Los espectáculos claman por el rescate y e insisten en su seguridad
Las empresas valencianas de espectáculos han protestado este lunes ante el Palau de la Generalitat para exigir un rescate económico urgente y un plan de reactivación para 2021 y 2022, además de destacar el concierto de Raphael de este fin de semana en Madrid como ejemplo de que «la cultura es segura si todo se hace bien».
Bajo el lema Rescat ja! El espectáculo no puede continuar, la concentración ha consistido en una pitada y una sentada en la plaza Manises de València, con los trabajadores portando mascarillas negras con una cruz roja para plasmar su situación.
Según sus cálculos, en la Comunitat hay 2.500 empleos directos y otros 10.000 indirectos que están afectados desde marzo por la anulación de funciones, con un 0% de ingresos durante estos meses. «Reivindicamos que existimos y que estamos a punto de desaparecer», ha manifestado a los periodistas Rafa Montaner, portavoz de la asociación de empresas de espectáculos ASOES CV.
La cultura: «La industria más perjudicada por la pandemia»
Su principal petición es que el sector esté considerado como «la industria más perjudicada por esta pandemia» y que la Generalitat destine ayudas directas y empiece a trazar ya un plan de reactivación para los dos próximos años, con la recuperación de todos los eventos cancelados y una programación estable con todas las medidas de seguridad.
Sobre las críticas por el directo de Raphael en el WiZink Center, el portavoz ha reconocido que «es un asunto espinoso porque siempre hay dos visiones», pero ha defendido que les consta que el protocolo fue adecuado. También ha resaltado que «un artista como Raphael» dé la visibilidad necesaria para que las empresas de espectáculos se puedan ver favorecidas: «Se hace un concierto, se hace con seguridad y no pasa absolutamente nada».
Con este ejemplo, las empresas quieren dejar claro que la cultura es segura «si se hacen bien las cosas, si el concierto es cien por cien seguro y si el resultado son cero infectados». De momento, lamentan que no han recibido «ninguna respuesta» por parte de las instituciones y que «sigue quedando patente la invisibilidad de este sector para todo el mundo, excepto cuando se quiere un poco de fiesta».