Telefónica se dejará 300 millones en Brasil por el coronavirus
Los analistas revisan en sus últimos informes el impacto sobre la 'teleco'. Esperan un ajuste de aproximadamente 1.800 millones de reales
No hay duda de que la importancia de Brasil es capital para Telefónica. Es su segundo mercado por volumen de negocio y uno de los enclaves con mayor perspectiva de crecimiento. Pero los retos no paran de acumularse en el país porque a la inversión obligada para no retroceder frente a sus rivales con la compra de Oi se unen ahora nuevas previsiones por el impacto del coronavirus.
La crisis sanitaria en el país sigue haciendo mella en la economía y en el tejido empresarial, lo que empuja a los analistas a ajustar sus cálculos. Para Vivo, la marca que la multinacional telefónica española utiliza en Brasil, sería de 1.800 millones de reales de ingresos (315 millones de euros al cambio) al cierre de 2020 (la nueva previsión es de 43.570 millones de reales y la antigua era de 45.450).
Así lo considera la firma Agora Investimentos, del banco Bradesco, en un informe sobre el sector telco en Brasil y que Economía Digital ha podido consultar. Con todo, las conclusiones de este trabajo elaborado el pasado 6de julio no son malas para Vivo ni para la industria.
«Vemos a las compañías de telecomunicaciones como una opción atractiva para enfrentar este período volátil afectado principalmente por el COVID-19», explican, al mismo tiempo que añaden que ven con buenos ojos anuncios como los acuerdos para compartir red, como el que Vivo ha sellado con la italiana TIM para 2.700 ciudades brasileñas.
Las fortalezas de Telefónica en Brasil
Para Agora Investimentos, Vivo mantiene puntos de resistencia en el país. Uno es su base de clientes, a la que considera de las más resistentes en el sector, aunque no descarta que sufra «cierta presión en 2020». El impacto previsto: una ligera caída del 0,2% en los ingresos por servicios móviles.
Con todo, explican en su análisis, esperan que «2020 siga siendo un desafío para la compañía, principalmente debido al coronavirus, lo que nos lleva a mantener nuestra visión conservadora, ya que la valoración parece equilibrada y los desafíos persisten en los segmentos fijo y móvil».
Lo que está claro es que Telefónica no puede relajarse en el mercado brasileño. El país, pese a que emborrona sus resultados consolidados por el efecto divisa, es una plaza que le reporta una quinta parte del negocio mundial, colocándose por delante de las filiales Telefónica UK y Telefónica Deutschland.
Brasil, no obstante, es actualmente el epicentro de la pandemia del coronavirus en Latinoamérica. Es el segundo país más golpeado por la crisis sanitaria, después de Estados Unidos, al llegar a las 69.184 muertes.
A la espera de la compra de Oi
Además de esquivar los efectos de la pandemia, Telefónica debe acometer una importante inversión en Brasil para no retroceder en el mercado. Debe comprar una parte de los activos móviles de Oi, en una operación defensiva en la que también están interesados el resto de los operadores.
Telefónica llevará a cabo esta operación nuevamente de la mano de la italiana TIM (la firma que preside José María Álvarez-Pallete compraría el 30% y los italianos se harían con el 70% restante), pero deberá estar atenta a los movimientos de varios competidores.
Uno de ellos es Claro, propiedad del magnate Carlos Slim. La firma rival tiene una fuerte posición en el mercado brasileño, tanto en el segmento móvil como en el de banda ancha, reforzado desde que comprara el pasado año la operadora Nextel.
El otro rival que parece interesado en entrar en la pugna es Algar Telecom. Según medios locales, esta empresa telco contaría con el apoyo financiero del fondo singapurense GIC, accionista en España de la torrera Cellnex.
Las condiciones de venta de los activos móviles de Oi ya están sobre la mesa. La previsión es que se adjudiquen al mejor postor, con la posibilidad de que sea también para la segunda mejor oferta, siempre y cuando ésta solo sea, como mucho, un 5 % inferior a la primera.