Horse Sevilla busca fabricantes para su tecnología de coche híbrido de autonomía extendida
La apuesta de la empresa está enfocada hacia los coches híbridos, pero no descarta trabajar con clientes que producen eléctricos
Las automovilísticas de España dan marcha atrás con el coche eléctrico, enfocándose ahora al híbrido. Pero este ha sido siempre el objetivo de Horse Sevilla, la antigua fábrica de cajas de cambio de Renault, que ahora se abre al mercado en busca de fabricantes que utilicen su nueva tecnología de autonomía extendida.
La planta sevillana, aunque con sede en Madrid, es la principal de la empresa Horse Powertrain Limited, y está desarrollando lo que llama ‘Range Extender‘. Es la solución al límite de autonomía de los coches eléctricos, que en muchos casos son de uso urbano porque no pasan de los 200 kilómetros de autonomía.
Esto supone un problema en un país como España, ya que no existen muchos puntos de recarga disponibles, según ha apuntado el director de comunicación de Horse, Álvaro Fernández, en un encuentro con periodistas.
Por una razón parecida, en concreto, por la «inacción del Gobierno en favor de la electrificación», el presidente ejecutivo de Seat/Cupra, Wayne Griffiths, anunció su renuncia de la presidencia de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
Fernández ha explicado que, desde Horse, piensan «que el coche eléctrico es el futuro». Pero «no es la única opción», ha apuntado, ya que uno de sus principales objetivos es la descarbonización. Ahí es donde entra el vehículo híbrido, lo que resulta la especialidad de la planta sevillana.
800 kilómetros de autonomía
La nueva tecnología utiliza un motor de combustión interna, que está unido a un generador para producir electricidad cuando la batería de propulsión se agota. En otras palabras: cuando se gastan los 200 kilómetros de energía puramente eléctrica, obtiene otros 600 por un motor de combustible. En total, el alcance es de unos 800 kilómetros.
El proyecto nació para proveer a fabricantes de coches híbridos, como ha sido el caso del acuerdo con la brasileña Marcopolo para desarrollar un microbús híbrido. Pero si un cliente de eléctricos les pide adaptar la tecnología a ese modelo, lo llevan a cabo.
Sin ir más lejos, Horse ya trabaja en este sentido con la automovilística Lecar, también brasileña, para suministrar hasta 12.000 motores al año; y con la chilena Reborn Electric Motors, una de las principales fábricas de autobuses eléctricos del país.
Vuelta al híbrido de las automovilísticas
No ha sido así para otros fabricantes de coches, que han volcado todos sus esfuerzos en los coches eléctricos. Está el reciente caso de Volkswagen, que en Alemania se plantea cerrar fábricas para ahorrarse unos 10.000 euros y que, en España, ha visto reducidas sus exportaciones un 14,7% en el primer semestre del año.
Pero Ford, en Almussafes (Valencia), no está mejor, ya que vendió un 30,3% menos al exterior en el mismo periodo. Resulta contradictoria la política de esta automovilística, que ha renunciado en dos ocasiones a unas ayudas para el desarrollo de los eléctricos de 143 millones de euros del Gobierno, porque su foco estaba en los de combustión.
Y al mayor fabricante de coches del mundo, BYD, le pasa algo parecido: este verano ha llegado a España con su primer modelo híbrido, después de centrarse en la venta de coches 100% eléctricos.
Renault, por el contrario, al focalizarse directamente en los modelos a mitad de camino entre la combustión y la electrificación, se libró de las caídas generalizadas en las ventas internacionales. En verano de 2023, esta empresa formó una joint-venture junto a la china Geely, con una participación de 45% cada una, para desarrollar motores de combustión híbridos, con sus marcas de fabricación respectivas Horse y Aurobay.
El otro 10% pertenece a Aramco, la compañía que aporta con su búsqueda de soluciones de combustibles sintéticos, como el hidrógeno. Horse, mientras tanto, ve este tipo de carburantes como una solución «más a largo plazo», ya que se emplazarían dentro de los motores de combustión.