El factor clave que lastra a Freixenet encumbra a García Carrión
La marca Jaume Serra planta cara a las grandes cavas gracias a sus instalaciones automatizadas y al trabajo precario
Las tres ramas familiares propietarias de la mayor cava catalana, Freixenet, están a la greña en parte por la gestión de la compañía en los últimos años. Una de las familias, los Hevia, creen que la empresa no es lo suficientemente competitiva, por lo que quiere vender su parte. Los Ferrer, que se harían con el 100%, necesitan crédito, pero la banca se ha dado cuenta de lo mismo, por lo que pide que se profesionalice la gestión y se ahorren costes.
Los últimos resultados de Freixenet evidencian que ha vivido tiempos mejores. Tanto sus ventas como sus márgenes han bajado. En el ejercicio que cerró en abril de 2015, la compañía facturó 503 millones de euros, un 5,5% menos que en el ejercicio anterior, y ganó sólo 2,2 millones de euros, muy por debajo de los 7,7 de 2014 y de los más de 30 millones que había llegado a ganar antes de la crisis.
Fuentes del sector apuntan que Freixenet es una de las compañías con menor productividad. De hecho, es vox populi en la comarca del Penedés que no hay suficiente trabajo para los 2.000 empleados del grupo, más de la mitad de los cuales trabajan en la zona. Al otro lado de la balanza se sitúa Jaume Serra, marca del grupo J.García Carrión, que hace frente a los gigantes del cava con 50 trabajadores.
Modernas instalaciones en una finca del siglo XVII
«Producen 50 millones de botellas con 50 trabajadores. Es un ratio de productividad espectacular, porque lo tienen todo mecanizado», apuntan dichas fuentes sobre Jaume Serra. Sus bodegas se encuentran en El Padruell, una modernas instalaciones en una finca del siglo XVII en el municipio de Vilanova i la Geltrú.
Jaume Serra era una cava modesta hasta que pasó a formar parte de García Carrión, el grupo al que pertenece Don Simón. La marca se creó en 1943, fundada por un empresario del mismo nombre. En 1975, la familia Rato, que en 1956 había adquirido El Padruell, compró la marca Jaume Serra y la trasladó a la finca de Vilanova i la Geltrú. La familia García Carrión se hizo con la compañía en 1997.
Diez veces más competitivo
Los datos de ventas y producción en España son más que opacos. Muchas de las compañías no dan datos, o éstos no son fiables, mientras las organizaciones del sector dan datos globales pero no entran en la guerra entre empresas. Freixenet había llegado a producir unos 200 millones de botellas al año, aunque son datos no oficiales. Esto daría un ratio de 100.000 botellas por empleado al año.
Como contraste, Jaume Serra tiene un ratio alrededor del millón de botellas por empleado, es decir, diez veces más alto que Freixenet. Según García Carrión, producen más de 100 millones de botellas al año –aunque no da datos exactos–, pero la capacidad de las instalaciones es de unos 60 millones. Esta alta productividad se consigue con innovación: «Está todo totalmente robotizado», apuntan desde el grupo.
Con esta alta productividad, Jaume Serra puede plantar cara a las grandes bodegas vendiendo botellas a dos euros, menos de la mitad de lo que vale el cava de gama más baja de los grandes fabricantes. Esto les está poniendo en un aprieto y ya ha situado a Jaume Serra como la tercera compañía del sector en ventas.
Salarios más bajos
Pero García Carrión tiene otros trucos para vender a dos euros, como los costes laborales. Jaume Serra paga salarios muy por debajo de los que marca el convenio del sector, según han denunciado fuentes sindicales, ya que en lugar de aplicar el convenio del cava, aplica el del vino de la provincia de Barcelona. Las diferencias salariales entre son enormes, de entre 500 y 900 euros al mes en todas las categorías.
«Es imposible vender una botella de cava a dos euros. No sólo es el precio de la uva, es que tiene que estar al menos nueve meses en bodega, hay que abrirlo, embotellarlo, etc.», explican fuentes de CCOO. El sindicato ha denunciado las diferencias salariales y estudia presentar alguna reclamación laboral, pero pide al Consell Regulador del Cava y a las grandes empresas del sector que actúen, porqué este hecho «no solo perjudica a los trabajadores de Jaume Serra, perjudica a todo el sector».