Una ‘startup’ para cultivar marihuana en la estación espacial
Space Tango pone en marcha una compañía para investigar las aplicaciones médicas del cáñamo cultivado en el espacio
En 1941 Henry Ford construyó el que se conoce exageradamente como el «coche de cáñamo»: un vehículo cuya carrocería estaba construida con plásticos de origen vegetal que incluía un porcentaje de tal vez entre entre el diez y el 30 por ciento procedentes de fibras obtenidas de la planta de la marihuana.
El bioplástico como el que anticipó el investigador botánico George Washington Carver en agosto de 1941, y a partir del cual Henry Ford construyó aquella carrocería experimental, es solo una de las muchas aplicaciones atribuibles a las Cannabis sativa.
Entre otras aplicaciones las fibras del cáñamo, que se cultiva desde hace cientos de años, se utilizan para fabricar tejidos, cuerdas o papel, además de su utilidad en medicina y alimentos.
«Esta nueva empresa explorará los diversos aspectos del cáñamo pero en particular los relacionados con los usos biomédicos y sanitarios, centrándose en la mejora de sus aplicaciones, eficacia y valor», dicen desde Space Tango, que considera que el proyecto es «especialmente atractivo» porque numerosos estudios indican que el cáñamo tiene un potencial de uso considerable y más aplicaciones de las que se conocen actualmente.
Microgranjas para cultivar plantas en la estación espacial
Para llevar a cabo sus estudios del crecimiento del cáñamo en el espacio, en las condiciones de microgravedad o «caída libre» en las que se encuentra la Estación espacial internacional (ISS) Space Tango utilizará su plataforma de arquitectura abierta Tango Lab para sus módulos de investigación llamados Cube Labs.
Cada uno de los módulos blanco y rojo es un microlaboratorio de Space Tango. Fotografía: NASA
Cada uno de estos módulos es un microlaboratorio del tamaño de una caja de zapatos y funcionan en gran medida por sí mismos, de modo que minimizan la dependencia de atención y el tiempo que deben dedicarles los astronautas. Normalmente estos módulos llevan en su interior experimentos de terceras compañías, que pueden observar y obtener datos de los módulos desde sus instalaciones Tierra, en tiempo real.
El creciente negocio de la investigación fármacos en el espacio
Desde Tango Labs creen que la investigación biomédica y farmacéutica en el espacio supone numerosas ventajas a pesar del coste: «cuando enviamos plantas a la Estación Espacial Internacional, eliminamos una factor al que las plantas están bien adaptadas: la gravedad», dice el investigador Joe Chappell. «Cuando las plantas están ‘estresadas’, producen compuestos que les permiten adaptarse y sobrevivir.»
Según Chappell comprender cómo reaccionan las plantas en un entorno libre de estrés que supone la gravedad «puede dar ocasión descubrir nuevas características, rasgos y aplicaciones biomédicas» que ahora mismo desconocemos.
Por este motivo Space Tango ha puesto en marcha su propia startup especializada en el estudio de compuestos fármacos en el espacio porque «son productos de un valor increíblemente alto y de un peso increíblemente bajo», explica uno de los fundadores de Space Tango, Kris Kimel, en Techcrunch.