«El gran déficit de Andalucía es la red ferroviaria y el Gobierno entiende que no es importante»
El consejero de Turismo, Arturo Bernal, defiende además una ordenación de los pisos turísticos y subraya el crecimiento de las zonas de interior, a un ritmo mayor que el del litoral
Arturo Bernal, consejero de Turismo y Andalucía Exterior, atiende a Economía Digital en su despacho en el Parlamento de Andalucía antes de poner rumbo a Málaga, donde se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales. Tiene pasado empresarial tras pasar por Siemens Matsushita Components, Hotel-Casino Torrequebrada, Banco Popular y Previsión Española de Seguros.
Ligado a Aínsa (Huesca), sabe lo que es conducir más de 1.000 kilómetros para volver al Pirineo aragonés que le apasiona. “Este año he ido una semana”, asegura orgulloso, tras recordar los sabores de la carne y los platos de cuchara del norte de España y que sólo tuvo una semana de vacaciones por el cambio de gobierno en el que se vió inmerso.
Esto lo conjuga con el gusto por las “microvacaciones” dentro de Andalucía, que no deja de sorprenderle. Nos cuenta cómo le gusta estar, cuando el calendario se lo permite, de viernes a domingo descubriendo destinos del interior de Andalucía, sobre los que destaca que están creciendo en visitantes a mayor ritmo que la costa.
Su visión con el filtro del turismo en Andalucía es la de una región que cuenta con seis pistas de aterrizaje a los que les falta conexión ferroviaria para facilitar el traslado entre los múltiples y atractivos destinos que ofrece la región, que está repleta de experiencias únicas.
El turismo es motor del PIB andaluz, ¿qué externalidades tiene?
Cuando hablamos del efecto transversal que tiene la actividad turística (en este caso, Andalucía) nos referimos al impacto que tiene en otras actividades, como la metalurgia. Por supuesto, hay una relación directa con el transporte, con el alojamiento y los servicios turísticos. Pero, al margen de todos estos, que son efectos directos, se produce también un gran impacto en otros 81 sectores de actividad.
Voy a dar aquí un pequeño paso atrás. En 1978 se estaba gestionando en España la transición a la democracia, y todo el mundo alaba la posición que tuvieron aquellos grandes políticos, que supieron consensuar y definir un nuevo modelo. Pero era un país fácil para hacer eso, porque teníamos al turismo, desde los años 60, completamente encaminado dentro de nuestra sociedad. Nosotros ya nos movíamos con turistas, vivíamos con ellos, nos habíamos incluso casado con ellos. Si no hubiera habido la interacción con otras culturas, con otras sociedades, con otras costumbres, con otros idiomas, con otras economías, posiblemente no seríamos el país que somos ahora.
¿Tiene su contrapunto negativo?
Sí, las externalidades que tienen que ver con la sostenibilidad social y que se han puesto de manifiesto mucho más en los últimos meses. Yo pienso que hay una gran irresponsabilidad por parte de algunos grupos políticos de la izquierda y la izquierda radical, que tienen intereses ocultos y están promoviendo por intereses partidistas una generalización de los problemas que se pueden percibir ahora. Por ejemplo, el hecho de que no hay vivienda para los jóvenes: es algo que ocurre en Andalucía, en el resto de España y en el mundo.
Creo que todas las personas necesitamos una especie de culpable para las cosas que ocurren. Y, rápidamente, si alguien dice que el causante de la falta de vivienda es el turismo, surgen manifestaciones. Lo cierto es que querer señalar al turismo como el elemento provocador del problema de la vivienda no es solamente un error, sino que refleja un análisis, cuanto menos, poco riguroso y una tendencia a la ideologización del turismo.
Cuando habla de falta de rigor, ¿es porque usted tiene datos que lo certifican?
El turismo es una actividad económica de grandísimo impacto. Para nosotros, constituye el 12,3% del empleo de la región, 485.000 puestos de trabajo, supone que una de cada cuatro familias en Andalucía vive del turismo.
Y, si miramos los datos de los profesionales que trabajan en este mundo, solo el 4% de las viviendas son pisos turísticos. Lo que hay es una falta de planificación en la promoción de la vivienda pública, aunque eso ya son competencias de otras administraciones.
«Solo el 4% de las viviendas son pisos turísticos»
Pisos turísticos, ¿sí o no?
Sí, pero fíjate que es una realidad que no es de ahora. Hace 40 años empecé a ver las primeras encuestas del Instituto Nacional de Estadística, y había ya una categoría que recogía a los turistas que se quedaban en viviendas o casas de familiares.
Obviamente, luego se empezó a generalizar y a democratizar, lo que lo convierte ahora en un reto tratar. Nuestro interés está en ordenarlo para procurar un servicio turístico de calidad.
Algunos hablan de saturación turística en las ciudades andaluzas…
Yo me niego a utilizar esa palabra. Una ciudad como Venecia recibió 33 millones de turistas en 2023, mientras que toda Andalucía, 34,2 millones. Lo que pasa es que cuando salimos a la calle y nos vamos a la puerta del Real Alcázar de Sevilla, al Museo Picasso de Málaga, al del Realismo de Almería, a la entrada de la Alhambra o al Parque de Doñana, pues hay gente.
