¿Están los políticos a favor del Corredor del Mediterráneo?
Invertir en infraestructuras debería ser una prioridad porque genera un impacto enorme en la creación de puestos de trabajo y en el PIB
Si uno analiza el devenir de la infraestructura, solo existe una razón que justifique que el Corredor Mediterráneo no sea ya una realidad: la falta de voluntad política. Todos sabemos que son nuestros políticos electos son los que marcan la estrategia para que las infraestructuras se desarrollen y con menor o mayor intensidad.
Todos parecen defender la importancia y necesidad de que el arco mediterráneo, desde Algeciras a la Frontera Francesa, esté conectado en ancho internacional. Pero una cosa es que planifiquen, diseñen y lo anuncien a los cuatro vientos y otra, muy diferente, que las inversiones aprobadas y los compromisos asumidos se lleven a cabo. Como comprenderán, los retrasos continuos e injustificables hacen que desde la sociedad civil estemos hartos.
Desde que se empezó a hablar del Corredor Mediterráneo, han pasado por la Moncloa seis presidentes y ocho ministros de Fomento. Aquel dicho de “puedo prometer y prometo” se ha ido cumpliendo con todos y cada uno de ellos, y lo cierto es que los retrasos se acumulan de forma injustificada.
Desde 2016, con el Ministro de la Serna, las cosas cambiaron, pero no nos equivoquemos, no fue por voluntad política, sino porque los empresarios, que ya llevábamos muchos años reclamándolo, tuvimos el acierto de que se pusiera en marcha el movimiento #QuieroCorredor.
La infraestructura desde entonces ha ido avanzando, pero no al ritmo prometido. Y aunque el principal responsable de ello es quien ejecuta la infraestructura, el Gobierno de España, la sociedad civil nos lo tenemos que hacer mirar, porque o hablamos más alto y claro o nos van a seguir regalando los oídos sin que el Corredor Mediterráneo sea una realidad.
«Con las vías actuales es imposible atender toda la demanda que se viene encima»
Hace unos días el Movimiento #QuieroCorredor presentó el primer chequeo de 2022 (con este van 11), y quedó latente que hay muchos nubarrones e incertidumbres por delante. No es que se estén incumpliendo los plazos programados de forma reiterada por los sucesivos Gobiernos de España, que así es, sino que lo que la economía española y en concreto las exportaciones y el turismo necesitan, la doble plataforma desde Algeciras a la Frontera Francesa, y, al paso al que vamos, nunca será una realidad. Sí, tendremos conexión en ancho internacional en todo el trazado (ya veremos si en 2030 es posible) pero con tramos de vía única, otros con tercer carril y mucho recorrido en una sola plataforma. Vamos, un galimatías.
25 años de atascos
Pues bien, si la ejecución de la infraestructura va lenta, no queremos ni pensar lo que puede ocurrir en los próximos meses porque tenemos por delante prácticamente un año y medio de procesos electorales en los que el Corredor Mediterráneo estará presente y será, una vez más, parte de la letra de los cantos de sirena de los distintos mítines electorales. Sí, prácticamente la totalidad de los partidos tienen en su programa electoral una apuesta, apoyo, reconocimiento o mención al tan ansiado Corredor, pero lo cierto es que llevamos 25 años de atasco y las segunda y terceras ciudades de España siguen sin estar conectadas en alta velocidad.
Pedir doble plataforma no es un capricho, sino que se hace imprescindible porque además de separar alta velocidad, por un lado, y mercancías, cercanías y media distancia; por otro, se consigue ser más eficientes y medioambientalmente, más respetuosos, ya que de lo contrario, el corredor nacerá saturado porque con las vías actuales es imposible atender toda la demanda que se viene encima.
Lo hemos repetido hasta la saciedad. De las crisis económicas salen reforzados aquellos países y territorios que cuentan con un modelo económico robusto y al que se le han dedicado los recursos adecuados para potenciar sus principales actividades económicas. Nuestra industria, con una acusada orientación exportadora, necesita un transporte sostenible, que llegue en tiempo y forma a sus mercados destinatarios y que no dependa de las inclemencias meteorológicas o de paros o huelgas que, desgraciadamente, últimamente están a la orden del día.
Por su parte, el turismo necesita de conectividad rápida y sostenible que haga la experiencia de nuestros visitantes agradable y les permita disfrutar de cuantos más rincones de nuestra geografía mejor. Invertir en infraestructuras en general y en las ferroviarias en particular, debería estar entre las prioridades de nuestros gobernantes porque genera un impacto enorme en términos de creación de puestos de trabajo y de aportación a nuestro PIB.
Importante beneficio económico para España
Decía al principio que la sociedad civil debemos hacernos oír más y denunciar o la falta de voluntad política en la ejecución del Corredor Mediterráneo o, lo que sería más grave, el boicot a la que sin duda será la inversión más potente, rentable y con mayor retorno de la historia moderna de nuestro país.
Por todo ello, empresarios y sociedad civil debemos seguir aunando esfuerzos y gritar SI #QuieroCorredor. Señores políticos, demuestren con hechos que apuestan por el Corredor Mediterráneo y cumplan con sus compromisos. Invertir en el Corredor Mediterráneo redunda en beneficio del conjunto de España y nuestro país no puede esperar más.