Uno de cada tres jóvenes duerme con el móvil: estos son los riesgos
El 36% de los adolescentes despiertan a mitad de la noche y revisan sus móviles para ver algo más que la hora, al igual que el 26% de los padres de familia
La dependencia al móvil está desgastando la salud de millones de personas y rompiendo las relaciones intrafamiliares de otras cuantas. Los médicos y expertos recomiendan evitar las pantallas al menos una hora antes de dormir, pero ni los padres de familia ni los niños parecen estar por la labor. El 70% de los jóvenes y el 61% de los adultos miran sus móviles en torno a media hora antes de dormir.
Lo que es peor: muchos duermen al lado del móvil, y tienen sueño interrumpido a causa de las notificaciones que reciben a altas horas de la noche. Un nuevo estudio de Common Sense Media a familias estadounidenses revela que uno de cada tres jóvenes no se separa del móvil incluso cuando duerme, pues lo tiene en la cama, justo al lado, como para no sentirlo demasiado lejos.
El 62% de los padres de familia mantienen sus smartphones al alcance de la cama, al igual que el 39% de los jóvenes. Las niñas tienden a dormir más cerca de sus móviles que los niños, y en general el 36% de los adolescentes afirman que despiertan en medio de la noche y revisan sus dispositivos para algo más que ver la hora (uno de cada cuatro padres también hace lo mismo).
No silenciar el móvil ni ponerlo en modo «sleep» provoca que más de la mitad de los adultos se despierten a deshoras tras recibir una notificación, y el 48% igualmente mira su smartphone cuando no puede dormir. Los jóvenes se comportan de manera similar a sus padres, pero con otras prioridades: interrumpen el sueño porque quieren ver las redes sociales (el 51%).
La adicción al móvil y efecto en las familias
Según este nuevo estudio, desde 2016 la cantidad de padres de familia que admiten que dedican demasiado tiempo a sus dispositivos móviles aumentó el 23%, hasta el 52%. Los jóvenes creen que pasan el tiempo necesario revisando sus móviles (un 47%) y es menos probable que los menores de edad digan que su uso del teléfono es abusivo (apenas un 39%).
Paradójicamente, cada vez más niños dicen que les gustaría que sus padres no estuvieran tan enfocados en el móvil. En 2016 eran un 28% y ahora son un 39%. De igual manera, ha caído el número de jóvenes que afirma que sus padres utilizan el smartphone lo justo: de un 64% en 2016 a un 42% en 2019. En otras palabras, es más fácil detectar los problemas ajenos que los propios.
El estudio también muestra que el miedo a la adicción a la tecnológica es más palpable entre adultos que entre jóvenes, pese a que los adolescentes cada vez más creen que sus padres son adictos al móvil. Sucede que la mayoría (el 56%) de los jóvenes que creen que sus padres son dependientes del teléfono se sienten también adictos.
«Los niños que creen que sus padres son adictos a su dispositivo son 18 puntos más propensos a creer que el comportamiento de sus padres lastima su relación. Del mismo modo, los padres que creen que sus niños son adictos a su móvil son 31 puntos más propensos a creer que el comportamiento de sus hijos ha dañado su relación», dicen los investigadores.
Los riesgos de dormir muy cerca del móvil
Además de las fracturas en la relación familiar, y de las consabidas consecuencias de la adicción al móvil, hay muchos riesgos de tener una adicción tal a los dispositivos que hasta están presentes al momento de dormir. Para empezar, dormir mal está vinculado a la obesidad, problemas de comportamiento y bajo rendimiento en la escuela o el trabajo. Y no se duerme bien con un móvil omnipresente.
El director de investigación de Common Sense, Michael Robb, explica que «los médicos e investigadores han intentado articular el mensaje de que las personas no deberían usar sus móviles justo antes de dormir, pero para muchas personas hay un sentimiento de que tienen la necesidad de usarlo antes de cerrar los ojos».
Mantener el móvil en la cama cuando se duerme o se intenta dormir puede provocar pesadillas, insomnio, interrupción del sueño y limitar la producción de hormonas necesarias para la rutina diaria.