Las grietas en la bonanza económica de Ximo Puig le complican las elecciones

El presidente valenciano se ha focalizado en la economía, pero Pedro Sánchez le debilita al quitarle ayudas a la cerámica y agua a los alicantinos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto al presidente de la Generalitat, Ximo Puig. Foto: EFE.

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Ximo Puig ha decidido que la economía marque las elecciones autonómicas. La gigafactoría de Volkswagen en Sagunto es su gran argumento y viene acompañado de importantes decisiones empresariales que refuerzan el concepto de que la Comunidad Valenciana es un «lugar en el que trabajar, vivir y crecer con estabilidad». Esta visión se empieza a resquebrajar cuando el ciclo económico se ralentiza y las negociaciones y promesas del gobierno valenciano reciben el portazo en Madrid. La guerra del agua por el sur y la crisis energética de las azulejeras por el norte empiezan a hacerle la pinza al presidente valenciano.

El año empezó con una reunión de Ximo Puig con secretarios autonómicos y directores generales para marcar las principales líneas de actuación de cara a las elecciones autonómicas: la lucha contra la inflación, la captación e inversión de fondos europeos, el relanzamiento de la economía y la generación de empleo.

En segundo plano quedó vivienda y sanidad. No se incidió en educación ni en igualdad, consellerías controladas por Compromís, partido cuyo mantra es subir impuestos (como la tasa turística) y que ha empezado el año más preocupado con el enfretamiento con la derecha y el Rey que por cuestiones económicas.

Reunión de Ximo Puig con secretarios autonómicos y directores generales el 2 de enero

El foco en la economía marca la agenda del presidente de la Generalitat Valenciana. Hoy presentará el congreso ‘eMobility Expo World Congress’ y el ‘Eurobat Battery Convention 2023’, eventos que se ha llevado Ximo Puig a Feria Valencia para poner a las baterías en la agenda semanas antes de las elecciones.

La otra actuación que ha anunciado para esta semana es la asistencia a la feria del textil de Frankfurt que, previa reunión con Josep Borrell, Alto Representante de la Comisión Europea para Asuntos Exteriores, tiene como objetivo presionar al Gobierno de España para que el sector textil valenciano opte a las ayudas por el precio del gas.

La estrategia de Ximo Puig es posicionarse siempre a favor de los empresarios. Esto le distancia de su socio Compromís (obcecado con ir contra el Puerto de Valencia) y, sobre todo, de Pedro Sánchez, que se ha convertido en una enorme piedra en el zapato de la agenda valenciana. Empezó todo con el fracaso del Perte con unos plazos que impiden a Ford coger fondos europeos en Valencia a lo que le siguió las nimias ayudas que recibe la cerámica en Castellón y el ataque al trasvase Tajo-Segura que amenaza 16.000 empleos en Alicante. El resultado es que Ximo Puig se enfrenta a Pedro Sánchez por cuestiones que afectan a toda la Comunidad Valenciana.

Mientras ha sacado la vertiente reivindicativa, los logros económicos de Ximo Puig también son significativos. Nada es comparable con la planta de baterías de Volkswagen en Sagunto, tanto por el tamaño de la inversión como por que sólo se ha logrado una gigafactoría en España. Pero hay más, como, por ejemplo, el alto porcentaje logrado de ejecución de fondos europeos. Una cuarta parte de las licitaciones resueltas por el programa Next Generation son de la Comunidad Valenciana, según un informe del IVIE, que además identifica a la administración valenciana como la mayor captadora de fondos europeos para proyectos públicos.

Además, con la colaboración de la rama socalista del Ayuntamiento de Valencia, con el concejal Borja Sanjúan a la cabeza, y su alianza con la Cámara de Comercio de Valencia, han desembarcado empresas como GlobalLogic (del grupo Hitachi), que traslada su sede de Ucrania a Valencia, a la que se suman Aviatar (Lufthansa) y Siemens Mobility, entre otras, hasta asegurar la creación de más de 500 empleos de alta cualificación. Y también se ha consolidado a las que vieneron por el ‘procés’, como es el caso de Caixabank y Banco Sabadell, que han arraigado sus sedes sociales en Valencia y Alicante, respectivamente.

