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Los incentivos fiscales para productoras de cine y series superan los 300 millones desde 2015
La medida impulsada por Hacienda hace una década ha dinamizado los rodajes nacionales e internacionales en España, un sector en auge gracias a las series que han tenido en el primer South Festival de Cádiz su gran escaparate
Rodar en España está de moda y además sale a cuenta. Ésta es una de las conclusiones que se extrae del informe Objetivos y alcance del primer estudio sobre el impacto para España de las inversiones en cine y series extranjeras, elaborado por la Spain Film Commission, que analiza los datos del Ministerio de Hacienda y Función Pública del Gobierno de España relativos a la tabla de Revisión de Beneficios fiscales de 2022.
En concreto, desde que Hacienda puso en marcha en 2014 los incentivos fiscales para los rodajes de productoras nacionales e internacionales en todo el territorio español, las empresas del audiovisual han recibido de vuelta más de 300 millones, de las que han sido beneficiarias casi mil producciones, entre producciones españolas y extranjeras.
Desde el ejercicio fiscal de 2015, el primero que se contabiliza con la aplicación de esta medida recogida en la Ley del Impuesto sobre Sociedades, las deducciones fiscales han sumado un total de 311,5 millones de euros y se han beneficiado 989 producciones.
Tan sólo en 2022, las deducciones por gastos realizados por parte de las productoras ascienden a 70,6 millones de euros, es decir, ésta es la cifra que ha retornado a las empresas que han puesto en marcha en nuestro país rodajes de producciones nacionales o extranjeras, en concreto han sido 171 producciones: 119 españolas y 52 extranjeras. El primer año de entrada en vigor de esta medida, en 2015, la deducción fue de tan sólo 6,3 millones de euros y sólo se beneficiaron 36 producciones españolas.
Que la cifra de incentivos fiscales sea tan alta y que la progresión sea tan notable deja, de entrada, dos conclusiones inmediatas: las productoras nacionales e internacionales sitúan España como uno de los territorios donde es más económicamente ventajoso rodar, más allá de la fama universal de nuestras localizaciones para rodajes.
Las costas, el patrimonio natural, el legado arquitectónico de siglos y la singularidad urbanística de nuestros pueblos y ciudades son elementos apreciados por directores y localizadores de todo el mundo; pero también es muy apreciado que cuando se decide rodar en un territorio se cuente con profesionales capaces de incorporarse a un equipo internacional y que en el balance económico al final sea alto.
Eso, hoy en día, lo da España gracias a estas deducciones fiscales largamente peleadas por el sector durante años y que ponen a nuesro país en pie de igualdad a la hora de competir con países con larga tradición como escenarios de rodajes como Malta.
La segunda conclusión es que esta industria, la del audiovisual y sus rodajes, es uno de los sectores de negocio que más riqueza genera y que tiene más futuro en la industria cultural de nuestro país, un auge que viene además de la mano de la popularidad y crecimiento que han experimentado la producción de series en todo el mundo con la popularización de las plataformas desde hace una década.
La celebración en Cádiz, hasta el pasado jueves, de la primera edición del South International Series Festival ha dado buena muestra del vigor de la creación en serie. De hecho, este festival ha acogido uno de los estrenos que mejor refleja qué significa que una producción internacional se interese por rodar en España.
Con 2,9millones de euros de presupuesto, South Festival es una iniciativa desarrollada por la productora Womack y con dirección de Joan Álvarez, que ha contado con los apoyos de la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Cádiz, la Diputación provincial y desde el sector privado, de Movistar y Mediaset.
En la jornada inaugural del South Festival, se estrenó Mazey Day, el cuarto capítulo de la sexta temporada de la serie Black Mirror, de la plataforma Netflix, una de las series más aclamadas, seguidas y vistas en todo el mundo. Concretamente, el capítulo, sobre una joven estrella de Hollywood que huye de los paparazzi, se ha rodado en Málaga de la mano de Fresco Film, empresa de servicios de producción pionera en el sector con una larga experiencia en producciones internacionales de enorme complejidad.
Sólo en 2019-22, según la web oficial de Fresco Film, gestionó la devolución de 63 millones de euros a sus clientes que por lo general suelen ser productoras internacionales que necesitan de la guía sobre el terreno de una empresa que le haga de facilitadora de todas las demandas que exige un rodaje. Es decir, todo lo que no sea contenido, caso de exploración de locaciones, permisos, casting, contratación de equipos, catering, transportes, vestuarios, alojamiento y un larguísimo etcétera asociado a los oficios propios de un rodaje además de la tramitación de esos incentivos fiscales.
