Sólo Worten puede salvar a los trabajadores de Miró
La plantilla confía en que su socio reciente, que quiere comprar tiendas en España, salve al menos a un grupo de trabajadores
Sólo la cadena portuguesa Worten tiene en sus manos la salvación de algunos puestos de trabajos en Miró, la red catalana de electrodomésticos que se encuentra en concurso de acreedores y que ha abierto un plan para despedir a todos sus trabajadores (339).
La liquidación de la compañía parece inminente y sólo Worten, que ha sido socio comercial reciente de Miró y que ha mostrado interés por adquirir algunos de sus establecimientos, podría salvar algunos puestos de trabajo.
La cúpula directiva de Miró espera que la venta de algunas tiendas o de parte de las oficinas centrales a sus competidores pueda salvar una buena cantidad de puestos de trabajo. «Hay un gran interés en el mercado por comprar tiendas de Miró», ha explicado a este diario el director general de la cadena Matteo Buzzi.
339 trabajadores en vilo
La dirección de Miró confía en que no todos los trabajadores sean despedidos porque tiene la esperanza de que durante el proceso colectivo logre vender establecimientos y transferir los trabajadores a la empresa comprante.
Por las características de las tiendas Miró, sólo Worten se perfila como único comprador. Las grandes cadenas como Media Markt y Fnac optan por establecimientos en centros comerciales o, más recientemente, en calles céntricas con gran flujo de transeúntes.
Además, Worten y Miró han trabajado durante los últimos meses como socios comerciales. Cuando la cadena catalana comenzó a sufrir serios problemas financieros, Worten fungió como proveedor y vendía sus productos a través de las tiendas de Miró. Pero en muy poco tiempo dejó de proveer la mercancía, lo que precipitó la caída de la cadena catalana por tercera vez, según explican fuentes cercanas a la empresa.
ERE sobre ERE
El despido de toda la plantilla ha sido un duro golpe para los 119 trabajadores que había sido afectados por un ERE anterior pactado en junio pero que no han sido indemnizados. La compañía había pactado 25 días por año trabajado, cinco más que los que estipula la ley. Pero sólo un reducido grupo ha podido cobrar. El resto espera, desde sus casas incluso la nómina atrasada del mes de junio.
Miró enfrenta el tercer concurso de acreedores en los últimos cuatro años. De segundo había salido el nuevo comprador, el fondo de capital riesgo Springwater que no ha sido capaz de reflotarla.
La grave situación financiera precipitó la renuncia del director financiero Toni Escribano que había tenido fuertes confrontaciones con el propietario de la compañía, el empresario Martín Gruschka.