El Corte Inglés: Marta Álvarez exige una presidencia plenipotenciaria
La heredera de Isidoro Álvarez quiere tener funciones ejecutivas y no ocupar una función puramente institucional como sí se limitó a Dimas Gimeno
Marta Álvarez no sabe ejercer el poder de otra forma. Y si hasta ahora ya mandaba en El Corte Inglés a pesar de ser una simple consejera dentro de la estructura ejecutiva, con su asalto a la presidencia no se convertirá en solamente un rostro. La también accionista quiere mantener las funciones ejecutivas en su nuevo cargo después de descabalgar a Jesús Nuño de la Rosa. Su ámbito de actuación: la totalidad de las divisiones.
Fuentes de la compañía explicaron a Economía Digital que la nueva estructura se aprobará en el consejo de administración del próximo mes de julio, tradicionalmente celebrado durante la última semana –excepto contratiempos vacacionales–. Sobre la mesa se pondrá el nuevo reparto de funciones del ahora trío que llevará las riendas de la empresa: Marta Álvarez en la presidencia y Nuño de la Rosa y Víctor del Pozo como consejeros delegados.
Otras voces consultadas van más allá y sostienen que la hija adoptiva del expresidente Isidoro Álvarez tomará con más fuerza su papel en el día a día de la empresa, tanto en las ventas como en los frentes corporativos que El Corte Inglés tiene abiertos: la venta de una cartera inmobiliaria y la consecución del investment grade por parte de las agencias de calificación. “Si hasta ahora ya hacía y deshacía, ahora lo hará con mucho mayor motivo”, explican.
Será la principal diferencia con el esquema que tenía la cúpula hasta el pasado verano. Entonces, Dimas Gimeno, sobrino de Isidoro, ocupaba la presidencia, aunque limitada a una función puramente institucional después de que en octubre de 2017 los grandes almacenes nombraran a Nuño de la Rosa y Del Pozo como consejeros delegados.
Con Marta Álvarez campando a sus anchas también queda por clarificar cuáles serán exactamente las funciones de ambos. Todo parece indicar, eso sí, que Del Pozo se mantendrá al mando de los centros comerciales mientras que Nuño de la Rosa ocupará la presidencia y liderará las cuatro principales filiales de la empresa: Informática, Viajes, Seguros y la financiera.
Las hermanas Álvarez aislaron a un Nuño de la Rosa enfrentado con Víctor del Pozo
En el equilibrio de poderes jugarán un papel fundamental las relaciones personales, y aquí el todavía presidente tiene las de perder. Sus relaciones con Álvarez son mejorables, pues ella prefirió siempre a su nuevo homónimo. Así, segó la carrera de los ejecutivos cercanos a él para aislarlo; una táctica que ya utilizó con Dimas Gimeno antes de tumbarlo del consejo de administración.
En los últimos meses, dos de los protegidos de los protegidos de Nuño de la Rosa vieron frenadas sus carreras. Javier Rodríguez Arias, fichado de BBVA en septiembre, debía ser el máximo responsable financiero, fiscal y contable, pero la batuta sigue bajo la mano de Óscar Fernández de Llano, financiero de confianza de las hermanas Álvarez. Mientras, Javier Catena debía relevar al histórico Carlos Gordovil en el departamento inmobiliario, todavía controlado por el veterano ejecutivo.
Además, las relaciones entre Nuño de la Rosa y Del Pozo tampoco son buenas. Las tensiones estallaron ya en septiembre debido a que el segundo se consideraba por encima del recién nombrado presidente al tener bajo su mando más del 75% de los 15.500 millones que el conglomerado facturó en 2016. El ejecutivo creía que él merecía ocupar el despacho oval de El Corte Inglés.
Marta Álvarez cierra el círculo un año después
Un año después de la guerra fratricida que la enfrentó a su primo Dimas Gimeno, Marta Álvarez hace realidad su gran aspiración. La ahora consejera siempre contó a su círculo la voluntad de ser presidenta de los grandes almacenes. Sin embargo, no pudo tomar el poder con el último cambio porque debía ganarse el favor de la vieja guardia –Carlos Martínez Echevarría y Florencio Lasaga–, el jeque Hamad bin Jassim bin Jaber Al Thani y el independiente Manuel Pizarro. Eran partidarios de alguien con experiencia en la gestión y que no estuviera salpicado por la guerra familiar.
Por ello,optó por Nuño de la Rosa, que en su palmarés contaba con el acuerdo de refinanciación de la deuda con la banca que alivio el horizonte financiero del gigante del comercio. Se le puso una misión: lograr el investment grade con tal de poder financiarse a través de inversores de primer nivel y facilitar una posible salida a bolsa en el futuro.
Menos de doce meses después y con las aguas ligeramente más calmadas –a la espera de varias sentencias en su enfrentamiento judicial— Álvarez sí logró el apoyo gracias a la fuerza que le da el control accionarial de los grandes almacenes con Cartera de Valores IASA, que suma el 22,1% del capital. Allí, comparte accionariado con Dimas Gimeno, limitado a una posición testimonial al ser minoritario y no tener capacidad de decisión.
Y la ambición de las hermanas Álvarez podría no quedarse aquí. Según publicó hace semanas Hispanidad, el plan pasa por asaltar también la Fundación Ramón Areces, poseedor del 37,9% de El Corte Inglés. Actualmente presidida por Lasaga, su intención es la de colocar a Cristina Álvarez, ahora mismo vicepresidenta, al frente. Sería un cargo que potenciaría su visibilidad dentro de una entidad que ya dominan, pues la mayor parte de los patronos son cercanos a ambas.