Uber se la juega en Barcelona: los motivos que se lo ponen tan difícil
La tecnológica quiere volver a la capital catalana, donde se ha aprobado la normativa más restrictiva que existe para los vehículos VTC
Uber quiere volver a Barcelona. La tecnológica especula con su regreso tres años después de abandonar la capital catalana por decisión de la justicia europea y tras múltiples enfrentamientos con el taxi. No obstante, su vuelta está bajo amenaza: la normativa que aprobó hace una semana el Área Metropolitana (AMB) pone en peligro su modelo de negocio al recortar la flota de vehículos en una ciudad cuyo mercado es innegable.
La nueva legislación exigirá una licencia municipal adicional a cada coche y la aplicación estricta de la ratio 1/30 (1 VTC por cada 30 taxis), algo que no se cumple a pesar de estar establecido en el Reglamento de Ordenación de Transportes Terrestres (ROTT).
Por tanto, los 10.460 taxis diluirán a 348 el número vehículos con licencias VTC, frente a los 799 que hay en la actualidad. Es decir, se eliminarán 451 vehículos. Pero hay más condiciones a las que atenerse, como tener un seguro acorde a la normativa local, cumplir estrictamente con la fiscalidad, la legislación laboral y el medio ambiente.
Regatear y esperar
La empresa aliada de Uber para su vuelta es Yirmi UC Fiesta Omnibus, sociedad creada por los dueños de Cabify en 2015 y que preside Jaime Castellanos, expresidente de Vocento y presidente de Lazard. Yirmi, hasta hace poco denominada Moove Cars Sustainable Transport SL, tiene 75 licencias en su poder, aunque sólo 50 están en Barcelona.
La empresa está participada por Vector Ronda Teleport –tenedora de 200 licencias en Barcelona–, de la que Rosauro Varó es administrador único. Los permisos de Varó, sin embargo, no se podrán transferir a Yirmi porque el reglamento –en línea al decreto del Gobierno— deja claro que cada VTC es intransmisible (artículo 16).
Unauto, la patronal de empresas que operan a través de licencias VTC, quiere impugnar la normativa de Barcelona
Con todo, les queda la esperanza de tumbar la normativa en los tribunales o, al menos, conseguir que se suspenda cautelarmente hasta que la justicia se pronuncie. ¿Cómo? Señalando que invade competencias estatales y que la reducción de la flota de vehículos no puede aplicarse con carácter retroactivo. Las últimas informaciones apuntaban a que tanto patronal de las empresas que operan con VTC (Unauto) como la CNMC presentarían un recurso judicial. De momento no ha trascendido que lo hayan hecho.
¿Sin calendario?
Uber ha iniciado cursos de formación para que los conductores aprendan a utilizar la aplicación, tal y como adelantó Voz Pópuli y ha podido comprobar este medio.
En las instrucciones se les advierte cómo deben comportarse, cuáles serán sus ingresos y de qué variables dependerán. El resto de requisitos van desde tener 5 años de experiencia con el permiso de conducir, hasta aportar el vestuario (traje y corbata) y ser mayor de 26 años.
Fuentes del sector aseguran que el aterrizaje es inminente. La firma, por su parte, dice que no tiene marcada ninguna fecha en el calendario. «Estamos cambiando nuestra manera de trabajar. Y Barcelona no es una excepción. Queremos trabajar con los agentes locales» se limitan a afirmar en un comunicado.
El taxi ya avisa
Desde diferentes sectores del taxi ya han advertido que el ambiente se caldeará, al igual que ocurrió en 2014. En aquella ocasión, la empresa de transporte privado, que prestaba un servicio conocido como UberPop, tuvo que dejar de operar en España por decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).
El fallo dictaba que no se podía mantener aquel modelo porque Uber era «una empresa de transporte y no una plataforma digital de intermediación entre viajeros» –operaba sin licencias–, por lo que no podía explotarse «por conductores particulares».