La OCU desvela una peligrosa práctica del mundo de los videojuegos que involucra a menores

La habitual práctica de los micropagos ha sido denunciada por la Organización Europea de Consumo, de la que forma parte la OCU

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Desde hace ya varias décadas, los videojuegos representan uno de los hobbies predilectos de niños y adultos alrededor de todo el mundo. Desde los hoy adultos que crecieron a los mandos de la Gamecube o la Nintendo 64, hasta las generaciones actuales que hacen lo propio de la mano de la Nintendo Switch o la PlayStation 5.

Una industria que ha crecido a pasos agigantados a medida que la tecnología se lo ha permitido. Cada nueva generación de consolar ha ido puliendo más y más la experiencia, cambiando radicalmente aquellas experiencias en 8 píxeles que los niños de los 90 disfrutaban en los televisores de tubo, hasta la experiencia fotorrealista que a día de hoy ofrecen los videojuegos.

La denuncia de la OCU sobre una práctica poco ética de los videojuegos

Sin embargo, todo desarrollo conlleva dos vertientes, una parte positiva y otra negativa. Y desde hace menos de una década, los micropagos se han convertido en una de las prácticas más denunciadas no solo por los jugadores, sino también por los organismos que protegen a estos usuarios. Y precisamente esta semana, la Organización Europea de Consumo, de la cual forma parte la OCU, ha elaborado una denuncia en lo relativo a esta cada vez más habitual práctica.

Una denuncia a la que la OCU se ha sumado a otros 21 grupos de defensa al consumidor de un total de 17 países, que no solo han puesto en entredicho esta habitual práctica, sino que han llegado a asegurar que estas microtransacciones son un mecanismo utilizado para “engañar a los consumidores”, acusando directamente a juego como Fortnite, Roblox, Clash of Clans, NBA 2K o EA FC 24.

Una denuncia que involucra la actividad que afecta a menores de edad

Pero, más allá de ser una práctica poco defendible, ¿en qué se basa la denuncia de la Organización Europea de Consumo? En primer lugar, aseguran que las empresas responsables de este tipo de micropagos hacen uso de “tácticas engañosas que no cumplen con las reglas de la Unión Europea”, ya que los jugadores, realmente, no pueden ver el coste real de los objetos digitales, lo que les impulsa a seguir gastando.

Sin embargo, el verdadero punto en el que se ha basado la denuncia es en la forma en la que estos micropagos afectan a menores de edad. El informe elaborado apunta que un 84% de los niños de entre 11 y 14 años hacen un uso asiduo de los videojuegos. Y no solo eso, sino que el gasto medio en compras dentro de juegos ha alcanzado el año pasado los 39 euros, seis euros por encima de la cifra que marcaba la pandemia.

Un problema real en el que se incita a menores a consumir dentro de videojuegos a través de tácticas completamente azarosas, siendo una actividad estrechamente vinculada a la ludopatía, motivo por el que tanto la OCU como el resto de 21 grupos europeos instan a regular este sistema y dejar de lado todas aquellas prácticas denominadas engañosas, agresivas e injustas.

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