Freixenet afronta un vencimiento de 79 millones de deuda en plena venta
La compañía cerró el último ejercicio con un pasivo de más de 500 millones de euros, equivalente a su facturación de un año
El proceso de venta de Freixenet no ha parado la actividad de la mayor cava catalana, que se enfrenta a un mercado cada vez más competitivo con unos márgenes estrechos y una deuda más que considerable. El día a día no perdona y los vencimientos se le echan encima. Coincidiendo con el cierre de su actual ejercicio, dentro de diez días, Freixenet debe afrontar unos vencimientos de deuda que se comerán el 16% de su facturación anual.
Según las cuentas consolidadas del grupo catalán del ejercicio 2014-2015, a las que ha tenido acceso Economía Digital, este próximo 30 de abril Freixenet debe pagar 79,3 millones de euros, más de la mitad de su deuda financiera a largo plazo. Esta cantidad se reparte a partes casi idénticas entre préstamos y pólizas de crédito.
Freixenet es una compañía altamente endeudada, aunque también cuenta con unas reservas considerables. El grupo cerró el último ejercicio con más de 500 millones de euros de deuda, equivalente a la facturación de un año, aunque con un patrimonio de 245 millones, con lo que no debería tener problema para devolver los préstamos que vencen o refinanciar las pólizas.
El pasivo sube
La compañía vio engordar en el último año su pasivo en 23 millones, mientras el patrimonio sólo creció en 6 millones. La principal deuda, la financiera, se disparó en 44 millones, hasta los 340, sobre todo la corriente, que se cubre con pólizas de crédito y préstamos a corto plazo.
La deuda a largo plazo también creció en casi 8 millones, hasta rozar los 150 millones de euros, de los que cerca de 80 millones vencen a final de mes. Estos datos son del pasado ejercicio, con lo que la refinanciación de las pólizas puede haber reestructurado el pasivo de la compañía, con un plazo medio de vencimiento más prolongado.
Freixenet también cerrará el 30 de abril su ejercicio 2015-2016, en el que la compañía prevé volver a crecer después de un 2014 en el que sus ingresos cayeron un 5,5%, hasta los 503 millones, y los beneficios más de un 70%, hasta los 2,2 millones. Fue un ejercicio marcado por la caída de ventas en su principal mercado, Alemania, por la subida de precios fruto de un cambio de estrategia comercial.
Con la venta en ciernes
La multinacional Henkell está estudiando estas cuentas para decidir si lanza una oferta vinculante por Freixenet y sin duda los bajos márgenes y la alta deuda son los mayores retos que presenta la compañía. Eso sí, la empresa alemana, que pertenece al grupo Dr.Oetker, cuenta con músculo financiero suficiente como para afrontar la compra y reestructuración de la cava catalana.
Quienes cuentan con menos músculo son los Ferrer, la rama familiar mayoritaria de Freixenet con el 42% de las acciones, que quieren comprar el resto a las familias Hevia y Bonet. Enrique Hevia levantó la liebre poniendo su 29% a la venta por desacuerdos con la gestión de Pedro Ferrer, consejero delegado, y los números parecen darle la razón.
Los Ferrer han pedido un crédito de entre 120 y 130 millones de euros para igualar la oferta de Henkell, aunque están teniendo problemas para reunir los avales que satisfagan a la banca. Precisamente la alta deuda y los márgenes han tirado para atrás a alguna de las entidades acreedoras de Freixenet, que ha rechazado entrar en el pool de bancos que haga posible la oferta de los Ferrer.