El Santander venderá 6.000 millones de activos del ladrillo
El banco que preside Ana Botín acelera en su objetivo de desprenderse de activos inmobiliarios dudosos un año después de cerrar su gran operación
Banco Santander sigue desaguando su ladrillo. La entidad presidida por Ana Botín ha puesto a la venta una cartera de 6.000 millones de euros, conocida como Apple, en activos inmobiliarios. El objetivo es cerrar un acuerdo para su traspaso este mismo mes.
La venta permitirá al banco cántabro soltar los últimos activos de su mochila de ladrillo tóxico, después de que el pasado verano protagonizara una de las mayores operaciones inmobiliarias de este tipo: la venta a Blackstone de activos que tenían un valor bruto de 30.000 millones de euros.
El fondo norteamericano es un habitual de este tipo de operaciones. En Europa se hizo meses antes con los activos de Bradford& Bingley y en España, tres años antes, adquirió la cartera hipotecaria de CatalunyaBanc por 4.123 millones de euros para que BBVA avanzara en la integración del negocio financiero de la antigua caja catalana.
El Santander se une a una firma de EEUU
El Banco Santander –al igual que el resto de financieras que han acometido operaciones similares– optó por la creación de una sociedad conjunta con el fondo estadounidense. El banco participaba al 49%, tal y como parece que volverá a hacer esta vez.
La decisión viene condicionada por dos motivos: la presión de los supervisores –amenazan con penalizaciones por las nuevas normas de provisiones– y el gran apetito de los fondos de inversión, que se han hecho con 67.000 millones de euros en ladrillo en los últimos cinco años.
Tras los pasos de Caixabank y Banc Sabadell
Las entidades financieras han sido noticia durante el periodo estival porque ha acelerado en este tipo de operaciones. La banca catalana ha sido el gran ejemplo.
El 28 de junio Caixabank anunciaba que soltaba 7.000 millones de euros de sus activos tóxicos. Colocó su negocio inmobiliario en una operación estructurada en dos partes: el 80% de los activos inmobiliarios y la filial Servihabitat, recuperada el pasado 8 de junio.
Banc Sabadell, por su parte, ultima la venta de su ladrillo tóxico repartidos en cuatro carteras: Challenger, la mayor, con activos valorados en unos 5.000 millones de euros; Coliseum y Makalu, de unos 2.500 millones, y Galerna, ya vendida por 900 millones a Axactor.