¿Es aconsejable dormir la siesta según los expertos?
Expertos difieren sobre los efectos de esta habitual práctica en función de su duración y el momento de realizarla
Existen muy pocas prácticas dentro de nuestra rutina que pongan de acuerdo a todo el mundo, por no decir ninguna. Pero si existe una práctica cotidiana en el que coinciden la gran mayoría de personas, esa es la siesta. Un aspecto de lo más común, principalmente en España, que reina tras las sobremesas de cualquier comida.
Y es que producto del estrés del día a día, o de nuestras obligaciones laborales, en muchas ocasiones no podemos dormir por la noche el tiempo recomendado por los expertos para alcanzar un descanso total.
Un aspecto que acarrea consecuencias a lo largo del día, que se traducen en un constante estado de somnolencia que nos impide estar al 100% de nuestras capacidades y nos hace arrastrar una incómoda sensación de cansancio a lo largo de todo el día.
Recientemente, os hemos hablado sobre algunos consejos para lograr conciliar el sueño a través de diversas estrategias aportadas por algunos expertos sobre aspectos relacionados con esto. No obstante, os hoy hablaremos sobre las opiniones de los expertos sobre una práctica tan extendida como lo es la siesta.
Sí a las siestas energéticas
Cómo es lógico, al ser una costumbre tan habitual, existen a día de hoy miles de estudios que analizan los efectos de dormir la siesta, y, por ende, si se trata de una práctica positiva o negativa para nuestra salud. Y la mayoría de expertos están de acuerdo: los efectos de la siesta son mayoritariamente positivos para nosotros.
No obstante, del mismo modo que existe unanimidad en torno a los efectos positivos de esta práctica, también existe respecto a la duración de estas siestas. Es aquí donde entra en juego el término “siesta energética”, que hace referencia a los períodos de descanso realizados justo al terminar de comer y que deben contar con una duración de entre 15 y 25 minutos.
Se trata de un concepto acuñado tras un estudio realizado por la NASA, en el cual se demostraba con base científica como los sujetos que se sometían a esta práctica en ese periodo de tiempo concreto lograban incrementar su rendimiento a lo largo del día hasta un 35%.
Existen otros expertos como el norteamericano Guy Meadows, especialista en fisiología del sueño y fundador de The Sleep School, un centro de expertos en esta materia, que también se muestra muy a favor de estas siestas cortas.
Según argumenta Meadows, los efectos positivos de la siesta tienen una base científica. Explica que, al despertarnos, nuestro cuerpo comienza a producir una sustancia química llamada adenosina. Una sustancia que, conforme avanza el día, se va acumulando en nuestro cerebro y es el factor que hace que aumente nuestra sensación de sueño.
Debido a esto, argumento que las siestas energéticas son la opción perfecta para ayudar a nuestro cuerpo a metabolizar esta sustancia, y con ello, mejorar nuestro estado de ánimo y preparar a nuestro cuerpo a estar más alerta frente a cualquier estímulo. De algún, modo, en palabras del propio Meadows, este tipo de siestas son como si nuestro cuerpo contase con un botón de reinicio.
Y entre todos los efectos positivos que conlleva para nuestro cuerpo destacan la reducción del estrés, la mejora de nuestras capacidades motoras, el hecho de que suple la necesidad de tomar cafeína, e incluso una serie de beneficios a nivel cardiovascular.
Una práctica con muchos matices
No obstante, existen otros expertos que resaltan algunas consecuencias negativas que esta actividad puede conllevar a corto, medio y largo plazo. Y uno de los que matiza sobre esta práctica tan extendida es el neurocientífico norteamericano especializado en el sueño Matthew Walker, que hace especial hincapié en la duración de esta práctica y el momento del día en el que se lleve a cabo.
Asegura que el hecho de intentar liberar esa sensación de cansancio que la adenosina produce en nuestro cuerpo puede suponer una mayor dificultad para conciliar el sueño por la noche. Al igual que la mayoría de expertos, recomienda evitar siestas con una duración superior a la media hora, del mismo modo que aconseja no llevar a cabo este hábito a última hora de la tarde.
Y es que muchas personas piensan que el hecho de dormir por la tarde complementa al sueño nocturno, pero Walker asegura que son procesos totalmente independientes, ya que cada uno cuenta con sus propios tiempos. Con esto quiere decir que, si has dormido cinco horas por la noche, y por la tarde descansas otras dos, éstas últimas no complementan al sueño nocturno, sino que forma parte de un período de sueño independiente, que tendrá a corto plazo efectos muy negativos que desestabilizarán tu ciclo de sueño.
En resumidas cuentas, la mayoría de expertos dicen sí a las siestas por diversos motivos, pero siempre y cuando tengan una duración inferior a la media hora y se lleven a cabo a primera hora de la tarde.