Panrico perdió otros 200 millones de euros en 2011
Casaponsa prepara el preconcurso de acreedores al conocer los resultados provisionales. La Generalitat intenta un pacto 'in extremis' para salvar la planta de Santa Perpètua de Mogoda
El nuevo consejero delegado de Panrico, Joan Casaponsa, ha ordenado que se prepare el preconcurso de acreedores del grupo. Según han informado fuentes empresariales conocedoras de la operación, el fondo Oaktree ha puesto esta opción encima de la mesa tras conocer los resultados provisionales del ejercicio 2011. Por segundo año consecutivo, las pérdidas de Panrico casi llegan a los 200 millones de euros.
Fuentes de la dirección reconocen oficialmente que plantean la opción para salvar a la empresa. Por el momento, Oaktree no ha desembolsado el capital que se comprometió a inyectar cuando adquirió Panrico, líder español del mercado de bollería industrial. El entorno de Casaponsa recuerda que la Seguridad Social ha aplazado las cuatro últimas contribuciones que tenían que pagar. Y aseguran que la caja actual del grupo no puede afrontar ni los pagos pendientes ni los que vienen a continuación.
La operación de saneamiento está diseñada, pero choca con los sindicatos de la factoría de Santa Perpètua de Mogoda. A punto de llegar al medio siglo de vida, los directivos aseguran que las condiciones laborales de la plantilla son el 40% superiores al resto de fábricas del grupo, trabajan 55 días menos al año y el absentismo llega al 15%. El próximo lunes es la fecha límite para llegar a un acuerdo que la Generalitat intenta in extremis.
Posturas inamovibles
El nuevo consejero delegado ideó en septiembre, cuando aún no había desembarcado oficialmente en la compañía, un plan de viabilidad que pasa por eliminar los complementos salariales de los trabajadores a cambio de una indemnización, incrementar la jornada laboral y rebajar el absentismo hasta un máximo del 5%. Incluso ha reservado cuatro millones de euros para completarlo. “Si se aplica, los salarios aún estaría el 15% por encima del resto de fábricas”, aseguran los portavoces de Panrico.
El comité de empresa de Santa Perpètua, controlado por CCOO, rehúsa de frente la hoja de ruta. “Queremos negociar, pero no podemos aceptar todas estas condiciones”, afirma el presidente, Pedro Izquierdo. Defiende que los sueldos de muchos trabajadores se reducen a más de la mitad y, a cambio, proponen un plan de bajas incentivadas y prejubilaciones que afecte a 45 personas.
Desde el comité intercentros, que engloba a todos los trabajadores de Panrico de Catalunya y está controlado por UGT, aceptarían el plan con algunas condiciones sustanciales. “Necesitamos un seguro para que en los próximos cuatro o cinco años se mantengan todos los sitios de trabajo y blindar que en Santa Perpètua siempre se fabriquen productos”, explica el presidente, Juan Santos. Asimismo, requiere que se suavice la rebaja salarial para que sea “equitativa y proporcional entre todos los trabajadores de la fábrica”.
A pesar de la presión del calendario, las posturas están alejadas y enrocadas. Los directivos se escudan en la situación económica de Panrico y los sindicalistas en las consecuencias para los trabajadores.
ERE preparado
Casaponsa informó en un comunicado que tienen un ERE preparado que presentará en el Ministerio de Trabajo si las negociaciones no llegan a buen puerto. Se hace el trámite en Madrid porque, además de cerrar la fábrica catalana, “se reordenaría la actividad en las factorías de otras comunidades”, según las mismas fuentes. Pero con la situación económica de Panrico, Oaktree valora si es más positivo sanear el grupo con un preconcurso de acreedores.
Las tres partes de este conflicto laboral -directivos, comité intercentros y comité de Santa Perpètua- esperan que el Departament de Treball les cite a un último encuentro para intentar el pacto. Asimismo, los trabajadores del Vallès Occidental han convocado este sábado una asamblea en la fábrica. Aseguran que el encuentro es informativo, pero recuerdan que en diciembre aplazaron una convocatoria de huelga mientras se realizara la negociación. Y si se cierra la factoría, saldrán a la calle.