Nissan culpa ahora a Mercedes del cierre de Barcelona
El fabricante japonés asegura que si no se hubiera cancelado la producción de la Mercedes Clase X el proyecto presentado el año pasado tendría validez
A pesar de arrastrar años de agonía, la dirección de Nissan ha encontrado un tercero a quien acusar de ser el detonante del cierre de su fábrica barcelonesa. Hace un año la cúpula europea de la compañía se presentó en España para asegurar que la instalación tenía futuro si se aplicaba un expediente de regulación de empleo (ERE) para 600 personas; a los pocos meses el plan ha quedado en papel mojado debido a que Mercedes decidió cancelar el contrato para producir Mercedes Clase X en la instalación de la Zona Franca. O esto es lo que trata de vender la empresa, sin tener en cuenta su continuado silencio ante las peticiones de nuevos modelos de la plantilla.
El presidente de Nissan Europa, Gianluca De Ficchy, aseguró este jueves en una comparecencia que la anulación del modelo alemán trastabilló la construcción de la prometida planta de pintura y la inversión en los motores de las pick up ensambladas en Barcelona. “La estrategia contemplaba una producción mínima de entre 60.000 y 70.000 unidades, algo que no se estaba cumpliendo”, comparó el ejecutivo.
Nissan defendió que cuando se comprometió a invertir en la fábrica a cambio de un ERE para 600 trabajadores daba por sentado el contrato con Mercedes hasta 2027. La pick up elaborada para la firma alemana llegó a representar el 57% del volumen total de la instalación, pero a comienzos de año se notificó que se dejaría de elaborar esta misma primavera por decisión de la organización germana.
Otro de los “cambios significativos” detectados por la multinacional fue “la contracción del mercado de las pick-up”, lamentó De Ficchy. Y remató: “los volúmenes requeridos ya no se podían cumplir, y ni la asignación de un solo modelo iba a poder revertir la situación de la fábrica”.
La plantilla pide otro modelo desde hace dos años por el fracaso del Nissan Pulsar
La empresa japonesa defiende así que la infraestructura catalana hubiera sobrevivido de no ser por el revés de Mercedes. Nada parece tener que ver que la planta ya lleve más de dos años con la producción bajo mínimos, precisamente después de que el Nissan Pulsar –el modelo que debía salvar un centro ya maltrecho– no cuajase entre el público y se dejara se hacer en 2018.
Su adjudicación ya llegó rodeada de polémica. Solo se alcanzó tras medio año de negociaciones con la plantilla en las que incluso tuvo que mediar la Generalitat y a cambio de un acuerdo para mejorar la competitividad de la planta catalana. Incluía recortes en materia laboral a cambio de una inversión de 130 millones de euros. Apenas estuvo cuatro años en la Zona Franca.
Desde entonces, los trabajadores pidieron la asignación de nuevos modelos, pero no fueron escuchados. En 2019, además, Barcelona perdió la NV200 de combustión, que se fabrica ahora en la planta francesa de Maubeuge utilizando la misma plataforma que la Renault Kangoo. El mismo destino que, al parecer, tendrá la versión eléctrica que todavía se mantiene en Cataluña.
A pesar de las inversiones prometidas por la administración, De Ficchy defendió que la fábrica de Barcelona carece de viabilidad. «Según los últimos estudios realizados, se iba a necesitar de una inversión excesiva que ni el apoyo de las instituciones podía hacer viable», señaló.
El directivo declinó hacer públicos los cálculos del coste de mantener viva la instalación con un nuevo modelo o de cerrarla. Según el secretario de Industria, Raúl Blanco, la factura de la clausura ascenderá a los 1.000 millones de euros mientras que la salvación solo costaba 300 millones de euros.
El cierre de Nissan Barcelona, en diciembre
De este modo, la intención de Nissan es desmantelar paulatinamente la planta hasta su cierre definitivo en el mes de diciembre. Para ello ha colocado al exdirector general de la infraestructura, Frank Torres, al frente del proceso, como adelantó este jueves Economía Digital. Su aterrizaje, procedente de la división rusa, supondrá el adiós de Genís Alonso, hasta el momento consejero delegado de Nissan Motor Ibérica.
La bajada de persiana supondrá el despido de casi 3.400 empleados en Cataluña y se enmarca en el proceso de reestructuración mundial que la empresa ha puesto en marcha. La empresa cerrará los centros de la Zona Franca (Barcelona) y sus dos satélites, Montcada y Sant Andreu.
Además, la organización también abrirá un periodo de consultas en su centro de I+D, el departamento de Compras, el centro de distribución en el puerto de Barcelona y el centro de recambios. No se verán afectadas ni la planta de Cantabria ni la de Ávila.
El consejero delegado del grupo, Makoto Uchida, lamentó la decisión en una rueda de prensa celebrada este mismo jueves y calificó la decisión de «difícil». El ejecutivo aseguró que se «consideraron diferentes medidas» para mantener la operativa, pero que finalmente se optó por la clausura. No sucederá los mismo con la planta de Sunderland (Reino Unido) que, a pesar del brexit, mantendrá su actividad.
Tras el anuncio, más de un centenar de trabajadores iniciaron una concentración en las puertas de la Zona Franca con la intención de cortar la Ronda Litoral.