Hace hoy 2.123 días que Peter Lim, un empresario e inversor proveniente de Singapur, compraba el Valencia CF. El club estaba en bancarrota, la situación era insostenible, la deuda crecía exponencialmente y la entrada de capital era más que necesaria. Meriton Holdings, propiedad de Lim, apostó por el equipo de la capital del Túria.
La afición volvió a confiar en que retornarían los aires de grandeza de un Valencia que en cinco años iba a ser centenario y que apenas una década atrás había sido nombrado ‘Mejor equipo del mundo’. Lim llegó con tres objetivos claros. El primero, sanear la deuda. Después, acabar el Nuevo Mestalla y ganar una Champions. De momento, ni una ni las otras. El Valencia, a la deriva y sin rumbo.
“El hecho de que en las últimas 23 temporadas el Valencia haya estado en 19 en Europa y que tres de las cuatro temporadas que no ha disputado competición continental hayan sido bajo el mandato de Meriton dice mucho de la mediocridad en la que se ha instalado, deportivamente hablando, el Valencia, acompañada de la situación económica del club por no delegar en gente que sabe de fútbol”, explica a ED el periodista Carlos Rosique.
En la misma línea, el periodista valenciano Paco Polit explica que “es evidente que a día de hoy el Valencia está peor que cuando Meriton llegó en el año 2014 después de aquel proceso de venta que, a mi juicio, estuvo mal parido, mal ejecutado y con muchísimas presiones a los patronos. El entonces presidente maniobró desde dentro del club para que ganara la propuesta que él apoyaba. Producto de eso llegó Meriton, Peter Lim. Seis años después, los números y la realidad dicen que el Valencia está peor que cuando ellos aterrizaron”.
LA DEUDA NO HA DEJADO DE CRECER
Desde que Lim llegó al Valencia, se puede decir que el club vive por encima de sus posibilidades durante la temporada, es decir, no cumplir las expectativas de entrar en Europa se traduce en el fracaso económico. Si no consigue entrar en Champions League, se ve obligado a vender. Y mucho.
Esa es la situación en la que está inmerso ahora mismo el club. La temporada, deportivamente hablando, ha sido deplorable. Si a ello se le une que antes de empezarla se compró por importe de 48 y se vendió por 14, da como resultado la tesitura actual.
Rosique expresa que “el Valencia, ya no solo por historia y exigencia de su afición, sino por tema económico, necesita estar campaña tras campaña en la Champions League si quiere que el club pueda tener un proyecto estable y viable económicamente porque el club tiene una deuda que si la viéramos en otros equipos nos parecería una absoluta burrada”.
Desde el propio Valencia CF trasladan a ED que la crisis económica interna del club se debe a la incertidumbre y pérdida de ingresos causadas por la crisis sanitaria de la COVID19. ¿Pero acaso no se encuentran en la misma situación todos los clubes?
El club, dirigido por un inexperto y autoritario Anil Murthy, está vendiendo pronto, barato y mal. De momento, a la no renovación de Ezequiel Garay se unen la salida de Ferran Torres y los regalos de Francis Coquelin y Dani Parejo. “Vemos normal que haya que vender jugadores, dada la situación”, nos explica el Valencia CF.
Y es que esta gestión lleva al club a perder dinero. La deuda desde que llegó Lim ha aumentado en 41,2 millones de euros, pasando de los los 315,9 a los 357,1 millones. Además, los resultados de los ejercicios, dada esa política de depender del éxito deportivo, tampoco llaman al optimismo:
Temporada 14/15: -1,7 millones
Temporada 15/16: -31,4 millones
Temporada 16/17: -27,1 millones
Temporada 17/18: -36,2 millones
Temporada 18/19: +1,3 millones (por la venta de Neto días antes del cierre del ejercicio)
Temporada 19/20: se esperan pérdidas sin precedentes
Polit apunta que “la deuda subió con Paco Roig, se estabilizó con Ortí, Cortés y Llorente. Con Juan Soler se disparó. De nuevo llegó Llorente y la redujo en más de 200 millones. Ahí están los números. En el momento en que llegó Salvo y posteriormente Meriton, la deuda ha vuelto a subir”.
