Tres propuestas con base científica para combatir el estrés
Existen diversas doctrinas para luchar con el estrés que conlleva el ajetreo del día a día
Con el paso de los años, el estrés se ha posicionado como uno de los principales problemas de salud que atañen a un enorme porcentaje de la población. Debido en parte a la ingente cantidad de estímulos que podemos encontrarnos en nuestro día a día, tales como el derivado del trabajo, las relaciones sociales, y una infinidad de alicientes en los que puede verse envuelta nuestra vida cotidiana.
Y aunque este estrés afecta a cada persona de una manera particular, la realidad es que a largo plazo conlleva unos efectos muy negativos para la salud. Para algunas personas puede derivar en ansiedad, insomnio y otros trastornos relacionados de la salud mental.
No obstante, también puede manifestarse de forma física, y es que a la larga puede acarrear problemas de corazón, o una disminución de las defensas de nuestro sistema inmunitario, algo que nos hace más vulnerables hacia cualquier tipo de enfermedad, ya sean pequeños virus o enfermedades más graves, como podría ser el cáncer.
Son estos efectos los que han supuesto que, a lo largo de los años, diferentes expertos en la materia, ya sean médicos o científicos, hayan estudiado diversas alternativas para hacer frente a este estrés que caracteriza la vida de una enorme cantidad de personas. Y si bien hace poco os hablamos sobre una técnica de relajación procedente de la tradición China, hoy os contaremos tres métodos científicamente probados para llevar a cabo esta práctica.
Entrenamiento autógeno
La primera técnica de la lista es también la más reciente, a pesar de que lleva practicándose desde hace casi un siglo, cuando en la década de los 30, el psiquiatra Johaness Schulz la desarrollase con el objetivo principal de disminuir el grado de estrés de sus pacientes. Y es un entrenamiento que, desde entonces, se ha venido practicando en todo el mundo con el paso de las décadas.
Sin entrar en demasiados detalles, el objetivo de esta doctrina es disminuir el nivel de activación de los pacientes, con el objetivo de que puedan alcanzar un estado de relajación. Pero, ¿Cómo hace esto? Sencillo, a través de la inducción de sensaciones físicas, como puede ser el calor o el cansancio.
Busca precisamente disminuir esa sobreexcitación del sujeto que deriva en estrés, con el objetivo de que regresa a sus plenas facultades cognitivas. Comúnmente, este tipo de técnicas reciben el nombre de concentración pasiva, que se centran en las sensaciones corporales autoimpuestas más que en los estímulos externos, en los que es la propia persona la que debe “convencer” al cuerpo de que se encuentra relajado a través de distintos estímulos.
Pranayma
Esta disciplina es uno de los ocho puntos más relevantes dentro de uno de los métodos de relajación más conocidos alrededor del mundo: el Yoga. Como bien es sabido por todos, esta disciplina procedente de la India cuenta con un sinfín de posibilidades y doctrinas dentro de la propia disciplina, y precisamente la Pranayma evoca a las técnicas de respiración consciente.
Una técnica de relajación milenaria que no solo ha sido empleada por millones de personas, sino que ha ido obteniendo con el tiempo una base científica que certifica los efectos positivos de esta práctica. Uno de los estudios más relevantes sobre esta disciplina fue el llevado a cabo en 2011 por diversos expertos de la Universidad de las Ciencias de la Salud y la Universidad de Medicina de Pakistán, el cual demostraba los efectivos demostrables en la salud de los sujetos estudiados a medio y largo plazo tras emplear estas técnicas de respiración.
En resumidas cuentas, esta doctrina recoge diversas formas de respiración: abdominal, costal, clavicular, completa… A través de las cuales la persona puede llegar a controlar de forma consciente su propia respiración, algo que deriva en un mayor control de las emociones y, por ende, mayor capacidad para sobreponernos a situaciones aparentemente estresantes.
Sonoterapia
Seguro que, al menos alguna vez en vuestra vida, todos habéis escuchado hablar de esta pseudoterapia, la cual gira en torno al efecto que determinados sonidos pueden generar en nuestro sistema. Muchos pensarán que es más un placebo que una alternativa real, pero, lo cierto es que se trata de un método que cuenta con una amplia base científica.
Y una de estas bases es el estudio del Centro Nacional de Biotecnología estadounidense, que llevó a cabo un tratamiento con 80 pacientes que fueron sometidos a esta práctica. Y los resultados determinaron que esta terapia conllevó una significativa reducción de aspectos importantes como la presión sanguínea o sensación de estrés.
Lo que busca este método es recuperar la armonía interna del ser humano, algo que busca llevar a cabo a través de las vibraciones de las propias personas. Y está científicamente probado el hecho de que existen determinados sonidos que actúan en favor de que esto ocurra, como algunos de los que os hemos dejado justo encima.