Unicaja prevé reducir a la mitad su pago por el ‘impuestazo’ a la banca en 2025 tras los 88 millones del año pasado
En 2024 el importe fue de 88 millones, lo que contrasta con lo desembolsado por entidades como CaixaBank y Kutxabank, que abonaron respectivamente 493 y 81 millones
El impuesto extraordinario a la banca sigue marcando diferencias entre las entidades financieras en España. Mientras grandes grupos como Caixabank han desembolsado cerca de 490 millones de euros en 2024 por este tributo, entidades como Unicaja y Kutxabank han contribuido con una cifra significativamente menor, en torno a 88 y 81 millones de euros respectivamente.
De cara a 2025, la entidad malagueña prevé que esté «significativamente casi en un entorno del 50% de lo que ha representado para el 2024», situándose en aproximadamente 44 millones de euros, según ha respondido Isidro Rubiales, CEO del banco, ante preguntas de este diario.
El impuesto sobre los ingresos financieros de las entidades bancarias fue aprobado por el Gobierno con el objetivo de recaudar fondos adicionales en un contexto de subida de tipos de interés y elevados beneficios del sector financiero.
Este gravamen, que afecta a las entidades con más de 750 millones de euros en margen de intereses y comisiones netas, ha supuesto una carga para las grandes corporaciones bancarias del país.
Caixabank se ha convertido en la entidad más afectada por este tributo, pero otras entidades con gran presencia en el mercado, como el Banco Santander y el BBVA, también han tenido que hacer frente a importes considerables.
Lo que diferencia los pagos de unas entidades y otras es que el impuesto tiene un tipo progresivo que varía según los ingresos de cada banco. Por esta razón, los bancos que obtienen entre 1.500 y 3.000 millones de euros pagan un 4,8%, mientras que los que ingresan más de 5.000 millones de euros abonan un 7%.
Nuevo modelo estratégico
La entidad ha aprobado además un plan estratégico para «consolidarse como un banco universal con un enfoque en la rentabilidad sostenible y la transformación digital». Para ello, Unicaja centrará el foco en la «transformación de la banca minorista» y en el «crecimiento en banca de empresas».
Según ha señalado Rubiales, el objetivo del banco es posicionarse como «el banco principal» de sus clientes. Específicamente, esto le permitirá diversificar sus ingresos mediante el incremento del peso de comisiones, margen de consumo y empresas sobre el margen bruto. Y, en este sentido, Unicaja lanzará por ejemplo un programa de huchas digitales y de financiación de vehículos sostenibles para empresas y autónomos.
Este plan contempla además una inversión de 250 millones de euros en tecnología e inteligencia artificial, una reingeniería de procesos para mejorar la eficiencia. Esta es una respuesta a las numerosas reclamaciones que ha recibido a lo largo del año, que la han posicionado por encima de las de Sabadell o Bankinter. Se situó como la cuarta entidad bancaria con más demandas a favor de los clientes, según la Memoria de Reclamaciones de 2023 del Banco de España.
350 contrataciones en 2025
Otra de las claves de su plan estratégico es la ampliación de la plantilla, tras verse modificada y mermada en diversas ocasiones desde su fusión con Liberbank. En el cuarto trimestre de 2024, sin ir más lejos, Unicaja llegó a un acuerdo con los sindicatos para despedir a 150 empleados a cambio de contratar otros 150 en 2025. Una decisión que, por otro lado, le ha costado unos 40 millones de euros.
A esta cifra se le sumarán, como ha adelantado el CEO de la entidad financiera, otros 200 empleados a lo largo del año. Unicaja se plantea así dar trabajo a especialistas para puestos estratégicos, como los enfocados en riesgos, inteligencia artificial, experiencia del usuario, experiencia del cliente y tecnología.
El banco espera que estas iniciativas contribuyan a la mejora de su rentabilidad, con un margen de intereses superior a los 1.400 millones de euros anuales y una ratio de eficiencia por debajo del 50%.
Además, Unicaja ha manifestado su intención de aumentar la retribución a sus accionistas, con un dividendo ordinario que alcanzará el 60% del beneficio neto. A partir de 2026, la remuneración total podría superar el 85% del resultado acumulado del periodo estratégico, sumando dividendos adicionales.