Es por ello que se muestra desesperado: “A día de hoy, Meriton gestiona el Valencia como lo gestionaba Manuel Llorente, pero peor. Aquel Llorente no tenía ningún multimillonario detrás. Al final de año las cuentas podían no cuadrar, pero vendías a un jugador y las cuadrabas. Pues Meriton está haciendo lo mismo con todavía el agravante de que un señor con mucha pasta vino a València a hacer un gran club. Y lo está empequeñeciendo. Y más después de lo ocurrido el verano pasado. Tenías un equipo ganador, un entrenador ganador, un director general ganador y lo desmonta de arriba a abajo por una cuestión que tiene más que ver con temas personales, de venganzas y de celos”.
EL NUEVO MESTALLA, EN LA RUINA
El 1 de noviembre de 2007 se iniciaba la construcción del nuevo coliseo valencianista, esa obra faraónica que pretendía abrir sus puertas en 2011. No habían pasado ni dos años cuando en 2009 el entonces presidente del club, Manuel Llorente, anunciaba la paralización de las obras por no disponer del dinero necesario.
Desde entonces, el Nuevo Mestalla sigue paralizado y a la espera de que algún día pueda acabarse y abrirse a la afición. Con la llegada de Meriton y Peter Lim, la Generalitat Valenciana aprobó la ATE (Actuación Territorial Estratégica) ‘Valencia Club de Fútbol’ en 2015, estableciendo un plazo de 10 años para ejecutar toda la operación.
Entonces, los plazos que se barajaron eran que la construcción del nuevo estadio estuviera finalizada en 2021 para que, entre 2023 y 2025, se derribase el actual estadio y se construyesen los edificios de viviendas previstos para la Avenida de Aragón. Se empezaba a ver la luz al final del túnel.
Sin embargo, el pasado mes de marzo, la entidad valencianista comunicó el fin del acuerdo con la cooperativa ADU Mediterráneo, que iba a adquirir los terrenos. Todo vuelve al inicio.
El problema es que si bien Meriton prometió que iba a acabar el estadio, no se comprometió por escrito. Polit lo cataloga como “un error gordísimo de los patronos que firmaron la venta del Valencia, presionados en aquel momento por la presidencia del club y el entorno” y recuerda que “esos acuerdos se rubricaron en base a una grabación en video de Kim Koh porque ellos decían que una grabación en video tiene la misma validez legal que por escrito, algo que no es así. Con lo cual, lo del campo, una mentira más”.
El 15 de mayo del próximo año termina la ATE y tanto el Ayuntamiento de València como la Generalitat están empezando a presionar al club. De hecho, Sandra Gómez declaró el pasado jueves a ED que «los plazos deben de ser cumplidos. La actual dirección del Valencia lleva seis años al frente del club y el día que se cumpla el plazo que se les dio tienen que estar al menos desarrollando los trabajos para acabar el estadio. Pero con hechos, no con palabras. La única forma de demostrarlo es que haya máquinas trabajando en el estadio. No vamos a mirar hacia otro lado”.
¿Y si el Valencia no cumple los plazos? Gómez explicó que “se disolvería la ATE y volveríamos a la situación inicial. Luego el Ayuntamiento tendría que tomar una decisión sobre el Nuevo Mestalla, pero al disolverse la ATE perderían todos los beneficios urbanísticos y económicos que supone para el club. Lo que para ellos es un desastre. La lógica es que ellos acaben con el Nuevo Mestalla. No pedimos tanto como ciudad”.
Otra promesa incumplida del magnate singapurense.
