«Los actuales precios de las licitaciones son del siglo pasado»
El vicepresidente de CIES y presidente de Avinco denuncia: "Desde que un político toma la decisión de hacer alguna actuación hasta que el ciudadano consigue ver ese centro social, esa biblioteca o esa calle asfaltada pasan cinco o seis años"
El sector contratista de la Administración ha reunido a más de 300 profesionales esta pasada semana en Valencia con motivo de la celebración del V Simposio Nacional sobre Buenas Prácticas en la Contratación Pública. El sector reclama a las distintas administraciones la mejora del actual sistema de licitación pública, para paliar numerosas deficiencias que afectan en último término a los ciudadanos.
Los más de 300 ingenieros, arquitectos, constructores, técnicos de la Administración, expertos jurídicos, interventores y especialistas de la construcción debatieron sobre las buenas prácticas en los procesos de contratación y licitaciones públicas, y analizaron la problemática existente desde todos su ángulos. El sector insta a mejorar y agilizar el sistema para que la sociedad obtenga mejores servicios con costes más racionales y plazos más reducidos.
La quinta edición de este encuentro, que desarrolló durante toda la jornada del jueves en las instalaciones de la Universidad Politécnica de Valencia, puso especial hincapié en la mejora de los pliegos de licitación. Hablamos de todo ello con el vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Empresas del Conocimiento e Ingeniería de España (CIES) y presidente de la Asociación Valenciana de Ingenieros Consultores (Avinco), Vicente Candela.
¿Cuáles son los principales problemas que se están encontrando actualmente en los procesos de licitación pública?
El primer problema que encontramos es que los precios de licitación y de adjudicación, que son distintos, no se ajustan a la realidad del mercado, o sea, no son reales.
Cuando tú contratas algo con un precio por debajo del real de mercado, tienes un problema y entonces, o se resiente la calidad de servicio a la obra, o se para la obra, o se demoran los trabajos o se recurre, que es lo más habitual, a unos incrementos extraordinarios vía liquidaciones.
Al final, el perjudicado es el ciudadano, que tiene la la zanja abierta delante de su casa cuatro años cuando podía tenerla en ocho meses si todo se hubiera hecho bien.
«Los plazos en las licitaciones son desesperantes, inabordables»
Por otro lado, la documentación para los trámites digitales es esta extraordinariamente farragosa. Es muy compleja y eso es un dinero que se pierde, se lo lleva el diablo, porque no supone ningún bien para el ciudadano. Son documentos que se preparan solo para ganar la licitación y nada más.
Además, hay que contemplar los temas medioambientales, de economía circular, etc. Y eso, con los plazos que se están dando y con el dinero que se está pagando es difícil.
Recientemente se han publicado datos de licitación por parte de la Generalitat Valenciana y son muy bajos. ¿A qué se debe? ¿Cuál es el problema?
El nivel de licitación está relacionado directamente con el presupuesto que tienen las administraciones, la Generalitat. Pero el problema ya no es solo que se saque poco dinero, sino que los plazos son desesperantes. O sea, son inabordables.
Desde que un político toma la decisión de hacer alguna actuación hasta que el ciudadano consigue ver ese centro social, esa biblioteca o esa calle asfaltada pasan cinco o seis años en el mejor de los casos. No puede ser.
«Las adjudicaciones a empresas públicas no tienen futuro, son una involución»
¿Qué hay que reformar para que no pase esto?
Desde nuestro punto de vista, desde el sector de la ingeniería, hay dos palancas o dos puntos clave para mejorar el sistema. Una es externalizar los servicios en la medida de lo posible. El sector privado siempre ha sido más rápido, más ágil y más eficiente. Todo lo que se puede hacer en el sector privado tiene que hacerse.
De hecho, estamos totalmente en contra de las adjudicaciones a Ineco, a Tragsa… No tienen futuro. Es una involución. Es volver hacia atrás. Volver a gobiernos socialistas. En el mal sentido, no nos equivoquemos, los gobiernos socialistas son buenos. Todo lo que sea externalizar todos los servicios y obras ayudará a mejorar el sistema.