A grandes rasgos, las inversiones en producciones españolas de largometrajes y cortometrajes cinematográficos y de series audiovisuales de ficción, animación o documental dan derecho al productor o a los contribuyentes que participen en la financiación a una deducción del 30% respecto del primer millón de base de la deducción con el requisito territorial de que el 50% de los gastos deducibles han debido ser realizados en nuestro país.
El límite de la deducción es de un máximo de 20 millones de euros por cada producción y en el caso de las series, la deducción se hace por capítulo con un máximo de 10 millones de euros por episodio. En el caso de los rodajes en Canarias, por insularidad, y de País Vasco y Navarra, por tener una fiscalidad propia como territorio foral, los márgenes son distintos.
«Desde que están vigentes los incentivos fiscales, las empresas de services son fundamentales para el trámite del incentivo. Las majors y productoras de fuera tienen que llegar a un acuerdo con la productora de aquí, abrir una sociedad y juntos acordar cómo y de qué manera se va a gastar el dinero presupuestado para el rodaje, los mínimos exigibles para beneficiarse de la deducción fiscal y un compromiso para que durante un tiempo estén fiscalizadas las cuentas de esa empresa», explica Piluca Querol, directora de Andalucía Film Commission, que forma parte de la Spain Film Commission, sobre la dinámica de trabajo establecida entre productoras españolas y productoras extranjeras, desde las todopoderosas Paramount, Disney o HBO a las que tienen otra dimensión.
Las Films Commissions, no en vano, trabajan muy estrechamente en el proceso de una producción de estas características. Para los apenas 40 minutos de duración del capítulo Mazey Day se eligieron localizaciones de toda la provincia de Málaga: los principales escenarios corresponden al municipio de Ojén, en la falda de la sierra de las Nieves, pero también en la capital se rodó en la venta El Túnel o en la venta José Carlos, en el Puerto de la Torre, que corresponde a la primera secuencia del capítulo, y en el casino de Puerto Banus, en Marbella, entre otros enclaves.
Carlos Montiel, director de la programación de Industria del South Festival, insiste en esta vertiente: la riqueza y el dinamismo que el audiovisual genera en los territorios, aspecto que se ha puesto de manifiesto en Cádiz. «Si la media del rodaje de una película son unos 15 millones de presupuesto, los estudios demuestran que aproximadamente el 10% se queda en el territorio», indica sobre unos números que empieza a protagonizar también el sector de las series con gran presupuesto, caso de los títulos de las plataformas por streaming y de un sector que tiene una fortaleza evidente en España al albur de la moda de los truecrime.
El sector prepara un informe sobre la riqueza que genera
El informe de la Spain Film Commission incide en esta clave: los rodajes audiovisuales producen un extraordinario impacto en la economía de los territorios que los acogen. Son innumerables los productos y servicios nacionales empleados en cualquier producción audiovisual y con ellos en el empleo y la riqueza económica que genera. Una tesis que desmonta el manoseado sanbenito del cine subvencionado.
Según los responsables de la Spain Film Commission, la mayoría de los países de nuestro entorno conocen el detalle de la rentabilidad económica que genera en un territorio el rodaje de obras audiovisuales, particularmente las grandes producciones internacionales, y ese conocimiento está en la base del desarrollo de políticas fiscales específicas encaminadas a su captación.
Pero España carece de datos tan concretos, ni la naturaleza de las producciones que dejan más en el territorio, si son las series o los largometrajes, más allá de las grandes cifras que ya maneja Hacienda.
Es por eso que la Spain Film Commission, en colaboración con Profilm (Asociación de productoras españolas de audiovisual internacional) ha encargado el primer estudio en España sobre el impacto económico de las inversiones en cine y series extranjeras, a Olsberg, consultora internacional de industrias creativas especializada en el sector global de las pantallas.
Está previsto que el informe vea la luz en el primer trimestre de 2024 y que analice el impacto económico completo del incentivo fiscal español a las producciones internacionales en los ejercicios fiscales del 2019 al 2022. Esta iniciativa se enmarca dentro de los planes de acción desarrollados por la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones en el marco de la estrategia España Hub Audiovisual de Europa.