Eso es un recurso turístico y cultura de primer orden, pero no es masificación. El problema lo tenemos nosotros, por asumir alguna crítica, al no ser suficientemente pedagógicos en esta materia.
Hoteles versus pisos turísticos
Y, de plazas hoteleras, ¿cómo va Andalucía?
Depende de la ciudad o de la provincia. Málaga es la que tiene más plazas de vivienda turística, que duplica las hoteleras, aunque también es verdad que hay muchos registros de pisos turísticos que no están operativos. El sector hotelero está sufriendo un efecto muy importante, y es que cada vez hay menos hoteles de categoría 1, 2, 3 y más de 4 y 5.
Esto tiene que con la capacidad que tiene el turismo de satisfacer las expectativas de la gente. Si viene un señor con buena mochila, debe tener un sitio donde alojarse, igual que otro que prefiera venir con su empresa o con su pareja a un hotel de la máxima categoría.
Pero ¿hay apetito inversor?
Sí que lo hay, y creciente. Hay grandes fondos de inversión, pero también grandes cadenas hoteleras que están llegando a acuerdos con otros family office o inversores. En Andalucía estamos construyendo hoteles y además los ayuntamientos se sienten más confortables dándoles licencias a ellos que a las viviendas turísticas. Entiendo que es porque en los hoteles se garantiza un servicio de calidad estándar, mientras que los pisos turísticos son unidades dispersas a las que hay que ir haciendo esa comprobación de manera individual, lo que genera mucho más coste de mantenimiento y de inspección. Quizá por eso está creciendo tanto la Costa del Sol.
«Los ayuntamientos se sienten más confortables dando licencias a los hoteles que a las viviendas turísticas»
¿Y el resto de provincias?
En términos porcentuales, estamos creciendo más en el interior que en el litoral. Por ejemplo, en la provincia de Sevilla, está Carmona, que será pronto Ciudad Patrimonio, pero es que Jaén tiene Úbeda, Baeza y Sierra Morena.
El interior, entre enero y agosto, creció en número de viajeros al 5,3% en Andalucía y el litoral, al 2,3%. En pernoctaciones, entre julio y agosto, la costa ha bajado un 0,4%. Prácticamente, es inapreciable, pero hay una moderación frente al aumento del interior, que ha subido un 2,8%.
Claves para el futuro
¿Cómo se plantea desarrollar el turismo interior en el futuro?
El gran déficit de Andalucía es la red ferroviaria. Tenemos, por ejemplo, la posibilidad Sevilla-Huelva-Faro. El Gobierno entiende que no es importante, pero conectaría dos países a través de la capital andaluza y de una segunda ciudad que tiene un déficit ferroviario enorme y que tampoco tiene forma de sacar su importante producción industrial. Y otra gran posibilidad de desarrollo regional es unir Almería y Granada con el eje de Sevilla-Málaga-Córdoba y subir hacia el norte.
¿Cuáles son los objetivos que tiene la Consejería de Turismo en esta materia?
Un foco es la inversión aeroportuaria. Tenemos que mantener las pistas que ya tenemos: estamos hablando de Málaga, Jerez, Sevilla, Córdoba, Granada y Jaén. Pero debemos planificar la intermodalidad, que yo creo que esa es la gran apuesta que tenemos que hacer.
Es mucho más racional que estén conectados los grandes aeropuertos, los que tienen además el mayor número de conexiones y la posibilidad de hacer vuelos en escala. Es como si tuviéramos un solo aeropuerto con seis pistas en Andalucía, pero necesitamos conexión ferroviaria de alta velocidad entre ellos.
Si, por ejemplo, hubiera un AVE Málaga-Sevilla de 45 minutos, que podríamos tener perfectamente, a lo mejor el pasajero que va a Sevilla no lo consideraría como una incomodidad, al contrario que si tiene que dedicarle dos horas en un coche.
Quizá habría que empezar por conectar el aeropuerto de Sevilla con la ciudad…
Eso es lo primero, al aeropuerto de Sevilla solo se puede acceder a través de taxi. No está a la altura de una infraestructura internacional de primer orden como necesita, teniendo en cuenta que es un destino turístico y económico. Sevilla y Cádiz concentran un gran negocio en materia de aeronáutica (es el tercer polo aeroespacial de Europa) y esto no se ve secundado por un aeropuerto internacional de verdad.
Una opción sería una línea de alta velocidad que pasara por el aeropuerto. Pero, con que hubiera por lo menos un cercanías, sería suficiente y, dentro de la intermodalidad, se podría ofrecer un billete único como pasa en Málaga.
Un comentario en “«El gran déficit de Andalucía es la red ferroviaria y el Gobierno entiende que no es importante» ”
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Vaya cara más dura decir que el gobierno no invierte en infraestructura ferroviaria en Andalucía, por eso el corredor Mediterráneo que pretende unir Algeciras con la frontera francesa, según el consejero no existe o por eso las obras para unir Málaga con Granada a través de sendos bypasses tampoco parecen existir, como que la primera línea de alta velocidad Madrid Sevilla se está actualizando en su totalidad, etc… pero claro hay que pedir el oro y el moro, como si el resto de España no existiera, prioridades amigo consejero.