LA FALSA POLÍTICA DE CANTERA
“Meriton asegura que tienen un plan y que la apuesta es la cantera. Al igual que ellos aseguran eso, yo puedo asegurar que eso no es verdad, que cuando Meriton llegó a València en 2014 les importaba tres pitos la cantera. La cantera para ellos es un pretexto para justificar todos sus errores y no decir que económicamente estamos mal. Es una solución que han encontrado por pura y dura necesidad, no porque crean en ella. De lo que no son conscientes es de que por cada Ferran o Gayà que te vaya a salir, hay otro grupo importante de chavales que no van a llegar a ese primer equipo porque la cantera funciona a largo plazo. Hace falta planificación y ellos no la tienen. Es un argumento que se cae por su propio peso”, asevera Polit.
Desde que llego Peter Lim, se ha pregonado sobre una supuesta apuesta por la cantera que ha brillado por su ausencia. “Queremos un técnico que apueste por la cantera y que se atreva a ponerlos sobre el terreno de juego. Queremos que ese entrenador diga ‘yo no soy más que un funcionario, no soy la estrella aquí, los jugadores sí y voy a apostar por ellos, porque si estoy en el Valencia es para ejecutar las instrucciones del propietario como un funcionario’”, clamaba Anil Murthy en una entrevista a The Athletic.
Desde la llegada de Meriton, hasta veinte canteranos han tenido la oportunidad de debutar con el primer equipo en partido oficial. Se pueden destacar nombres como Carles Gil, Robert Ibáñez, Tropi, Rafa Mir, Diallo, Fran Villalba, Lato, Esquerdo y Guillamón. Eso sí, apenas tres canteranos se han asentado en la primera plantilla blanquinegra: Jaume Doménech, Carlos Soler y Ferran Torres. Este último ya es historia.
DICTADURA MERITONIANA
Si por algo se ha caracterizado el mandato de Meriton Holdings en el Valencia es por su poca capacidad para delegar funciones. A la mínima, saltaban los recelos. Despotismo puro y duro. En resumen, no han sabido confiar en personas que entendiesen realmente de fútbol y le hiciesen bien al Valencia tanto deportiva como económicamente.
Ni un año llevaba Meriton cuando Lim ya se cargó a las dos cabezas del proyecto: Amadeo Salvo y Francisco Rufete. “Nuno (el entonces entrenador) o nosotros» fue el último mensaje que hicieron llegar a los responsables de Meriton. Lo peor aún estaba por llegar.
En el último año, el autoritarismo de Meriton y sobre todo de Anil Murthy se han visto reflejados en un cúmulo de decisiones que han concordado con la impotencia del valencianismo.
En octubre del año pasado, la destitución de Marcelino García Toral, artífice del primer título del Valencia tras 11 años de sequía, abrió la veda. El motivo: criticar a la propiedad. En noviembre le siguieron la de Mateu Alemany y Pablo Longoria. El triángulo que devolvió un Valencia campeón se esfumaba.
Desde entonces, se han sucedido nombramientos a dedo y destituciones por doquier e injustificadas. Cabe destacar la de Paco Camarasa, delegado del equipo que, tras su salida, dejó en evidencia a Murthy y a Meriton y puso el acento en lo mal que se estaban haciendo las cosas dentro del club.
Meriton ha dejado claro más de una vez que no quiere trabajadores que le planten cara. El mismo Anil Murthy lo afirmaba en la entrevista a The Athletic: “Queremos entrenadores que ejecuten las directrices de Lim como un funcionario. Puede ganar la Champions, pero si no sigue las pautas de Meriton será despedido”. Ver para creer.
LA AFICIÓN, HARTA
La afición del Valencia ha abierto los ojos o, al menos, ha empezado a mostrar de una manera más clara su descontento con aquellos que, supuestamente, dirigen el club. A raíz de los cambios drásticos que se están produciendo en el último año, con el detonante de la venta del capitán de una generación entera de valencianistas, Dani Parejo, plataformas como ‘Salvem Nostre Valencia’ o ‘Espíritu del 86’ han empezado a movilizar a la afición.
