Perdedores y ganadores de las compras maestras de la OCU
La Organización de Consumidores y Usuarios elabora polémicos estudios que generan negocios millonarios para algunas empresas
Las «compras maestras» de la Organización de Consumidores y Usuarios, OCU, esos productos estrella que se nombran tras elaborar ciertos análisis técnicos y de laboratorio, terminan recomendando la compra de productos y también instan a los consumidores a vetar otras marcas.
Las «compras maestras» son los mejores productos que, por precio y calidad, la OCU termina recomendando en sus polémicos estudios que han sido criticados hasta por seis patronales de diferentes sectores. La OCU reconoce a los mejores productos de sus análisis y hace difusión de ello en sus revistas.
Los premios suelen tener una importante repercusión en los medios de comunicación españoles que se traducen en fuertes incrementos de ventas. Las marcas seleccionadas aprovechan el tirón y hasta hacen publicidad abierta de este estudio, una acción ilegal, según reconoce la propia OCU.
Cosmética y yogures
Una de las marcas más beneficiadas por los estudios de la OCU ha sido Lidl. En 2014, las colas rebosaron sus supermercados después de que la OCU haya nombrado a su crema antiarrugas como la mejor del mercado. Este año, la cadena ha publicitado el estudio y ha asegurado que ha multiplicado por veinte las ventas y ha agotado el producto. Pero Lidlno ha sido la única.
Cada estudio de la OCU conlleva la alegría de una marca o las quejas de otras. En ocasiones las reclamaciones y demandas también proceden de sectores industriales como en el caso del aceite, la leche o la cosmética.
El estudio de yogures de la OCU dio como ganador a una marca prestigiosa, Nestlé, pero que ha reconocido que sus productos en yogures tienen una aceptación muy modesta en el mercado español. De hecho, el consejero delegado de Nestlé en España ha reconocido que es un sector donde la multinacional tiene una presencia débil.
Pero lo sorprendente no fue el premio de Nestlé sino que Danone, líder absoluto en varios segmentos de yogures y lácteos, quedó en los últimos puestos del estudio. Según la OCU, sus yogures tienen baja calidad y no tenían valores nutricionales óptimos, algo que desconcertó al fabricante francés.
«No estamos de acuerdo, en absoluto, con los resultados de ese estudio», ha respondido Danone a este diario.
Entre los estudios controvertidos también destaca el informe de móviles elaborado en enero de este año. Se trató de una encuesta en la que la marca barata china Xiaomi obtuvo mejor puntuación que teléfonos reconocidos y líderes mundiales como Samsung o Apple. Según el estudio, este móvil chino tiene mejor rendimiento de batería y es más intuitivo que los teléfonos más vendidos del mercado.
En el caso de las batidoras, la OCU destacó a una marca desconocida, Kunft, como la mejor mientras que dio una posición paupérrima a los fabricantes con más prestigio y recorrido como Molinex y Braun.
El caso de la leche
Otro estudio que motivó una crítica generalizada del sector fue el de la leche en 2011 en un sector castigado por la guerra de precios.
En medio de una campaña agresiva de marketing en la que invertía 17 millones de euros anuales, la OCU llevó a la leche de Puleva a los últimos eslabones de sus estudios. Pascual, que ganó en el ranking, salió beneficiada, junto con la marca gallega Muu, que fue distinguida como la «Compra maestra». Dos años más tarde, la entidad publicó un resultado completamente diferente.
Las dudas sobre los criterios técnicos y científicos para hacer los rankings han llevado a algunas marcas a demandar a la OCU. Las patronales e incluso los organismos científicos critican la falta de criterios para la elaboración de estos informes que tienen consecuencias comerciales millonarias. Las empresas afectadas por estos estudios tienen pánico a criticar la OCU por las consecuencias comerciales que pueden sufrir en futuros informes.
«Se trata de un tema muy sensible para la industria», explican desde una empresa cosmética. La OCU, que en teoría es una ONG, ha levantado un negocio millonario a través de la empresa OCU Ediciones, que factura 25 millones de euros al año y que tiene ramificaciones en Bélgica, Luxemburgo y Hong Kong.