Obama contra Botín: el ICO estadounidense presiona al Santander para salvar Abengoa
Los bancos internacionales, contra el criterio de los españoles, son proclives a inyectar 450 millones de liquidez inmediata y realizar una auditoría para acometer los proyectos más rentables, en línea con el informe de KPMG
Las primeras reuniones entre los bancos acreedores de Abengoa, ya con el informe de KPMG sobre la mesa, han venido a dejar claras las divergencias existentes para buscar una salida a la ingeniería sevillana antes de que, en marzo, se vea obligada a entrar definitivamente en concurso de acreedores.
Los españoles, por un lado, y los internacionales, por otro. Dos visiones diferentes de cómo salir de esta crisis, que amenaza con acabar en la mayor quiebra de una empresa española.
Dinero para las nóminas
Ni siquiera existe acuerdo en lo más urgente, poner esos 450 millones de euros que Abengoa, con la caja casi vacía, necesita para afrontar gastos ineludibles hasta marzo, sobre todo el pago de las nóminas a sus más de 24.000 empleados en todo el mundo. Casi 6.000 en España, en su mayoría en Andalucía.
El meollo de la discordia, que ya hizo inviable la operación de rescate planteada por la empresa Gonvarri, del grupo vasco Gestamp, se relaciona con la muy dispar exposición que los bancos tienen a esos casi 25.000 millones de deudas y, sobre todo, con las garantías que cada pasivo conlleva.
Divergencias de criterio entre FFB y el Santander
Disparidad que evidencian los dos principales acreedores, el Federal Financing Bank (FFB), el ICO estadounidense, propiedad del Gobierno que preside Barack Obama y supervisado por la Reserva Federal, y Banco Santander, presidido por Ana Botín.
Abengoa debe a ambas entidades casi 4.000 millones de euros, 2.300 al banco estadounidense (la cuarta parte del total de la financiación de los proyectos) y cerca de 1.600 al Santander.
Pero con una diferencia sustancial. En el caso del FFB, todos esos millones de deuda derivan de créditos otorgados para la financiación de proyectos, básicamente para acometer la mayor planta cilindro-parabólica del mundo, en Arizona, y otra, de menor tamaño, en Los Ángeles. Y Abengoa los devuelve a medida que los proyectos generan flujos de dinero.
Abultado circulante del Santander
Nada que ver con los 1.600 millones de exposición que tiene el Santander, que suma cerca de 400 en ‘project finance’, pero también casi 1.100 millones de circulante, con muchas menos garantías.
Partida que incluye las líneas de crédito con las que Abengoa tira para pagar a los proveedores y también avales, cauciones y otros créditos para financiar operaciones a corto plazo.
En este contexto se enmarca la partida, en la que cada una de los acreedores, en función de la calidad de sus respectivos pasivos, se decanta por una de las dos posturas enfrentadas.
Una, por la que se decanta KPMG en su informe, y en la que se encuadrarían el Federal Financing Bank y el resto de entidades tenedores de pasivos con mayores garantías.
Liquidez y auditoría de proyectos
Estarían decididos a aportar esa liquidez urgente que reclama Abengoa de entre 400 y 500 millones de euros para pagar las nóminas y otros gastos hasta marzo.
Pero, con la condición de que se lleve a cabo una auditoría individualizada de cada uno de los proyectos, de cara a ver cuáles serían, a corto plazo, los que mayores rendimientos pueden reportar.
En el otro bando, el Santander y el resto de entidades con exposiciones más problemáticas, las derivadas de unos 15.000 millones de euros, con una abultada deuda corporativa de casi 6.000 millones y unos 8.000 de circulante.
Ni un euro más
Pasivos de riesgo que imponen la estrategia de no poner ni un euro más, y que, como alternativa, estas entidades andan buscando a algún inversor con el que recuperar la fallida operación, de doble ampliación de capital, que planteaba Gonvarri.
Tampoco está muy claro que la idea de capitalizar deuda, en un ‘rescate a la Pescanova’ vaya a contar con el consenso generalizado de los acreedores, y si es con quitas mucho menos. La mayoría no tiene intención alguna de convertirse en accionistas de la ingeniería sevillana de manera obligatoria.
Enjambre societario
Donde sí parece más fácil que ambos grupos de acreedores puedan ponerse de acuerdo, una vez solventado el problema de la urgente liquidez, es en deslindar las negociaciones de manera particular entre sus cientos de filiales.
El enjambre societario de Abengoa aconseja adentrarse en esta división de las negociaciones entre las distintas filiales.
Solo en Andalucía, el grupo todavía controlado por la familia Benjumea participa en casi 300 sociedades mercantiles, un tercio de las casi 900 en las que lo hace en todo el mundo, de manera directa o indirecta.
De las 474 empresas localizadas en España, el 23% son UTE y el resto, un 77%, sociedades mercantiles que suman casi 5.000 millones de euros de volumen de negocio, proveniente en un 46% de empresas dedicadas a servicios empresariales.