Cine de terror: efectos psicológicos explicados por científicos
El norteamericano Daniel Atkinson habla de las fases que atraviesa nuestro cuerpo cuando disfrutamos de una cinta de terror
Que el cine de terror es, a día de hoy, uno de los géneros más destacados de la industria, es un hecho fehaciente que cuenta con cifras demostrables. Un género que ha evolucionado en la industria cinematográfica con el paso de los años, hasta llegar a consolidarse como uno de los géneros predilectos para una enorme cantidad de persona.
De hecho, en algunas ocasiones os hemos hablado sobre las películas de terror mejor valoradas por la crítica que se pueden encontrar en algunas plataformas digitales. Sin embargo, si bien su consolidación como uno de los géneros referentes en la industria es algo más que contrastable, nadie lograba explicar el por qué de este éxito.
Así era hasta hace bien poco. Y es que el doctor norteamericano Daniel Atkinson ha explicado los entresijos que se esconden tras la psicología humana, y que convierten este género en uno de lo más adictivo para una serie de personas que lo disfruta plenamente, o uno traumático para otras que buscan evitarlo a toda costa.
Un proceso de cinco fases
Sin embargo, lo que muchos probablemente desconocían hasta el día de hoy, es que el hecho de disfrutar de una película de terror conlleva un proceso que dura desde que empieza la película hasta varios días después. Un proceso desarrollado por el propio Atkinson, y que consta de siete etapas bien diferenciadas.
Un proceso que suele ser común en la gran mayoría de películas de terror, ya que todas ellas cuentan con una estructura bastante parecida. La primera de estas fases engloba los 20 primeros minutos de la película, en los cuales se presentarán los hechos que se desarrollarán a lo largo de la cinta y se marcará el tono con el que se tratarán los acontecimientos.
Durante esta etapa, el sistema nervioso de la audiencia se pone alerta ante una posible amenaza, que prepara al cuerpo para reaccionar en cualquier momento en caso de que sea necesario, y el pulso cardiaco comenzará a aumentar progresivamente.
La segunda etapa engloba la película a partir de estos primeros 20 minutos hasta los 70, aproximadamente. A lo largo de esta fase de las cintas, es muy común que se apueste por diversos picos de terror, en los que se alternan escenas perturbadoras con algunas otras monótonas, por lo que nuestro cuerpo experimenta subidas y bajadas de ansiedad.
La tercera etapa se desarrolla a lo largo del clímax de la película, el cual, por lo general, suele contener las escenas más impactantes y terroríficas de la película, la cual puede dar lugar a palpitaciones en nuestro cuerpo, así como algunos otros fenómenos corporales como la piel de gallina.
Unas fases que no acaban junto a la película
Sin embargo, se trata de un proceso que va mucho más allá del final de la película. La cuarta fase explicada por Atkinson hace referencia al momento en el que la película termina. Una etapa en la que el cerebro deja de estar alerta ante cualquier amenaza, lo cual nos produce una sensación de alivio y conlleva una vuelta hacia una frecuencia cardiaca normal.
La quinta y última etapa de este proceso engloba a la noche después de la película. Muchos son capaces de dejar en la sala de cine lo que han visualizado, pero otros tantos interiorizan en gran medida lo visto. Esto puede suponer cambios en el patrón de sueño habitual de cada uno, puesto que los efectos de lo que se ha visto en la pantalla pueden haberse quedado grabados en una parte de nuestro cerebro, y esto derivar en una mayor dificultad para conciliar el sueño.
Un estudio que ha puesto de manifiesto las claves que se esconden tras el indudable éxito del cine de terror, remarcando la gran importancia que el factor psicológico juega en lo referido a los entresijos que se mueven tras este género. Un interesante punto de vista que da a entender por qué funciona como funciona este tipo de cine y los efectos que este puede genera sobre nuestro cuerpo, tanto a nivel físico como psicológico.