Cómo se debe catar una buena cerveza

Saborear una cerveza parece sencillo. Pero hay algunas claves para que el gusto, el olfato y la vista potencien la experiencia

Además de beber también hay que aprender a servir. Foto Bence Boros | Unsplash

Hoy es el Día Internacional de la Cerveza, y es una buena oportunidad para aprender a catar esta bebida, que puede ser rubia o negra y con innumerables matices.

La razón de este festejo nació en 2007 un pequeño bar de Santa Cruz, California, y ha ido recogiendo la adhesión de otras fiestas similares en Alemania o en EEUU, al punto de que se considera el homenaje más importante del mundo en una sola jornada.

Un poco de historia de la cerveza

La cerveza es una sencilla bebida que se compone de cereales y de agua, productos que los seres humanos han mezclado desde el principio de los tiempos, aunque los primeros datos provienen de los sumerios, que la elaboraban a base de cebada en la Baja Mesopotamia, alrededor del 4.000 aC. 

Los primeros orígenes de la cerveza se remontan a la cultura sumeria, hace 6.000 años

Las cervezas presentan muchos matices, colores, aromas y sabores. Foto Jon Parry | Unsplash

Otros pueblos del Creciente Fértil como los babilonios también dejaron rastros de su afición por el dorado líquido. El Código de Hammurabi, rey de Babilonia desde el año 1792 al 1750 aC, describe una primera receta.

También los egipcios elaboraban cerveza con miel, dátiles y otros ingredientes, mientras que los fenicios, griegos, romanos y los pueblos germánicos convirtieron la cerveza en una bebida cotidiana e indispensable.

Así ha llegado al siglo XXI con miles de tipos, sabores, colores, aromas y texturas, lo que la convierte en una bebida sorprendente y absolutamente heterogénea.

Valores nutricionales

La cerveza es un alimento nutritivo, la “sopa de pobres” como decía Charles Dickens, que contiene antioxidantes, vitaminas tipo B, fósforo, carbohidratos y calcio.

Infografía Jordi Català

Además tiene aportaciones saludables si se ingiere con moderación y que pueden prevenir la aparición del colesterol, la osteoporosis, enfermedades renales, fallos del corazón, mejora del sistema inmunológico y retraso de la menopausia, entre múltiples beneficios.

Cómo catar una cerveza

Catar cervezas tiene la misma dimensión que hacerlo con vinos, destilados o cualquier otra bebida alcohólica, solo que la humildad y lo cotidiano de esta bebida hacen pensar que hacer análisis sensoriales no va con las cervezas.

Esta degustación sirve para conocer sus características a través de los sentidos y saber lo que bebe. Los datos de una cata ayudan a conocer el tipo de cerveza pero también su calidad.

Por ello aconsejamos catar siguiendo estos pasos y una vez finalizada consultar con la web de la compañía cervezara para comprobar lo que es correcto y lo que nos faltaba.  

Infografía Jordi Català

1. Los preparativos de espacio y temperatura

Necesitamos un lugar con buena luz, sin olores, con una buena temperatura ambiental y sin ruidos. La cerveza debe estar en la nevera a la temperatura de servicio adecuada y de acuerdo a sus fechas de consumo óptimas (ver en la botella). 

2. El servicio 

Debemos de servir la cerveza a la temperatura y a ser posible en el tipo de vaso, que su estilo y contenido alcohólico precisan (ver la página web).

Infografía Jordi Català

Se abre la botella cuidadosamente, mientras se inclina el vaso 45º, se vierte la cerveza con delicadeza, sobre la pared.

Suavemente se endereza el vaso y se acaba de servirla sobre sí misma, de manera que se forme una pequeña capa de espuma de tres centímetros.

3. Observación

El aspecto de la cerveza nos explicará mucho. En primer lugar el color (escalas EBC y SRM), sus tonos (amarillos pálidos, dorados, ambarinos, cobrizos y marrones) y brillos.

En segundo lugar la turbidez para ver si es transparente, translúcida o turbia. En tercero la espuma, aquí se valora la cantidad, compacidad, consistencia, textura, color y persistencia en el tiempo. 

Infografía Jordi Català

El aspecto de la cerveza, como el color, la turbidez, la espuma y la burbuja aportan muchos detalles de su composición

En cuarto lugar está la burbuja, su tamaño, su vivacidad, su abundancia y si permanece o no.

4. En nariz: aromas

El olfato aporta mucha información. Se agita suavemente la cerveza, lo que sacará los aromas y matices sutiles y se acerca a la nariz un par de veces a unos 10 centímetros.

Luego se aproxima otras dos veces más y se detectan aromas más fugaces y ligeros.

Infografía Jordi Català

Volvemos a olfatear durante más rato y finalmente tapamos el vaso con la mano, lo agitamos y lo acercamos a la nariz para una última aspiración más intensa pero con la boca abierta. 

5. En boca: sabores

Hay que tomar pequeños sorbos y no deglutir rápidamente. La cerveza ha de permanecer recorriendo la lengua y la parte superior de la garganta durante unos segundos.

Se han de registrar un mundo de sabores y sensaciones como el amargor (escala IBU), el sabor de las notas amargas y dulces, la acidez, notas saladas si las hay y la intensidad mientras permanece en boca.

No hay que olvidar el final y el posgusto y la permanencia, durabilidad y cantidad de sensaciones que deja esta bebida en el paladar

Se exhala aire por la nariz al tiempo que se ingiere la cerveza con la boca cerrada, lo que permite detectar más y más complejas sensaciones, matices y aromas además de la textura que apercibe del cuerpo, así como su astringencia, cremosidad y la alta, media o baja carbonatación.

El 5 de agosto se celebra el Día Internacional de la Cerveza. Foto Engin Akyurt | Unsplash

No hay que olvidar el final y el posgusto y la permanencia, durabilidad y cantidad de sensaciones que deja esta bebida en el paladar.

6. Reflexiones finales

Tras la cata se puede analizar en qué se ha acertado y en lo que no: tipo de cerveza, calidad, si cumple con respecto al estilo, si da sorpresas, gustos personales, etcétera; pero sobre todo se trata de crecer en el cada vez más apasionante mundo de estas refrescantes bebidas.

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