Los empleados de Acerinox se preparan para movilizarse de nuevo por el despido de un trabajador

La empresa ha rechazado esta semana la alegación de los sindicatos ante lo que consideran «acciones desmesuradas como represalia por la huelga»

Trabajadores de Acerinox en la manifestación convocada en Algeciras (Cádiz) el pasado 1 de junio.

Trabajadores de Acerinox en la manifestación convocada en Algeciras (Cádiz) el pasado 1 de junio. EFE / A. Carrasco Ragel

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Los empleados de Acerinox contrarios al convenio colectivo alcanzado hace unos meses con la empresa se preparan para volver a manifestarse. Esta vez es por lo que consideran un despido «sin ningún tipo de justificación laboral» de un trabajador, ya que además lo valoran «como una represalia por los cuatro meses y medio de huelga». 

Fuentes de Acerinox han aclarado a Economía Digital que no hay más motivos que los comunicados al empleado afectado y a los sindicatos. Y dichas razones, según lo expresado por José Antonio Gómez Valencia, miembro del sindicato Asociación de Trabajadores del Acero (ATA), son que pudieron comprobar por medio de las cámaras y de varios compañeros anónimos que dicho trabajador había operado sin el equipamiento de seguridad y había descansado de sus tareas dos horas seguidas. 

Como respuesta, la empresa le impuso una sanción de despido que fue reclamada por los sindicatos. Pero esta misma semana Acerinox se ha pronunciado al respecto, formalizando el cese del trabajador de materiales de frío en cuestión.

Ahora parte de los sindicatos, precisamente los díscolos con el convenio alcanzado para poner fin a la huelga de la planta de Palmones (Los Barrios), han convocado una asamblea a inicios de la próxima semana con los trabajadores para «explicarles cuáles van a ser las movilizaciones consecuentes por el despido del compañero», según ha expresado Gómez Valencia. 

«Propuesta de despidos»

Y, tal y como ha manifestado un miembro del comité de empresa, Alberto Padilla, la abogada de la empresa les ha comunicado que «vienen más sanciones». También lo han confirmado fuentes de la propia empresa: «La situación es que hay un expediente con una propuesta de despidos». 

Todo esto, unido a la cercanía temporal de un cambio de responsable de Recursos Humanos en la factoría, lleva a que los sindicatos acusen a la compañía de tomar represalias contra los trabajadores activos en la pasada huelga, como es el caso del que acaban de destituir. 

Porque Gómez Valencia considera que no hay pruebas para sancionar al empleado en cuestión, ya que «se hubieran detenido todas las máquinas», en caso de que el trabajador hubiera hecho una parada tan larga en su jornada laboral, al ser «una línea de producción continua». Pero el miembro de ATA dice haber comprobado los registros y que no han existido dichas pausas en la producción.   

Alberto Padilla ha señalado también que han consultado al jefe directo del empleado en cuestión, quien «no tiene quejas» de él, y sus compañeros aseguran que es «un trabajador ejemplar».  

El sindicato valora esto, además, un «seguimiento» por parte de la empresa, al vigilar al trabajador mediante las cámaras, incluso en una zona como el área de descanso, donde no están permitidas. 

UGT, Coordinadora y CCOO se desmarcan 

Pero no todas las agrupaciones sindicales están promoviendo las «concentraciones». Este viernes, ATA ha intentado convocar a todas ellas para elaborar una respuesta conjunta a la empresa, pero la reunión «no se ha podido celebrar por falta de cuórum», ha explicado Gómez Valencia. 

«Han faltado tanto UGT como Coordinadora con la excusa de que ya se había hecho una reunión anteriormente para este tema». CCOO, por su parte, ha enviado a dos delegados «que no tienen ni voz ni voto dentro del comité de empresa». 

Estos sindicatos son los mismos que apoyaron la última propuesta de convenio colectivo que hizo Acerinox para acabar con la huelga de la planta de cuatro meses y medio. En palabras de José Manuel Rodríguez Saucedo, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro (FICA) UGT en Andalucía, solo veían «un camino: o aceptar la propuesta de la empresa, o aceptar que va a haber una reducción de empleo importante». 

Las condiciones incluían un ERTE con unas condiciones que satisfizo al 60% de los trabajadores, pero ATA se opuso al acuerdo. 

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