Siete playas de Huelva para volver a soñar con el paraíso

Ya sea solitarias o urbanas, agrestes o bien dotadas de chiringuitos: en estas siete playas de Huelva el relax del verano se vive de otra forma

Faltan adjetivos para describir la belleza de las playas de Huelva. Foto Turismo de Andalucía

Entre las desembocaduras de los ríos Guadiana y el Guadalquivir, la costa de Huelva despliega más de 120 kilómetros de playas con arenas que se mueven entre tonalidades doradas, casi blancas en algunos puntos, iluminadas por más de tres mil horas de sol al año que hacen de ellas un paraíso de luz y sal.

De tesoros ocultos en el Parque Nacional de Doñana como playa Maneli al enorme arenal blanco de seis kilómetros de Isla Canela pasando por el ambiente marinero que se respira junto a la playa de El Rompido en Cartaya, estas son nuestras playas de Huelva favoritas para un verano en la Costa de la Luz.

Isla Canela, Ayamonte

En la localidad de Ayamonte, un lugar cargado de historia, como muestra su mausoleo romano, del siglo IV o la Torre de Canela, del XV, encontramos la playa de Isla Canela, algo así como el ‘Algarve español’.

Playa de Islacanela. Foto: Turismo de Andalucía.

Se trata de un enorme arenal de 6 kilómetros de largo por treinta metros de ancho de pura naturaleza que se extiende desde la desembocadura del río Carreras hasta la del Guadiana.

De arena finísima y casi blanca, es también un paraíso para la práctica de deportes náuticos.

Para tomar algo, coge mesa frente al mar en el chiringuito Bombadill y pide unas coquinas, un plato de gambas o algunas de sus especialidades, los arroces y los guisos marineros.

El Portil, Punta Umbría

Con alrededor de 4 kilómetros de largo y 40 metros de ancho, la de El Portil es una de las mejores playas de la zona ya que se encuentra rodeada por tres parajes naturales: la Reserva Natural de la Laguna del Portil, el Parque Natural de las Marismas del Odiel y el Paraje Natural de los Enebrales de Punta Umbría.

Punta Umbría. Foto: Turismo de Andalucía.

Aunque sus alrededores están urbanizados, es una playa muy tranquila, con arenas doradas y aguas tranquilas, de ambiente acogedor y familiar.

Al oeste limita con la playa de Nuevo Portil, justo donde vierte sus aguas al océano Atlántico el río Piedras, mientras que al este se extiende la playa de La Bota, que tiene como particularidad un pequeño lago que se forma por la irrupción de su duna en la salida al mar cuando sube y baja la marea.

Playa de El Rompido, Cartaya

En el bonito pueblo pesquero de Cartaya, El Rompido es sin duda uno de los mejores arenales de la Costa de la Luz que cuenta nada menos que con 12 kilómetros de playa. De las zonas urbanizadas con casitas de pescadores y barcas varadas se pasa a zonas vírgenes donde practicar nudismo, hoteles y restaurantes.

El Rompido. Foto: Turismo de Andalucía.

Se enmarca entre el Paraje Natural Marismas del Río Piedras y la Flecha del Rompido, la parte más salvaje, y tiene forma de larguísima lengua de tierra que permite el baño en dos orillas diferentes: el mar y el río.

La zona está protegida por su especial interés ornitológico, acuícola y botánico.

Para un buen guiso marinero o un buen pescado con vistas, la mejor opción es el Rincón de Pescadores.

El Rompido tiene una lengua de arena de 12 km. Foto: Turismo de Andalucía

Playa de Islantilla, Isla Cristina y Lepe

Entre las aguas de Lepe e Isla Cristina localizamos Islantilla, una playa distinguida con los principales certificados nacionales e internacionales de calidad como la Q de Calidad Turística, la Bandera Azul y la Bandera EcoPlayas.

De fina arena blanca, en sus 1,6 km de longitud y entre cincuenta y ochenta metros de anchura hay zonas vírgenes y otras totalmente equipadas con servicios para un perfecto día playero, incluidas dos escuelas de vela, centros comerciales y todo tipo de ofertas deportivas y de ocio.

Islantilla. Foto: Turismo de Andalucía.

Además de un hermoso paseo marítimo, cuenta con una famosa tirolina urbana, la de más largo recorrido de toda Europa.

Como chiringuito, nos quedamos con Mar de Kñas, distinguido con un Solete Repsol. Está situado junto al Paseo Marítimo de Islantilla y, como no podía ser de otra manera, el pescado es la estrella de guisos, fritos y tapas para compartir.

Playa del Parador, Mazagón

Toma su nombre del Parador de Mazagón, un complejo situado dentro del Espacio Natural de Doñana, frente al mismo océano y sus playas vírgenes, rodeado de un frondoso bosque de pinos y acantilados de color ocre.

En cuanto a la playa, es una sucesión de dunas, acantilados, marismas y lagunas de unos 6 km de longitud que se extiende hasta uno de los lugares más singulares de la costa onubense: la Torre del Loro, un conjunto de restos de una antigua torre almenara.

Mazagón. Foto: Turismo de Andalucía.

De arena de color tostado, ofrece aguas cristalinas en las que disfrutar de una amplísima biodiversidad marina.

Matalascañas, Almonte

Otra de las larguísimas playas de Huelva, con más de 4 kilómetros de longitud, Matalascañas es una playa totalmente equipada con servicios que cuenta con el privilegio de poseer el único acceso a pie a las playas de Doñana y sus 40 km de costa en los que disfrutar del encuentro del mar y la más importante de las reservas naturales de Europa.

Playa de Matalascañas. Foto: Turismo de Andalucía.

La imagen más típica de la playa de Matalascañas, no obstante, es lo que coloquialmente se denomina el ‘tapón de Matalascañas’ que en realidad son los restos de una de las 11 torres almenaras que protegían la costa de Huelva. Esta, denominada la Torre de la Higuera, no resistió al fuerte terremoto que sacudió Lisboa en 1755.

En primera línea de playa, nos decantamos por el restaurante El Pato, un negocio fundado por una familia de pescadores en 1981 especializado en pescados y mariscos que domina la plancha y la fritura.

Playa de Cuesta Maneli, Almonte

Entre Matalascañas y Mazagón se encuentra el camino de madera entre dunas y pendientes repletas de arbustos y pinos por el que hay que andar 1,5 km antes de llegar a la playa de Cuesta Maneli, en pleno Parque Nacional de Doñana.

Playa de Cuesta Maneli. Foto: Wikimedia Commons.

Si ya las vistas en el trayecto merecen la pena, el premio de llegar a una playa tranquila de aguas cristalinas y arena dorada compensará cualquier esfuerzo. Aquí no hay chiringuitos, así que asegúrate de llevar algo de picoteo y mucha agua en la mochila.

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