La alicantina Orizon alerta sobre el derroche de las grandes empresas en transformación digital
Desde 2012 Orizon ha conseguido ahorrar a sus clientes 120 millones en sus costes TI con su concepto sobre el rendimiento
La última década, justo antes de la irrupción de la sostenibilidad como factor esencial en las empresas, la transformación digital ha sido el gran mantra. La mayoría de compañías se volcaron en avanzar tecnológicamente, contratar perfiles cualificados, subirse a la nube… pero toda esa inversión se ha mostrado relativamente estéril. Así lo observan desde Orizon, compañía especializada en gestión de rendimiento.
Y es que la tecnológica de origen alicantino lleva más de una década dedicada, precisamente, a aportar valor tecnológico a las empresas con la mejora de sus procedimientos. Por eso, el CEO de la compañía, Ángel Pineda, ha contado en un encuentro con la prensa que todo el boom de la transformación digital se ha terminado pinchando porque su reflejo en las cuentas no ha sido el esperado.
Desde Orizon, cuyos principales clientes se encuentran en el sector bancario, aseguran que en un determinado momento las empresas han perdido el control de lo que estaban haciendo. El paso hacia la nube fue muy alocado. Explican que algunos departamentos de tecnología han gastado el presupuesto de tres años en un solo ejercicio.
Lo mismo ha pasado con la contratación de personal. Las grandes compañías han generado una espiral inflacionaria con ciertos perfiles que, tiempo después, se han dado cuenta de que no había un retorno la inversión en capital humano.
Ante este escenario, el presagio para los próximos años será de contención de costes en el ámbito tecnológico. Un retorno a lo básico, ha explicado Ángel Pineda. Y otro de los ámbitos que verá reducida su inversión será la seguridad, donde también asumen que en los últimos años ha habido una burbuja inversora que, posteriormente, no cuadra a los departamentos financieros.
El momento de Orizon
Ante este contexto, la tecnológica española quiere aprovechar su momento. A nivel financiero espera cerrar este ejercicio con una facturación de 3,5 millones de euros, lo que implica mantener un volumen de negocio similar al de 2021. La compañía, que ha vuelto a participar en otra fusión bancaria de nuestro país para asegurar el éxito del proceso y el rendimiento de los sistemas una vez culminada la integración, ha crecido un 12% en número de clientes, pero ha reorientado su estrategia en 2022 para adaptar su tecnología BOA, proceso en el que ha invertido 1,5 millones de euros. La compañía también incrementó sus recursos humanos un 55% durante 2022, hasta los 65 profesionales.
Orizon también prevé una inversión de 4 millones de euros, repartida entre 2023 y 2024 para ampliar la capacidad de su centro tecnológico, ubicado en Alicante y desde el que presta servicios basados en su propia tecnología a grandes empresas de todo el mundo.
La compañía, que este ejercicio 2022 ha llevado a cabo dos ampliaciones de capital, prevé obtener una cifra de negocio de 8 millones de euros en 2023 y llegar a los 30 millones de euros en 2024. Durante 2022, Orizon mantuvo su margen operativo (Ebitda) alcanzando un 19% sobre los ingresos. Igualmente, y como se mencionaba antes, durante 2022 la empresa ha crecido en número de clientes un 12%, diversificando además los sectores en los que se desarrolla su actividad: banca y seguros, utilities y telecomunicaciones.
Orizon ha enfocado sus recursos en 2022 a optimizar la versatilidad y agilidad de su tecnología BOA, acorde a la demanda de sus clientes objetivo. Para ello, la compañía ha acometido un cambio de su arquitectura para adaptarla al entorno cloud y que esté disponible, en modo SaaS (Software as a Service), a través de Amazon Web Services (AWS), MS Azure y Google Cloud. Cabe recordar que Orizon se dirige a organizaciones con infraestructuras tecnológicas complejas y con inversiones en TI a partir de los 300 millones de euros.
La tecnología BOA de Orizon y su metodología es la única solución del mercado actualmente capaz de vigilar ininterrumpidamente el funcionamiento de las infraestructuras tecnológicas de las grandes corporaciones de manera dinámica (tanto el desarrollo de nuevo software como las aplicaciones en funcionamiento). La solución detecta y elimina problemas, y también optimiza de forma continua.