Asaja Castilla-La Mancha, Blanca Corroto.

«El aceite está al precio que está por la falta de aceituna y en principio no va a bajar», destaca para condicionar la evolución de los precios del producto a las previsiones de producción en la primavera. «Si en abril o mayo se estima que va a haber una campaña relativamente buena, seguramente el precio comenzará a bajar, pero hasta entonces los precios se mantendrán como están ahora», pronostica.

Poniendo el foco sobre otro eslabón de la cadena de producción, la multinacional española Deoleo, líder mundial en la comercialización de aceite de oliva, reconoce que el sector se encuentra ante «uno de los momentos más difíciles» de su historia.

Tras asumir el impacto del inflación, el grupo, propiedad del fondo CVC Capital, prevé que los precios el próximo año evolucionen de forma «similar» al comportamiento que han venido registrando en los últimos meses.

«Los primeros indicios sugieren que hay bajos rendimientos y que algunos agricultores han decidido esperar en la recogida y esto puede afectar a su calidad», alertan en la compañía, dueña de marcas como Bertolli o Carbonell. «Más pronto que tarde se revertirá y nos permitirá volver a una situación de precios más razonable», confía la compañía.