Hay grandes inversiones relacionadas con la movilidad con hidrógeno en negociaciones confidenciales

Hay más proyectos en marcha relacionados con grandes inversiones en el campo de los microchips y de la movilidad con hidrógeno que se están trabajando con la misma confidencialidad que tuvo en los inicios la gigafactoría de Volkswagen y cuyo objetivo es poder firmarlos antes de las elecciones. El riesgo de que no se confirmen es alto y de ahí la prudencia.

El fracaso de la Agencia Espacial Española de Elche, que se ubicará en Sevilla, y de la Agencia Espacial de Supervisión de la Inteligencia Artificial de Alicante, que se instalará en Coruña, demuestran el escaso peso de la Comunidad Valenciana y, en concreto, de Alicante en Madrid. La lista agravios alicantinos contra Madrid empezó por ser la provincia con menos inversiones en los Prespuestos Generales del Estado.

En realidad, todo lo que dependa de Pedro Sánchez está puesto en duda en la Comunidad Valenciana por la experiencia de lo ocurrido en ámbitos como la cerámica. El grado de enfrentamiento con el tema del agua tendrá su examen este miércoles con la concentración convocacada en Madrid por los regantes del trasvase Tajo-Segura. Los que tienen más papeletas para dar la cara son la consellera de Agricultura, Isaura Navarro (Compromís) y el secretario autonómico Roger Llanes (PSOE). En las últimas declaraciones socialistas al respecto, Arcadi España, conseller de Hacienda, ha sido mucho más conciliador que la  síndica del PSPV-PSOE en Les Corts Valencianes, Ana Barceló. En medio de esta guerra del agua totalmente política, los socialistas deben decidir cuánta leña dedican a cargar contra Pedro Sánchez y cuánta construir empleo.

Las empresas (y Azud) pueden decantar la balanza

Las empresas también tendrán mucho que decir sobre el relato de gestor económico de Ximo Puig. Un crecimiento potente ayudaría al discurso socialista valenciano pero la patronal ve el 2023 más pesimista. Tras los datos del paro, incidieron en la necesidad de tener prudencia ante un «contexto de ralentización generalizada de la economía«. En su último informe ya avisaba la industria de que el 2023 sería negro.

Más se resquebrajaría el discurso de Ximo Puig si la automoción, que vía Volkswagen es la base de su discurso, se conviertiera en su enemigo vía Ford. El plan para que el mecanismo Red garantice derechos de los trabajadores requiere el beneplácito de Yolanda Díaz, y tampoco se visualiza mucha capacidad de influencia en ese despacho. La solución de Ford de camuflar el excedente de plantilla en abril por el fin de la producción de S-Max y Galaxy con un ERTE durante el primer semestre aleja el problema de la factoría. Otra cuestión será el parque de proveedores, donde la reducción de horas de trabajo hará mella.

Ford daría regalo electoral a Ximo Puig si confirmara oficialmente la producción del Mustang Mach-e en Almussafes, una cuestión que visto el histórico del Perte es complejo que se produzca antes de las eleciones de mayo, y menos cuando ahora ya parece retrasada la convocatoria al segundo trimestre de este año, un plazo que, otra vez, parece más pensado en el cálculo electoral de Pedro Sánchez, que en el de Ximo Puig.

La corrupción tiene todavía que encontrar su peso de cara a elecciones autonómicas. Pedro Sánchez cerró el año pasado anunciando medidas económicas que defraudaron al empresariado valenciano y asegurando que la corrupción ya no era una preocupación en España. El caso Azud demostrará en los próximos meses si en este asunto están alienados Puig y Sánchez o tampoco.

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