Todos los problemas que provoca tener las manos frías

Existen varias posibilidades que pueden derivar en este trastorno

¿Tienes siempre las manos frías? Estas pueden ser las causas

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Todos nos hemos topado en algún momento en nuestras vidas con una persona que, independientemente de la época del año y de la temperatura que haga, tiene las manos totalmente congeladas. Y si nunca te has cruzado con una persona con estas características, tal vez deberías plantearte la posibilidad de que esa persona seas tú.

Se trata de un hecho muy común, y que, a priori, no es preocupante, puesto que la temperatura corporal varía mucho en función de la persona. Por ejemplo, hay personas cuya temperatura corporal habitual ronda los 36’5 grados, mientras que otras personas, cuando rondan los 37 ya se encuentran muy indispuestos.

El hecho de tener frías las extremidades también puede ser otro indicio de esto, y es que, en muchas ocasiones, tal y como afirman los expertos, las manos frías simplemente indican que el cuerpo está intentando mantener su temperatura corporal habitual, y puede venir dado por un cambio brusco en la temperatura del ambiente en el que nos encontremos.

No obstante, en referencia a aquellas personas cuya temperatura corporal es sorprendentemente baja, algo que se evidencia con el frío en manos y pies, los expertos aseguran que tal vez pudiera venir dado por un problema de salud totalmente ajeno a la temperatura que haga en ese momento dado. Y del mismo modo que en otras ocasiones os hemos dado consejos para todo lo relacionado con el insomnio, hoy os hablaremos de las causas de este problema.

Puede ser provocado por problemas cardiovasculares

Entre todas las posibilidades de las que hablan los expertos en referencia a este problema, recalcan a la posibilidad de que exista un problema cardiovascular del que la persona en cuestión puede no ser consciente. No tiene por qué ser un problema de una gravedad extrema, pero sí es recomendable que, si se trata de un problema que persiste en el tiempo, la persona que padezca este trastorno acuda a un especialista.

Y es que el hecho de tener las extremidades frías podría ser indicativo de que existe un problema o bien en el flujo sanguíneo del cuerpo a nivel global, o bien en los vasos sanguíneos de las manos o los pies del paciente en cuestión.

Y es que según indican los médicos, si la sangre circula por nuestro cuerpo con total normalidad, sin que haya ningún tipo de estancamiento a través de nuestras arterias ni nada similar, lo más normal es que nuestras extremidades se encuentren a una temperatura normal. De modo que unas manos frías podrían ser el indicativo de que algo puede no estar funcionando correctamente.

Otros hábitos o problemas de los que puede derivar

Sin embargo, no es únicamente el factor cardiovascular el que puede acarrear este hecho. En ocasiones se da la situación de que se trata de un factor que viene dado por alguna práctica poco recomendable. Por ejemplo, aplicar presión en cualquiera de las extremidades puede suponer que la sangre no fluya de forma adecuada por las mismas, y esto se traduzca en un enfriamiento de nuestras manos o pies.

O, por ejemplo, si después de realizar ejercicio, una actividad que se encarga de abrir por completo los poros de nuestra piel, en lugar de darnos una ducha de agua fría para mejorar la elasticidad arterial, la realizamos con agua caliente o directamente nos abrigamos mucho tras esta práctica.

No obstante, puede darse el caso que no tenga nada que ver con malos hábitos, y que venga dado por la presencia de un síndrome poco común en nuestro cuerpo. Por ejemplo, el hipotiroidismo, un trastorno que conlleva la disminución en la producción de hormonas, puede derivar en un descontrol de la circulación de nuestro cuerpo, que se puede traducir en cambios en nuestro cuerpo, siendo uno de los más frecuentes los cambios en la temperatura corporal.

Existe también un trastorno conocido como el síndrome de Raynaud, que se trata de una enfermedad que afecta de forma concreta a los vasos sanguíneos de los dedos de nuestras extremidades. Esto provoca una menor circulación de sangre en estas zonas, y cuando la persona que lo padece se encuentra en un ambiente gélido, puede tener ataques que supongan la inflamación o la palpitación de las extremidades.

Puede tener incluso relación con nuestra alimentación, puesto que el aparato digestivo requiere de un enorme caudal sanguíneo para llevar a cabo el proceso de la digestión, y eso puede pasar factura a zonas como las extremidades.

Existen un sinfín de factores que pueden provocar esto, siendo algunos más graves que otros. Pero como siempre es mejor prevenir que curar, lo más recomendable es que si identificas que se trata de un problema que perdura en el tiempo, acudas a tu médico de cabecera para que sea él quien indique cuál es la raíz del problema.

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