‘Cava Wars’: los pequeños contratacan
Tras años sometidos ante Freixenet, Codorníu y la DO Cava, los pequeños productores tratan de prestigiar la bebida, aunque sin una estrategia conjunta aparente
A la sombra de Freixenet y Codorníu, las pequeñas bodegas del mundo del cava han terminado por organizarse. Cansados del desprestigio sufrido por el producto, varias compañías se han unido para la creación de la marca colectiva Corpinnat, un desafío a las grandes empresas del sector, la DO Cava y otras propuestas anteriores para reivindicar el espumoso de calidad.
La iniciativa llega impulsada por seis compañías de la región catalana: Gramona, Llopart, Nadal, Recaredo, Sabaté i Coca y Torelló. No obstante, la enseña está abierta a todas las bodegas incluidas en la delimitación territorial establecida y aspiran a que sea compatible con la Denominación de Origen Cava. “Tenemos el objetivo de prestigiar nuestro producto”, explican.
Para formar parte de la flamante marca, las firmas interesadas deberán cumplir varios requisitos que hasta ahora quedaban aparcados con el cava. “La cosecha deberá ser manual, con uva ecológica certificada y utilizando variedades históricas, a poder ser autóctonas”, desgranan. La crianza será siempre superior a los 18 meses y el pago a los viticultores llegará a ser superior a los 0,7 euros el kilo.
Además, las bodegas que se adhieran a la insignia tendrán prohibido fabricar para terceros. Una manera de tratar de luchar contra la marca blanca, que en 2017 suponía el 32,75% de las botellas que se vendían en España. Tras años de estrecha relación, Codorníu optó a mediados del año pasado por abandonar la fabricación para cadenas de supermercados como las británicas Tesco y Saintsbury’s.
La DO Cava tiene su propio proyecto para impulsar el espumoso de calidad: el cava de paraje
Sin embargo, la DO Cava ya cuenta con su propia iniciativa para elaborar un producto de calidad. Se trata de los cavas de paraje, con requisitos inferiores a los de Corpinnat, pero a los que se han abonado la mayoría de bodegas de la región con tal de abrirse paso en una nueva línea de negocio.
La alternativa de paraje y la falta de información ha levantado ampollas entre otras empresas de la zona, que han lamentado no haber sido invitadas con anterioridad al lanzamiento.
Y mientras, los rebeldes del cava también han rechazado entrar en la marca. Raventós i Blanc, que abandonó la DO Cava, hace seis años lamenta que no haya «voluntad ni ambición clara de luchar y trabajar por una nueva denominación de origen». Actualmente impulsando la DO Conca del riu d’Anoia –son la única bodega bajo esta firma–, critican que el único fin de Corpinnat sea «la marca». «Es una buena estrategia de marketing», sentencian.
Y los grandes, ¿qué hacen?
En el sector se culpa habitualmente a Freixenet y Codorníu de haber devaluado el prestigio del cava. Poco a poco, Codorníu parece que camina en la dirección de apostar por las bebidas de mayor valor en detrimento de las más baratas.
No obstante Freixenet, el indiscutible líder del sector, se encuentra a la espera de que Henkell, que acaba de adquirir la empresa, redefina su estrategia. Las fuentes consultadas por Economía Digital señalan que las botellas asequibles, desde los tres o cuatro euros, tomarán protagonismo en el futuro de la compañía.