El Corte Inglés: así será la restructuración de su plantilla
Los grandes almacenes quieren recortar los servicios centrales ante las duplicidades detectadas y reforzar las divisiones de ventas
El Corte Inglés detectó hace meses que en sus oficinas sobra personal. La cadena de grandes almacenes suma 92.000 empleados y se ha puesto entre ceja y ceja encontrar el modo de ordenarlos para ganar eficiencia. “No habrá despidos”, aseguran. Por el momento hablan de recolocaciones desde puestos administrativos a cargos que potencien las distintas unidades de ventas.
Como informó Hispanidad hace meses, los grandes almacenes presididos (todavía) por Jesús Nuño de la Rosa contrataron a la consultora de recursos humanos AT Kearney con tal de reestructurar los servicios centrales. Ahora, Expansión aporta más datos al ajuste, denominado proyecto Atenea internamente. Arrancado en febrero, el procedimiento se focaliza en las áreas de gestión, donde se podrían estar produciendo duplicidades. “La intención es que la parte administrativa sea la mínima indispensable”, dice una fuente al medio.
Así, la reordenación afectará a alrededor del 10% de la plantilla. Además, no sólo implicará a trabajadores sino también a directivos y mandos intermedios de los departamentos de compras, márketing, gestión, recursos humanos, logística y escaparatistas.
AT Kearney focaliza sus esfuerzos en dos puntos: mejorara los procedimientos de cada departamento en busca de una mayor eficiencia en el día a día y conocer el porcentaje de empleados que puede abandonar las oficinas para comenzar a trabajar en las tiendas, tanto físicas como digitales.
La reestructuración de El Corte Inglés se aplicará hasta 2020
El trabajo comenzó en los servicios centrales, que ocupa a unas 4.000 personas. El siguiente paso fueron las 11 unidades territoriales en las que divide la estructura El Corte Inglés, pues cada una tiene su propio equipo de gestión que suman unos 5.000 empleados.
“El proyecto supondrá una necesidad de formación, pero no se prevé que los cambios afecten a demasiada gente”, dice una fuente anónima a Expansión. Además defiende que el traslado a las tiendas será deseado por los incentivos que se perciben en este tipo de centros y las posibilidades de ascenso. De negarse, trabajador y empleado podrían negociar una salida pactada.
El ajuste no será de un golpe y se vendrá aplicando de forma paulatina hasta finales de 2019. La primera conclusión a la que llegó AT Kearney es la necesidad de incrementar la inversión en tecnología, reducir duplicidades y potenciar las sinergias entre departamentos, ahora estancos.