Jaume Serra desbarata toda la estrategia del cava en verano
García Carrión lanza una promoción a derribo para vender su ‘ice cava’, rompiendo con el objetivo de revalorización del sector
Los planes del cava para revalorizarse tienen el enemigo en casa. Mientras la D.O. Cava de Javier Pagés trata de impulsar medidas con tal de guiar al sector hacia un producto más premium, García Carrión sigue a la suya. Conocida por su espumoso de dos euros, la firma ataca ahora otra de las iniciativas con las la D.O. pretendía distinguirse: el ice cava, una idea que tomaron muchas empresas con la que poder vender sus botellas más caras.
El conglomerado de origen murciano acaba de lanzar una oferta para adquirir una docena de botellas de Ice Jaume Serra por 45 euros. Es decir, a 3,75 euros el envase de 75 centilitros, muy por debajo de lo que las grandes empresas del sector –Freixenet y Codorníu— comercializan esta variante.
Por ejemplo, Codorníu vende su versión del célebre Anna de Codorníu con la etiqueta “ice edition” por 9,95 euros la botellas. Este cava semiseco se vende al mismo precio que las variantes más caras de la enseña. Mientras, Freixenet Ice está al mercado por 8,95 euros, dos euros más que el Freixenet Cordón Negro, el cava en el que se inspira.
El ‘boom’ de este tipo de productos surgió tras comprobar las dificultades para vender cava fuera del periodo navideño. De hecho, marcas como Juvé y Camps sólo logran concentrar el 25% de su facturación en los primeros seis meses del año, pues concentran casi toda la distribución para los últimos meses del año.
Así, se pretendía crear la imagen de que el cava podía funcionar como cóctel a pesar de las reticencias de los puristas del sector, que consideran el hecho de tomar este espumoso hielo poco menos que una herejía.
Las medidas de la D.O. Cava
Si el ice cava surgió de las propias marcas, la D.O. Cava sí tiene propuestas propias para frenar la división del sector tensado entre los grandes fabricantes y aquellos productores que abogan por un producto de mayor calidad para diferenciarse de otros vinos como el prosecco. Hasta nueve bodegas abandonaron en abril de 2018 la denominación de origen para fundar el sello Corpinnat bajo el que agruparse y poder garantizar así unos estándares más altos.
Pagés, eso sí, ya trabaja en dos vías con tal de agradar a los fugados y poner en valor la marca cava. La primera de las medidas sobre la mesa la segmentación de las botellas según la viña de la que procede el producto para que así el comprador pueda conocer la calidad de la uva y si la botella está elaborada de por un productor artesanal o simplemente un marquista.
El segundo proyecto ya en marcha es el de la zonificación de la D.O. Cava, una de las peticiones históricas de los pequeños productores que impulsaron la marca Corpinnat. Todavía por definir, el plan pasa por delimitar diferentes regiones –como podrían ser Cataluña, Extremadura, Valencia— para hacer explicita la procedencia del espumoso. Dentro de ellas se instaurarán subregiones como podría ser Penedés.