El coronavirus no ha afectado a todos por igual. Mientras que las grandes ciudades y las zonas costeras se han vaciado este verano por el temor a las aglomeraciones y el miedo al contagio, el turismo de interior ha impulsado su crecimiento: “Ha habido un aumento de la demanda porque mucha gente no había pensado en el interior hasta ahora, pero este verano sí que lo hizo porque ofrecemos una densidad mucho más baja que los hoteles de playa”, señala Indara Amaya de Ameglio, presidenta de la Asociación Provincial de Turismo Alicante Interior.
El turismo de sol y playa ha quedado en un segundo plano en la Comunitat Valenciana: “Algunas zonas rurales llegaron a tener un 100% de ocupación; otros se quedaron sobre el 80%”, indica Amaya de Ameglio. No obstante, también apunta que las ciudades del interior se vieron afectadas por ese fenómeno del miedo a las conglomeraciones: «Alcoy, por ejemplo, ha pasado de tener un 60% de ocupación en 2019 a un 40% este año».
El miedo al contagio no ha sido la única razón del auge de lo rural. Joana Rubio, responsable de comunicación de Temps de Interior, explica que «el turista nacional es la base de nuestros alojamientos, representa un 85% de la ocupación total, por lo que no hemos notado tanto el cierre de fronteras”.
De hecho, señala que desde su asociación sí que han percibido pequeñas pérdidas económicas por la ausencia de ese 15% de clientes internacionales: «Ha descendido un poco la ocupación por la falta de extranjeros, pero la mayoría de ellos se localizan en la costa, por lo que no lo hemos notado tanto como otros lugares».
El auge de las casas con piscina
Donde sí que no ha pasado factura el coronavirus es el alquiler de las casas con piscina. La clausura de las piscinas municipales y el temor a la infección en ambientes acuáticos con mucha concentración de personas, como las playas o las piscinas de urbanización, ha favorecido que hubiera «muchísima demanda de alojamientos de alquiler completo», como indican desde la Asociación Provincial de Turismo Alicante Interior. La asociación valenciana de casas rurales, Temps de Interior, tampoco se queda atrás: “Los alojamientos con piscina han llenado al 100%”.
Valencia, desierta
En la otra cara de la moneda han quedado las ciudades y las costas valencianas. Habituadas a ser los principales focos turísticos, este año han reducido notoriamente sus ingresos: a nivel nacional se estiman pérdidas de hasta 134.000 millones de euros; mientras que a nivel local el aumento del turismo en la última quincena de agosto no esconde los daños irreparables que ha padecido la industria, que ha perdido hasta un 70% de los turistas, ni la falta de ayudas que recibe.
De hecho, la Coordinadora de Barrios de Valencia cifra en un 55% el descenso de facturación que han sufrido de marzo a septiembre los establecimientos de la capital del Túria en comparación con los datos de 2019. Además, la situación no da vistas de mejora: las previsiones apuntan a una caída de hasta un 75% en el último trimestre del año.
Puente aéreo Benidorm-Reino Unido
Para evitarlo, el Gobierno valenciano está tratando de establecer un corredor seguro entre Benidorm y Reino Unido. El proyecto planteado por el sector se denomina «Benidorm Island», una propuesta que pretende presentar a la ciudad de Benidorm como una «isla-burbuja» segura para el turismo, al igual que sucede con el archipiélago canario. Pero para que pueda materializarse debe contar con una estrategia en la que estén implicado a instituciones y empresas y genere confianza en el destino.
En ese sentido, el presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, aseguró esta semana que que «nuestra oferta es segura y la perfecta unión entre instituciones públicas y sector privado, la fusión de objetivos, intereses y responsabilidad, permitirá demostrar que en esta burbuja turística se puede entrar con garantías y protocolos seguros”.
También aprovechó para solicitar a Boris Johnson que escuche “a los miles de británicos residentes en nuestra provincia que quieren venir, porque aquí están como en su casa con respecto a los protocolos de seguridad».
Y es que la prohibición británica de viajar a España, ha supuesto despedirse este verano de 300.000 pernoctaciones inglesas, lo que suponía un gasto superior a 200 millones de euros, según los datos de la patronal hostelera Hosbec.
Protección playas
De hecho, la plataforma digital Safety Global, especializada en gestión de accesos y validación de entradas en los grandes acontecimientos, está trabajando ya en la adaptación de un sistema de control de aforo y seguridad de acceso a las playas de la localidad alicantina. La intención es que de cara a la Navidad se puedan readaptar los eventos de esta época del año para salvar el último trimestre que suele suponer unos ingresos de 12.000 millones de euros entre ferias, congresos y convenviones de negocios.