La FDA envía un aviso a la empresa sevillana Jolca por no cumplir la normativa en sus productos de mar

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos advierte de problemas en el procesamiento de las anchoas, el atún y las propias aceitunas

Aceitunas en un punto de venta.

Aceitunas en un punto de venta.

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La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha enviado una carta de advertencia a la empresa de aceitunas Jolca por «infracciones graves de la normativa» referente al pescado y los productos pesqueros. 

La compañía sevillana, que fue notificada hace unos meses, no ha abordado «los riesgos críticos para la seguridad alimentaria», según un comunicado de la FDA. Existía el riesgo de formación de toxinas en las anchoas saladas, el atún en aceite y el atún natural utilizados en sus productos. 

Cuando se añade agua a estos ingredientes durante su procesamiento, explica la agencia gubernamental estadounidense, se crean «las condiciones propicias para la formación» de componentes tóxicos para el cuerpo humano, «en ausencia de controles adecuados de tiempo y temperatura». 

Alérgenos no declarados 

También ha dado problemas a Jolca el tiempo de cocción y fermentación de las aceitunas, que puede dar lugar a la presencia de otra toxina, llamada ‘s. aureus’. Este peligro, según declara la FDA, es «especialmente preocupante, ya que es termoestable y no se puede eliminar con un procesamiento térmico posterior». 

Además, se da riesgo de una serie de alérgenos no declarados, específicamente en las anchoas y el atún. Estos dos ingredientes son importantes, ya que requiere medidas de control para garantizar un etiquetado adecuado. 

La empresa sevillana tampoco contaba con procedimientos de monitoreo y verificación para estos puntos de control, por lo que ponía «en riesgo la seguridad de sus productos del mar». 

Envasado innovador

Jolca es una comercializadora de venta de olivas de mesa. José Gutiérrez Sánchez, fundador de la compañía en 1962, eligió Tomares para emprender su negocio. Al principio, el destino final de las olivas iba a ser la venta a granel en los mercados de la zona, pero el éxito de la iniciativa llevó a que, en 1974, se constituyese como sociedad anónima. 

Así, la empresa dio el paso hacia el envasado y la distribución del producto en todo tipo de establecimientos. En esa época, el envasado de aceitunas en bolsas de plástico fue un proceso innovador, lo que le llevó a crecer en el mercado nacional y, a partir de los años 90, fuera de España. 

Tuvo sede durante 40 años en Tomares, y ahora mismo se encuentra ubicada en Huévar del Aljarafe (Sevilla), tras aprovechar la coyuntura de la burbuja inmobiliaria.  

Con el cambio de fábrica, también innovaron en automatización: la recepción, el lavado, la cocción, la conducción a los patios de fermentación, la clasificación y el envasado no depende de manos humanas. 

Pero su alcance no es solo nacional: sus principales clientes son Estados Unidos, México y algunos países del este de Europa, como República Checa. El paso al mercado americano lo dieron a través del país vecino. 

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