Y la segunda palanca es que hay que hacer un estudio profundo de toda la tramitación de documentos, por que todo se tramite en serie y hay que trabajar en paralelo. Con lo cual, al final van sumando tiempo y nos encontramos con cinco o seis años en el mejor de los casos.
Hay que reducir documentos, revisar qué documentos y revisiones son realmente necesarias e intentar trabajar en paralelo. Hay que resolver las diferencias con métodos ágiles de informática. No es viable que en el siglo XXI se emita un escrito oficial por registro de entrada para aclarar una duda que se resuelve con una llamada por teléfono entre administraciones.
¿Nos podemos acabar encontrando con una plaga de concursos desiertos?
Ya hay algunos concursos desiertos. Pero bueno, eso se está solucionando. No es lo que más me preocupa. Lo que me preocupa es que no rompamos la dinámica y que se sigan adjudicando servicios técnicos por debajo del precio del mercado, porque seguiremos teniendo problemas.
«Los actuales precios de las licitaciones son del siglo pasado»
Hemos tenido en los últimos años inflación galopante, subidas del coste de los materiales… ¿Cuánto está influyendo esto? ¿Se está reflejando en las licitaciones?
No, los precios que se manejan son del siglo pasado. Es importante que se haga una reflexión, que se analice lo que cuestan las cosas, que se actualicen los precios y que se actualicen los pliegos. Hay que evitar no solo que el precio que salga sea bueno, sino que no nos obliguen a hacer bajas, esas bajas tremendas, que es muy fácil de evitar. Es modificar los pliegos.
Licitar licitan distintas administraciones pero, ¿a quién corresponde dar estos pasos? ¿Es una cuestión estatal?
Si fuera una cuestión de ley estatal estaríamos muertos. Ya no tendríamos ninguna escapatoria. Esto se puede resolver con los pliegos, con los que redactan y aprueban las administraciones, todas. Con la ley actual, simplemente aplicando la ley perfectamente se puede resolver el problema en gran medida.
¿Esto se lo han trasladado a las administraciones? ¿Y cuál ha sido la respuesta?
Sí, sí. Estamos en ello, esta es una más de las labores de difusión que tenemos que hacer. No es fácil que la gente entienda la problemática. La ven, pero muchas veces no saben por qué. Organizamos este tipo de actos para que sean distintas voces, todas ellas autorizadas, con mucha experiencia, para que vaya calando el mensaje, para que vayan entendiendo.
Te pongo un ejemplo. En la jornada se ha hablado del límite de la temeridad. Cuando salió la nueva ley hace tres o cuatro años yo ya lo decía, que hay un truco que es juntar el límite de la temeridad o anormalidad a la media. Con ese truco se consigue que las bajas no sean tan fuertes, porque la gente tiene miedo a pasarse y que los eliminen. Pues eso que es tan simple, tan obvio, ha tardado dos o tres años. Ahora el Ministerio lo está aplicando.
«No veo puntos criticables muy importantes en la licitación de la ampliación del Puerto de Valencia»
El límite de la normalidad significa que si se hace una oferta más baja que el límite, hay que justificar la oferta o se queda eliminado. Se produce cuando se hace una oferta excesivamente barata y entonces la ley establece es un mecanismo que exige que se justifique. Y así es fácil que te eliminen.
Tenemos una gran licitación en la Comunitat Valenciana que se está produciendo y se ha anunciado hace pocas semanas, que es la de la ampliación norte del Puerto de Valencia. Da la impresión de que al menos esta licitación sí que ha ido a muy buen ritmo. ¿Es así y es la normalidad en el resto de licitaciones o ha sido algo extraordinario?
Esta licitación va a buen ritmo, pero acaba de empezar. Todavía le queda mucho recorrido. No sabemos si se va a resolver rápido, pronto, o no. La licitación yo la estoy analizando y la veo bien en general. No veo puntos criticables muy muy importantes y bueno, lo que espero es que no se demoren en la adjudicación.