La OCU lanza un mensaje urgente: comer en la playa puede ser peligroso

La Organización de Consumidores y Usuarios advierte sobre los riesgos de disfrutar de una comida en la playa

Comer en la playa podría conllevar muchos más riesgos de los que crees.

Comer en la playa podría conllevar muchos más riesgos de los que crees.

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En pleno verano, y con los termostatos marcando temperaturas que, en muchas ocasiones, superan por mucho los 40ºC, existen pocos planes más apetecibles que disfrutar de un día de playa. De hecho, en aquellos días libres, son muchos los que apuestan por pasar una jornada completa en la playa, con todo lo que ello conlleva.

Todos ellos se plantan a primera hora de la mañana en la arena, con un tupper de la mano, preparados para no volver a casa hasta bien entrada la noche. Sin embargo, en lo relativo a la comida en la playa, desde la OCU han desvelado que puede ser una práctica que conlleve consecuencias negativas si no se toman las precauciones adecuadas. Y hoy os hablaremos de todos estos riesgos.

Todos los riesgos derivados de comer en la playa, al descubierto por la OCU

Es posible que no se nos ocurran muchos planes tan apetecibles como disfrutar de una deliciosa comida a la orilla del mar mientras el agua nos golpea los pies. Por ello, desde la OCU han considerado conveniente advertir sobre los peligros que conlleva esta práctica, cada vez más habitual. Unos riesgos que comienzan por algo muy evidente: en verano, de la mano del calor, los riesgos de comer alimentos en mal estado aumentan exponencialmente.

Las altas temperaturas favorecen el crecimiento de microorganismos en los alimentos, y esto, sumado a que la cadena del frío se puede romper más fácilmente, implica que es mucho más sencillo que los alimentos se pongan malos en verano. Especialmente cuando los metemos en un tupper o en una bolsa que no ha sido correctamente refrigerada.

A las altas temperaturas, la OCU también añade la humedad como un factor clave que puede aumentar la facilidad para sufrir una intoxicación al comer en la playa, ya que también posibilita que los alimentos se pongan malos más fácilmente. Sin embargo, también remarcan que, con ciertas medidas de seguridad, esta práctica puede ser segura.

En primer lugar, hablan de dos métodos para mantener la comida en perfecto estado incluso cuando vamos a la playa: en el congelador la temperatura debe estar por debajo de los -18ºC, mientras que, a la hora de guardarlos en la nevera, o en una de esas mini neveras portátiles que muchos llevan a la playa, la carne y pescado deben estar entre 1 y 4ºC, mientras que el resto podrán estar entre 5 y 8ºC.

Más allá de esto, desde la OCU también han elaborado una lista de imprescindibles para hacer más segura cualquier comida en la playa: extremar la higiene personal, utilizar recipientes limpios y herméticos, dejar los alimentos bien tapados al ir al mar, recalentar solo aquella comida que vayamos a consumir y, por supuesto comprobar el estado de la comida antes de consumirla.

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