El pasado miércoles, cerca de un millar de valencianistas se concentraron en las cercanías de Mestalla para exigir responsabilidades y con un mensaje claro: ‘Lim Go Home’. La afición, por fin, ha estallado contra la propiedad y las movilizaciones no harán más que crecer en los próximos meses.
Mientras, el presidente, Anil Murthy, parece vivir en otro mundo. ”Como gerencia del club, es nuestra responsabilidad sentir empatía con los aficionados. Como hemos hecho muchas veces, siempre buscamos tener una comunicación directa con la afición. Pero cada club tendrá sus problemas y grupo de aficionados disidentes”, declaraba esta semana en una entrevista The Straits Times, medio de Singapur.
El mismo Murthy, en la entrevista a The Athletic, explicaba que “soy una cara india que viene de Singapur y nunca he estado viculado a la sociedad valenciana. Mucha gente no me ve como legítimo representante del club. Hablo de un grupo muy pequeño de personas que solían mandar aquí. Sin embargo, cuando voy por la calle la gente está de nuestro lado, no hay problemas financieros, hemos jugado Champions tres veces, hay buenos jugadores. La gente quiere que ganemos, no se preocupan de si les representamos o no”.
Las movilizaciones contra Peter Lim, Anil Murthy y Meriton han parecido no sentar bien en el seno del club y este viernes el presidente envió una carta pública a la afición con la misma palabrería que utiliza alguien que no sabe ni lo que tiene entre manos ni lo que se le puede venir encima.
Polit cree que “precisamente por esa carta, se nota que les están haciendo daño las protestas de la gente. Fue la propia gente la que, motu propio, salió a protestar de forma pacífica y cívica. Fue un ejemplo de que el sentimiento valencianista está muy vivo a día de hoy y de que la gente tiene ganas de pelear por su club. Es el primer paso de muchos. Veremos cómo evoluciona esta situación aunque, evidentemente, mientras no haya dinero detrás va a ser complicado hacer cambiar la opinión de Peter Lim, pero a Singapur empieza a llegar el descontento, que es lo que les atemoriza. Ellos tratan de vender de puertas hacia afuera una imagen que no es”.
POZO SIN FONDO
Nadie puede negar que Peter Lim salvó al Valencia de una situación muy delicada económicamente hablando. Quizás es injusto criticar ahora, seis años después, la forma en que se vendió el club y actuaron determinados agentes sociales. Tanto para Peter Lim como para aquellos que lo llevaron al Valencia.
Fijémonos en el presente. El principal activo del club sigue siendo la afición, que mira con descrédito cómo el club está en manos de personas que ‘no son de fútbol’ y cómo esas personas lo están autodestruyendo poco a poco.
Cada año que pasa, Meriton tiene más frentes abiertos. La deuda no ha dejado de crecer, el Nuevo Mestalla debe resolverse en poco más de medio año, los valencianistas han estallado… Lo peor para Lim y su séquito: todos estos asuntos están empezando a trascender más allá de la prensa española.
El Valencia se le ha caído a Meriton. Aludiendo a palabras de Polit, “están fuera de sí. Ahora mismo, Meriton y su principal representante en València, que es Anil Murthy, están viviendo en una realidad paralela a la real”.
Señor Peter Lim, el Valencia CF no es un juguete. Y si para usted lo ha sido, debe dejar de serlo ya. Haga caso a lo que le aconsejaron desde el medio de comunicación Channel New Asia esta misma semana: “Si no puede lograr un cambio rápido en la suerte en el campo y las relaciones con los aficionados del Valencia, quizás la mejor opción puede ser salir de una situación que se está volviendo cada vez más desagradable para todos los involucrados”.
Por su bien y por el del Valencia CF.