Ford camufla 700 despidos con un ERTE por la falta de chips

La factoría de Almussafes acuerda un ERTE de 10 jornadas de paro total en montaje pero que permite paros parciales equivalentes a la plantilla que se quedará sin faena cuando se deje de producir en abril el Galaxy el S-Max

Empleados de Ford Almussafes

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Ford preparó ayer el despido camuflado de 700 trabajadores. Lo hizo a través de una cotidiana prolongación del ERTE por la falta de microchips con leves cambios de las condiciones, entre ellos que en vez de tres meses durará seis. Los ajustes sirven para convertir un mecanismo coyuntural para cubrir los problemas de suministro en un parche de un problema estructural, como es el fin de la producción de Galaxy y S-Max.  

Aparentemente, la prolongación del ERTE firmado ayer plantea 10 días de suspensión de empleo para la línea de montaje mientras que serían 16 días en la planta de mecanizados y 29 en la planta de motores. Esto se refiere a los días de paro total, es decir, jornadas en las que cada una de esas plantas dentro de la factoría no trabajarán por falta de piezas.

Por otra parte, están los paros parciales y ahí es donde las cifras cuadran con la salida S-Max y Galaxy de la factoría. El ERTE contempla que se puedan realizar paros parciales afectando al entorno de unas 700 personas con un máximo de 70 jornadas. Estas cifras coinciden con el número de personas y de días que en la factoría de Ford Almussafes no van a poder trabajar en el S-Max y Galaxy durante el ERTE.  

La duración de esta prórroga del ERTE es desde el 23 de diciembre de este año hasta el 30 de junio de 2023 mientras que Ford ya ha anunciado que a partir de abril no se fabricarán ninguno de los dos monovolúmenes que vinieron a Almussafes tras el cierre de la planta de Ford en Genk (Bélgica). Ford ha ido prolongando los ERTE de manera trimestral pero esta vez salta a un plazo semestral.  

Otra de las claves es que no se trata de un nuevo expediente sino de la prolongación del ya existente, un trámite burocrático a priori irrelevante, que contenía la siguiente información cierta que recibía el visto bueno de la Dirección General de Trabajo: “La factoría de Ford en Valencia fabrica cuatro modelos: Kuga, Transit Connect, S-Max y Galaxy, por este orden de importancia en cuanto a volúmenes de producción».  

La frase, que es el punto de partida de la explicación de Ford para pedir un ERTE, hoy es cierta y lo seguiría siendo hasta el final del primer trimestre de 2023. Sin embargo, tras el anuncio de Ford de cesar la producción de S-Max y Galaxy en abril, este argumento inicial del ERTE dejará de ser verídico para el segundo trimestre de 2023. Ford ya no producirá esos dos coches.  

La fórmula acordada vía el ERTE permite que 700 trabajadores, que son los que trabajan aproximadamente en S-Max y Galaxy, tengan el empleo suspendido durante un máximo de 70 jornadas, que son las que pueden dejar trabajar por falta de chips antes de abril y por la falta de producción de S-Max y Galaxy a partir de abril.  

El ERTE es un colchón político y empresarial

El modelo dirigido por Eduardo Guillamón, director de Recursos Humanos de Ford, permite cubrir el excedente de plantilla segura en Almussafes con un ERTE cuyos motivos son otros (la falta de suministros, especialmente chips). Y esto genera un colchón de tiempo que beneficia tanto a la empresa, que prolonga sus plazos para negociar, como, sobre todo, a Ximo Puig, presidente de la Generalitat, que borra del calendario electoral el tsunami de despidos de Ford.  

El calendario de 2023 para Ford es complejo. En abril cesa la producción de S-Max y Galaxy mientras que a partir de septiembre dejará de fabricar la Transit Connect. Esto producirá un excedente de plantilla que se sitúa en la horquilla de entre 1.500 y 2.000 empleados. La fábrica tiene unos 6.000 empleados de los que sobre unos 350 son susceptibles de prejubilación.  

Técnicamente, Ford podría hacer un ERE de 700 empleos por Galaxy y S-Max, ya que superaría el 10% de la plantilla y, después del verano, otro para el excedente de plantilla provocado por el fin de la furgoneta en Valencia. Sin embargo, con la estrategia de aguantar en el ERTE al excedente de los empleos que ya no hacen falta para los monovolúmenes se habilita la opción de que todos los despidos se realicen en una única negociación.  

Además, también entra en juego las elecciones sindicales, previstas para febrero. La prolongación del ERTE durante seis meses evita tener que plantear en marzo una doble negociación del ERTE y el ERE de manera simultánea.  

Políticamente, se apaga un fuego que ataca el argumento crítico para Ximo Puig de que capta inversión extranjera y crea empleo, especialmente en la automoción, con el ejemplo de la gigafactoría de Volkswagen. En abril se producirán dos hechos: la colocación de la primera piedra de la gigafactoría y la salida de S-Max y Galaxy de Ford Almussafes.  

Faltarán menos de dos meses para las elecciones autonómicas y municipales, con el cambio político que ello podría provocar, incluido un cambio a nivel de la dirección general de Trabajo, que ostena Elvira Ródenas (rama PSOE), que es la autoridad que aprueba, deniega y media en los despidos masivos.  

El mecanismo RED, que supone aplicar un nuevo ERE en el que no se consuma paro sigue siendo una opción que se contempla en la hoja política de Ximo Puig, en la estrategia de negociación de Ford y en las pretensiones de UGT.  

De momento, en la prolongación del ERTE que camufla el ERE se introduce una cláusula por la que ningún trabajador sufrirá en el primer semestre del año más de 70 días de suspensión de jornada laboral. Esto es más de la mitad de los días laborales que tiene el primer semestre

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