Los promotores valencianos urgen a Catalá a acelerar las 4.500 viviendas de Benimaclet y el Grao
La patronal pide plazos definidos y ejecutar planes para tramitar más rápido las licencias de obra
María José Catalá llega por primera vez a su despacho como alcaldesa
Los promotores valencianos urgen a la alcaldesa de Valencia, Maria José Catalá, a dar un vuelco en la política de vivienda de la ciudad para pasar de las paralizaciones a las licencias de obra. Los dos principales movimientos que espera el sector son la puesta en marcha de los Planes de Actuación Integral (PAI) de Benimaclet y el Grao. Entre ambos suman 4.500 viviendas.
Además, hay proyectos en el cajón como el PAI de la Punta, que podría sumar otras 3.000 viviendas y actuaciones pequeñas en metros pero enormemente simbólicas como la conversión en viviendas del viejo Mestalla o el macrohotel de Zaidia. Además, las fuentes consultadas recuerdas actuaciones pendientes como las del Parque Central, Malilla, Patraix, San Marcelino Fuente de San Luis y el Cabañal, entre otras.
La mecha de la aceleración de los proyectos urbanísticos la inició la propia Maria José Catalá en su primer discurso como alcaldesa de Valencia este sábado, cuando dijo que «por fin, la vivienda va a ser una prioridad. Vamos a impulsar más de 1.000 viviendas públicas, vamos a desbloquear los PAI pendientes y vamos a ayudar a los jóvenes a poder emprender su proyecto de vida».
El presidente de la asociación de promotores de Valencia, Antonio Olmedo, aseguró ayer a ECONOMÍA DIGITAL que el mensaje lanzado por la alcaldesa de Valencia ha tenido “muy buena recepción” entre el sector. “Instamos al ayuntamiento a que se definan los plazos”, apunta Olmedo. Otros promotores son aún más directos: «No queremos oir ya planes. Queremos hechos. No tienen que venir a preguntar cómo agilizar las licencias sino a contarnos el plan que van a aplicar para agilizar las licencias».
Desde uno de los promotores históricos de la ciudad se apunta: «Tardar de 12 a 18 meses en conseguir la licencia de obra es un lastre enorme porque hasta que se logra el permiso no se puede comercializar la vivienda, por lo que el coste financiero es enorme». El objetivo «razonable» que marca es que se reduzca el plazo para obtener una vivienda a seis meses.
Perspectivas de agilidad por las opciones de pacto en urbanismo
El ranking de prioridades entre los promotores está encabezado por el PAI de Benimaclet, proyecto que oscila entre las 1.200 viviendas que quería reducir Compromís hasta las 1.500 que llegó a plantear el PSOE. Las discrepancias entre ambos modelos de urbanismo fueron insalvables la pasada legislatura.
Fuentes del sector promotor apuntan que Juan Giner, nuevo concejal de urbanismo y vivienda del Ayuntamiento de Valencia, tendrá varias opciones de pacto. “Los problemas en urbanismo llegaron por las discrepancias que había entre Compromís y el PSOE dentro del ayuntamiento”, apuntan.
De este modo, se entiende que las posturas que ha tenido el PSOE durante las dos últimas legislaturas son compatibles con las que puede tener el PP y no lo eran con Compromís. «Es cierto que en urbanismo, el PP va a poder lograr acuerdos con el PSOE y/o con Vox para lograr avanzar en al tramitación», explican las fuentes consultadas, que esperan que las negociaciones previas a la comisión de urbanismo de cada mes permita avanzar en la cantidad de viviendas que se ponen en marcha en la ciudad.
El PAI del Grao es el otro gran foco de atención de los promotores, ya que allí se prevén 3.000 viviendas. «Es difícil de sostenter que el PSOE tenga tan clara su apuesta por la vivienda y ahora sea un freno para la vivienda en Valencia», apunta un promotor, mientras se normaliza la necesidad de pactos entre PSOE y PP más aún desde el realizado por Collboni por el Ayuntamiento de Barcelona.
La Punta, por su parte, se perfila como uno de las actuaciones a rescatar. «Lo que hay enfrente del Oceanogràfic es indigno para la ciudad. Es una reclasificación de suelo de libro porque tienes la vía del Oceanogràfic, las vías del tren y la autovía formando un triángulo donde hay fábricas abandonadas como la de Fomesa y hay nulo valor de la huerta», asegura uno de los promotores que gestiona una buena parte de las viviendas de protección oficial de la ciudad.
