Los datos desmienten al taxi: su jubilación no peligra
El auge de las autorizaciones VTC no ha provocado que el precio de las licencias de taxi haya disminuido
El argumento utilizado por el taxi para justificar su huelga indefinida y conseguir una legislación contraria a Uber y Cabify es de sobra conocido: la creciente demanda de las autorizaciones VTC — las que utilizan los vehículos de estas plataformas — está terminando con su negocio, ha devaluado el precio de las licencias y, por tanto, ha terminado con parte de su jubilación. Pero los datos muestran otra realidad.
Cuando se retiran, los taxistas venden su licencia — acompañada habitualmente del vehículo — a otro que quiere empezar en el negocio. “Es nuestro plan de jubilación”, aseguraba al respecto el presidente de Fedetaxi, Miguel Ángel Leal, en una entrevista hace ya casi tres años, en la que además calificaba a Uber y Cabify como un “acicate” y no como un enemigo.
«Comprando una licencia nos hacemos con un patrimonio que luego vendemos y tenemos ahí un pequeño plan de pensiones que no tendríamos de otra manera», añadió.
¿Por qué es tan importante la venta? Más allá de recuperar la inversión inicial, muchos taxistas necesitan esta inyección extra. Al estar adheridos al régimen fiscal de módulos, no declaran sus ingresos reales, sino estimaciones de beneficio anual. Ello hace, inevitablemente, que la pensión sea mucho menor una vez se jubilan.
La CNMC tira de las orejas por el precio de las licencias
El sector del taxi siempre ha señalado que la llegada de Uber, Cabify y la proliferación de licencias VTC, cuyo valor también ha alcanzado precios de burbuja — de 36 euros de valor administrativo a 50.000 aproximadamente— , ha restado atractivo y valor a las licencias de taxi.
Pero no hay datos que lo justifiquen. Las cifras disponibles indican, incluso, que es más bien al contrario. La Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC) hizo público en 2016 que “el valor de una licencia de taxi en el mercado secundario ha aumentado un 503,7%” desde 1987.
Pese a que las plataformas de movilidad ya existían en los últimos años analizados —Cabify llevaba desde 2012 operando en Madrid y Uber llegó con UberPop en 2014—, Competencia, no detectó ninguna anomalía, más allá del encarecimiento del precio de las licencias de los taxis.
Fragmento de la CNMC que explica la inflación en los precios de las licencias de taxi.
En el mismo informe [consultar aquí], el organismo regulador apuntó que la rentabilidad de las licencias del taxi fue superior a la del IBEX. “La tasa de crecimiento anual compuesta a la que ha evolucionado el valor de una licencia de taxi en el del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) ha sido del 6,4%, mientras que la que ha seguido el índice IBEX ha sido del 4,2%”, sentenciaba el documento.
Fragmento del documento de la CNMC (página 7).
El diario El Mundo también echó por tierra las quejas del taxi. Los datos publicados en agosto, en base a información facilitada por una decena de las ciudades más afectadas por la presencia de VTC, dejaban claro que el precio medio de la venta de las licencias de taxi tampoco se estaba resintiendo.
Aquí un ejemplo: frente a los aproximadamente 120.500 euros que costaba una licencia en 2011, el valor seis años después aumentó en 17.000 euros, elevando así el precio medio de la transacción hasta los 140.000 euros. Estos mismos precios se pueden consultar en tiempo real en la bolsa de licencias del AMB.
Uber y Cabify no eliminan taxis de las calles
La evolución del número de licencias de taxis es otro termómetro que mide qué impacto han tenido los nuevos modelos de movilidad en el sector tradicional. De nuevo, la información extraída del Instituto Nacional de Estadística (INE) no muestra que la llegada de Uber y Cabify, que operan con las autorizaciones VTC, hayan supuesto la retirada de vehículos de taxis de las calles.
Así, la «investigación exhaustiva que realiza en colaboración con los ayuntamientos, desde 1994», según el propio organismo público, revela que el número total de licencias de taxis en el conjunto de España se ha mantenido constante durante todos estos años, a pesar de que, por ejemplo, las VTC hayan crecido a un ritmo vertiginoso, llegando a hacerlo en un 70% en seis meses.
Lo mismo ha sucedido en las grandes comunidades autónomas, como Madrid y Cataluña, donde se concentran más del 50% del número total de vehículos con transporte de conductor en toda España.
En ambas regiones, que cuentan con más de 8.700 autorizaciones VTC (6.376 y 2.396 respectivamente) y son la principal fuente de ingresos de empresas como Cabify —solo Barcelona supone para la plataforma el 25% de su negocio nacional—, el número de licencias de taxi apenas ha variado.
La recaudación del taxi, también intacta
Visto que el número de licencias no ha disminuido ni tampoco ha caído su valor en el mercado secundario, queda por hacer una pregunta: ¿Han perdido los taxistas parte de su recaudación? Las cifras internas de las administraciones apuntan que la facturación del taxi tampoco se ha visto afectada.
Según la información a la que accedió la pasada semana OKDiario, los taxis de Barcelona, zona cero del conflicto con Uber y Cabify, llevan incrementado su facturación en los últimos años.
La media de recaudación por hora ha crecido un 25%, al pasar de 16,31 euros en 2014 a 20,4 euros en 2018. Estos datos, según cuentan fuentes conocedoras a Economía Digital, se elaboran a partir de las carreras registradas en los propios taxímetros, cuya información se entrega a los diferentes consistorios.
Uno de los motivos de este crecimiento, explican las mismas fuentes, es que más del 80% de los trayectos en taxi se contratan bajo el sistema de mano alzada y no con el de precontratación, donde, según marca la ley, Uber y Cabify no pueden entrar.