El curioso método científico recomendado por expertos para evitar la procrastinación
La autora Mel Robbins explica un método de tan solo cinco segundos para alcanzar nuestros objetivos
A lo largo de la historia, infinidad de expertos han indagado en todos los terrenos de la psicología para establecer diversos métodos científicos en aras de intentar o bien ayudarnos a realizar una función concreta, o bien explicar por qué nuestro cerebro funciona como funciona.
De entre todas estas tretas desarrolladas por expertos de sus correspondientes campos, nos podemos encontrar con técnicas de todo tipo: más o menos conocidas, más o menos profundas, enfocadas a uno o varios campos… La cuestión es que todas ellas giran en torno a un mismo objetivo: solucionar algún aspecto cotidiano de las personas que puedan necesitar ayuda en un momento determinado.
Recientemente hablamos de un método frente al insomnio, la técnica 4-7-8, impulsada por el Doctor Andrew Weil, cuya base gira en torno a controlar nuestra respiración hasta el punto de lograr concentrarnos plenamente en ella para lograr así una relajación absoluta.
Lo cierto es que son varias las técnicas desarrolladas a lo largo y ancho del mundo que giran en torno al sueño y todos los problemas derivados de él. Sin embargo, hoy os hablaremos de un método científico propuesto por Mel Robbins, y que, en esta ocasión, pretende actuar como una guía frente a la procrastinación.
La procrastinación, una práctica cada vez más común
Procrastinar es un término que hace referencia a la acción de retrasar o eludir una acción. La más que conocida costumbre que en algún momento todos hemos puesto en práctica, al decir “ ya lo haré más tarde”, en referencia a cualquier actividad que requiera nuestra atención.
Y en una gran cantidad de ocasiones, esa intención de dejar la actividad para luego, se transforma en aparcar esa acción de forma indefinida. Sin embargo, esta procrastinación tiene una explicación científicamente hablando, y es que no se trata de un problema cuya base sea la holgazanería del individuo, sino que consiste en todo un proceso en nuestro sistema límbico, la parte de nuestro cerebro que gestiona el placer, y la corteza prefrontal, la parte que se encarga de organizar todo.
Y cuando es el sistema límbico el que se impone, nuestro cerebro opta por escoger la opción que a corto plazo es más placentera, en detrimento de esa actividad que deberíamos estar haciendo.
Una técnica rápida pero efectiva
Y la autora Mel Robbins, en su libro ‘La regla de los 5 segundos’, habla precisamente de una técnica para evitar que nuestro cerebro se deje llevar por la procrastinación y lleve a cabo las tareas que nos hemos propuesto.
Un método que sorprende en cierta medida, ya que es tan sencillo como efectivo. Y es que no se trata de una técnica que requiera un gran esfuerzo o una enorme cantidad de detalles. Simplemente, la autora habla sobre establecer una cuenta atrás de cinco segundos para impulsarnos a llevar a cabo esa tarea.
Tal y como afirma Robbins, cuando demoramos en el tiempo la consecución de una tarea, no estamos retrasando la tarea en sí, sino el estrés que asociamos a dicha tarea. Por ello, da establece un lapso de cinco segundos entre que nos marcamos un objetivo y nos ponemos manos a la obra para conseguirlo.
Un método basado en la inmediatez
Un método cuyo nacimiento tuvo lugar en un momento bajo de la propia autora, tal y como ella misma ha confesado. Ha hablado en diversas ocasiones sobre cómo se encontraba en una situación en la que ni siquiera tenía ganas de levantarse del sofá. Sin embargo, un día vio en la televisión en directo en lanzamiento de un cohete al espacio, y precisamente la cuenta atrás de cinco segundos antes de lanzarlo fue lo que la impulsó a desarrollar esta técnica.
Un método de lo más sencillo, ya que consta para nosotros de dos sencillos pasos: en primer lugar, determinar cuál es el objetivo a seguir, ya sea ponernos a estudiar o trabajar, realizar una llamada, hacer ejercicio… En segundo lugar, poner en marcha esa cuenta atrás y, cuando nuestro contador llegue a cero, ponernos manos a la obra sin titubear.
Una actividad en la que su inmediatez es el factor más relevante según Robbins, ya que el hecho de ponernos manos a la obra con ello con rapidez evita que nuestro cerebro tenga la posibilidad de analizar las posibles alternativas que podríamos llevar a cabo, así como pensar en el hipotético estrés que esta actividad conllevaría.