15.000 agricultores se plantan ante Ribera para exigir agua para el sureste español
Empresarios, empleados y políticos de la Comunidad Valenciana, Murcia y Andalucía reclaman el agua que evite convertir sus tierras en un desierto
Con alrededor de 150 autobuses desde Alicante, Murcia y Almería, cientos de coches privados y pasajeros de AVE, unos 15.000 agricultores según la organización (7.000, según Policía Nacional), se han manifestado esta mañana frente al Ministerio de Transición Ecológica para frenar el recorte del trasvase del Tajo al Segura. El objetivo es impedir que las tierras productivas del sureste español se conviertan en un desierto.
La fina lluvia que arrancó a las 10 de la mañana, que hizo a alguno plantearse la necesidad de un paraguas, no fue más que un preludio de una concentración pacífica y sonora en la que agricultores, grandes y pequeños, con trabajadores de Alicante, Murcia y Almería, clamaron contra la ministra Teresa Ribera por la falta de agua.
Los empresarios pararon la faena y se trasladaron con sus plantillas frente al Ministerio de Transición Ecológica para concentrar y demostrar su capacidad de convocatoria. La decisión empresarial no sólo fue la garantía del éxito de convocatoria sino que también demuestra la trascendencia que tiene el corte del trasvase para la economía del sureste de España.
La petición de la concentración se concentró en la necesidad del agua para trabajar y poder mantenerse como la huerta de Europa. “En Levante sin agua, desierto y paro” fue el concepto fundamental, a lo que le acompañaron otras pancartas como “No al recorte trasvase Tajo-Segura” y “Más desalación = Más contaminación”.
Entre las pancartas más significativas de la manifestación se encontraba justo al lado de la principal. “¿Dónde está nuestro ministro de Agricultura?”. El mensaje es significativo porque los agricultores no se manifiestan contra Luis Planas, ministro de Agricultura, sino contra “los que sólo hablan de ecologismo por la rama medioambiental, que estamos de acuerdo, cunado hay otras dos: la social, y esto va a costar 16.000 empleos; y la económica, esto va a costar más de 5.000 millones. Esto no es sostenible”.
Justo al lado de esta pancarta, precisamente, se ubicó la consellera valenciana de Agricultura, Isuara Navarro (Compromís), junto a su secretario autonómico de Agricultura, Roger Llanes (PSOE). Ambos fueros los que más tiempo estuvieron en el centro de la pancarta. Se fueron justo antes del empezar la lectura del manifiesto de los regantes del trasvase en el que, básicamente, pidieron que Teresa Ribera desaparezca de la política.
La comitiva valenciana también contó con Carlos Mazón, presidente del Partido Popular de la Comunidad Valenciana junto con una nutrida representación de diputados nacionales del PP con Rafael Hernando, portavoz de Medio Ambiente en el Senado y de Fernando López Miras, presidente del gobierno murciano. También estuvo Joan Baldoví, de Compromís, y Santiago Abascal, de Vox.
Lucas Jiménez, presidente del sindicato de regantes del trasvase Tajo-Segura, defendió que, aunque el agua del transvase es cara, es necesaria para alimentar a Europa. «Hemos generado una de las maquinarias de alimentación más perfectas de Europa, que es decir del mundo», apuntó.
E incidió en que «somos capaces de alimentar a un precio asequible». Previamente, arengando a los manifestantes, desde la organzación se clamó por la imposibilidad de cultivar alcachofas con un precio del agua superior a 1,3 euros el metro cúbico, que es la tarifa del agua desalada.
«La responsable es Teresa Ribera», apuntaron en el manifiesto, al que acusaron de que «no entiende la angustia, no sabe los sacrificios y el sudor«. Por ello, le dijeron que sea «ministra de todos», lo que exige «dejar la chaqueta política antes de subirse al coche oficial» aunque adviritieron que no le ven solución. Pidieron que dimita o, en su defecto, que Pedro Sánchez la cese.
La manifestación acabó con una advertencia: «Somos persistentes. No será la última vez que vean nuestras caras».