«Ahora mismo hay muy poca diferencia entre Montero y Montoro” ha declarado el alcalde de València, Joan Ribó, en relación a la postura del gobierno PSOE-Unidas Podemos de no permitir a los ayuntamientos decidir dónde invertir todo su remanente. Asimismo, ha señalado que la amortización es «la mejor solución o la menos mala» a finales de julio.
A esto se suma, a su juicio, el impacto que tendrá la aplicación del nuevo ingreso mínimo vital (IMV) en España en la inversión para la atención a la dependencia y en su gestión por parte de los ayuntamientos. Otro de los objetivos es poder dedicar fondos del remanente a pagar inversiones de 2021 «si el presupuesto se complica”.
Eso ha explicado Ribó en una sesión en la que el Ayuntamiento de València ha acordado dedicar los 32 millones de euros de su remanente de tesorería a amortizar la deuda municipal para dejarla al 34% a fin de año. Esta propuesta del equipo de gobierno (Compromís y PSPV) ha salido adelante en el pleno municipal de julio con el apoyo de los dos grupos del Govern de la Nau y la abstención de toda la oposición (PP, Cs y Vox).
A ello, se le unen otras partidas menores como cuatro millones para la compra de vehículos de emisiones cero, un millón para motos eléctricas híbridas de Policía Local y otra para señal wifi en los pueblos.
Ribó ha defendido la necesidad de las modificaciones presupuestarias a las que «obliga la pandemia» y ha reiterado su convencimiento de que «de esta crisis no saldremos si no atendemos la emergencia del planeta», con el objetivo de avanzar en la descarbonización de los vehículos municipales. También ha destacado que el 20% del superávit ya se ha destinado a gasto social, hasta 12 millones, «lo máximo que ha dejado el Gobierno”.