La naranja valenciana empieza la campaña con optimismo por el alto precio y la baja competencia

La campaña citrícola en la Comunidad Valenciana ha empezado con un optimismo inusual ya que se están consiguiendo precios altos que abren la puerta a que se termine la temporada con rentabilidad para los agricultores. El descenso de la llegada cítricos desde Sudáfrica, que como desveló Economía Digital ha desviado sus ventas a Asia por las nuevas medidas fitosanitarias que se le exigen en Europa, es el factor más relevante.  

“No contamos con tanta competencia desde el hemisferio sur porque la obligación de que realicen el tratamiento en frío les ha hecho buscar mercados alternativos. Se nota que hay menos cítricos de Sudáfrica en Europa y hay menos existencias almacenadas en Holanda”, explica Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA).  

El segundo factor es el bajo volumen de la cosecha esperada. España producirá en el entorno de seis millones de toneladas de cítricos, de los que la mitad se cultivan en la Comunidad Valenciana, recuerda AVA. “Hemos tenido campañas de cuatro millones de toneladas”, apunta Aguado. Por la ley de la oferta y la demanda, una baja producción local acompañada de una menor llegada de competidores del hemisferio sur propicia una subida de precios, lo que debería mejorar la rentabilidad del agricultor. 

Ese es el tercer factor determinante para el optimismo en el campo. “Las principales cadenas de distribución está apoyando al sector”. Mercadona, que recientemente anunció que comprará más de 200.000 toneladas de naranjas y mandarinas españolas, inició el pasado 6 de octubre la venta de la variedad Oronules de mandarina.  

Según ha podido comprobar Economía Digital esta semana, el precio de esta mandarina en la cadena de Juan Roig es de 2,39 euros el kilo, mismo precio que en Consum, que ayer inició la venta de mandarinas de origen valenciano. El precio de la mandarina valenciana en Carrefour roza los 3 euros. Las tres grandes cadenas de distribución siguen vendiendo naranjas del hemisferio sur ya que las del campo valenciano a estas fechas no reúne condiciones organolépticas adecuadas para el consumo.

El rango de precio de estas cadenas que ponen en valor su apuesta por la fruta local contrasta con la medida que tomó Aldi la pasada semana, que pasó de vender fruta del hemisferio sur a 1,99 euros el kilo a promocionar la llegada de las primeras variedades valencianas a 1,49 euros el kilo, tal y como denunció AVA recientemente. Esta estrategia comercial coincidió con el inicio de la venta de mandarina local por parte de Mercadona.  

Al margen de las grandes cadenas de distribución, continúan pequeñas fruterías de barrio en la ciudad de Valencia ofreciendo fruta en condiciones y precios muy dispares a los grandes operadores. Tal y como se muestra en la imagen de arriba realizada esta semana en una frutería del barrio de Extramuros, hay puntos de venta que ofrecen mandarinas de distintos tamaños y con presencia aún del color verde que denota su recolección repentina a precios que no alcanzan ni el euro por kilogramo.  

A principios de mes, cuando las grandes cadenas de distribución todavía no habían iniciado la venta de mandarinas valencianas ya que no reunían las condiciones organolépticas óptimas, esa misma frutería ofrecía el producto todavía más verde y a un precio de 1,19 euros, como se puede observar en la imagen a continuación. “Debemos reflexionar sobre si una pequeña frutería puede llegar a marcar el precio de un producto provocando un efecto arrastre”, apuntan desde cadena de la industria alimentaria. 

Mandarinas a la venta por 1,19 euros el kilo en una frutería del barrio de Extramuros de Valencia el pasado 3 de octubre

Cristóbal Aguado, presidente de AVA, sentencia: “Hay naranjas y mandarinas que se venden con dudosa procedencia. Cada variedad tiene su momento de recolección y hay piratas de mano larga que utilizan circuitos de dudosa procedencia”.  

“Nos ofrecemos a la administración para que realicen inspecciones puntuales. Ofrecemos a nuestros técnicos para dar información a las fuerzas de seguridad que tienen que vigilar los comercios para que sepan diferenciar entre las distintas variedades”, se ofrece Agudo, que añade: “Esa fruta incomestible de los piratas influye en el precio y contagia al sector por lo que hay que incrementar el control”.  

Los costes altos aprietan los márgenes 

A los factores positivos que han propiciado que en la primera quincena de campaña de mandarinas (sin todavía naranja valenciana disponible) exista un optimismo moderado se contrapone el problema generalizado de la inflación.  

Los datos que tiene AVA es que los productos fitosanitarios se han duplicado de precios mientras hay fertilizantes que han aplicado subidas del hasta el 300%. Además, está el problema de la energía.  

«Estamos sufriendo la compensación del tope del gas en la factura de los pozos de riego»

Cristóbal Aguado, presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA)

Aproximadamente, la mitad de los campos de cítricos de la Comunidad Valenciana se riegan con aguas subterráneas. El mayor coste no es el agua en sí sino la energía que se consume en el pozo para bombear el agua que permite trasladarla hasta los árboles. «Estamos sufriendo la compensación del tope del gas en la factura de los pozos de riego”, asegura Cristóbal Aguado.  

Las facturas del riego son una de las causas recurrentes que llevan a los pequeños agricultores a decidirse por el abandono de los campos ya que se tienen que abonar la factura eléctrica con un notable adelanto respecto al dinero incierto que van a percibir por su cosecha meses después de su recolección.