Termina la huelga de Acerinox: «A las 14:00 empezamos a currar»

Tras las votaciones acontecidas durante toda la jornada del jueves, los empleados de Acerinox han votado en su mayoría «sí a la propuesta», según rezaba la papeleta. El preacuerdo de convenio colectivo se alcanzó el pasado día 10 de junio con la empresa y la mediación de la Junta de Andalucía, e incluye un ERTE. 

La mayoría no ha sido excesivamente holgada, con 984 votos a favor de aceptar el convenio (60%) y 635 en contra, que supone el 40%. Los votos registrados fueron 1.640, sumando una participación del 94.63 % de la plantilla. 

Esta votación ha llegado tras 136 días de huelga y más de 24 millones de euros de pérdidas para la compañía de acero inoxidable. Según han difundido los representantes del comité de empresa esta madrugada, esta mañana de viernes se desconvocará la huelga y a las 14:00 horas retomarán el trabajo. 

Discrepancias 

La votación se ha desarrollado en un ambiente de crispación. Por un lado, muchos trabajadores han apoyado a la mayoría de los sindicatos, a UGT, USO, CCOO y Coordinadora. Estos proponían aceptar el preacuerdo alcanzado con la empresa para terminar la huelga y tener condiciones algo mejores que las iniciales propuestas por Acerinox. 

En palabras de José Manuel Rodríguez Saucedo, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) UGT en Andalucía, «nada más que hay un camino: o aceptar la propuesta de la empresa, o aceptar que va a haber una reducción de empleo importante». 

Por otro lado, la Asociación de Trabajadores del Acero (ATA) se oponía al acuerdo de convenio colectivo. El comité exponía así su visión a través de un comunicado al que tuvo acceso Economía Digital: «Al analizar pormenorizadamente la nueva propuesta de la empresa, no solo vemos que es muy similar a la del CARL (Consejo Andaluz de Relaciones Laborales), sino que en algunos puntos es inferior». 

Estas diferencias han sido el caldo de cultivo de un clima de tensión en Palmones (Los Barrios). José Antonio Collado, representante de Coordinadora, ha declarado por ejemplo que fue agredido en la mañana del jueves y que por esa razón no pudo acudir a la votación. 

Lo que al principio solo eran palabras se fueron haciendo realidad poco a poco, y esta semana «han rajado las ruedas con un cúter» de un miembro del comité de empresa; y «de un compañero de UGT», según manifiesta Rodríguez Saucedo. 

Fuentes de Coordinadora explican a Economía Digital que «las oficinas de los sindicatos son aledañas a la factoría» y que los representantes sindicales reciben «amenazas físicas, empujones y peleas cada vez que alguien se acerca». Por este motivo, la reunión para decidir si este jueves habría o no votación tuvo lugar de manera online. 

Un ERTE 

En el comunicado de la fabricante de acero inoxidable se hace alusión al origen del conflicto: «Acerinox necesita, como iniciativas inmediatas para su viabilidad, ser recapitalizada, tener un modelo organizativo flexible a cinco turnos o uno ajustado a tres turnos y con menos plantilla, y el desarrollo de su plan industrial para su fortalecimiento competitivo». 

Como no hubo acuerdo, finalmente se decidió la segunda opción, la de los tres turnos, y prescindir de parte de los trabajadores. Pero el comité de empresa solicitó a la empresa que considerase su posicionamiento y que retomase la negociación del convenio colectivo de cinco turnos. Y, además, la Junta de Andalucía hizo un llamamiento a ambas partes «para promover un despido colectivo». 

Durante la reunión convocada como consecuencia de estas demandas, el comité de empresa reiteró su posición y finalmente llegaron a un preacuerdo, que ahora ha sido aprobado por los trabajadores. 

La propuesta final de Acerinox supone seis nuevas condiciones. Para empezar, la consolidación de la diferencia con el IPC para 2023, una mejora del plus de disponibilidad, mayor claridad en el texto relativo a dicho régimen, renuncia a la parada total de la fábrica en Navidad y reducción de un día en la pausa de agosto. 

Pero el requisito más problemático es el de acordar un ERTE «como herramienta», según pone el comunicado de la empresa, «para ajustar las necesidades de plantilla». En momento de caída de producción o cuando haya menor carga de trabajo, los empleados no se verán despedidos, sino con una suspensión temporal en la que la empresa garantizará el 85% del bruto de los salarios en el periodo que estén inactivos.