Un estudio sitúa a Facebook en el «epicentro» de la desinformación
Además Google detecta cada día millones de mensajes de correo electrónico relacionados con el Covid-19 que contienen malware, phishing y spam
Un estudio de la organización activista Avaaz, que lleva desde febrero monitorizando «miles de publicaciones» relacionadas con el coronavirus, considera que Facebook está en el «epicentro de la información falsa sobre el coronavirus», y cree que la red social «debería hacer más para proteger a sus usuarios de esta infodemia.»
Los investigadores de Avaaz aseguran que «millones de usuarios» de Facebook están expuestos a información falsas y dañina «a gran escala», después de comprobar que algunas de las publicaciones falsas se han llegado a compartir más de 1,7 millones de veces en Facebook y acumulan 117 millones de visualizaciones.
Hasta el momento de la publicación del estudio How Facebook can Flatten the Curve of the Coronavirus Infodemic, el pasado martes 15 de abril, el 70% del contenido falso en español analizado por Avaaz seguía mostrándose sin identificar como tal, ni por Facebook ni por las organizaciones de verificación externas que trabajan para Facebook.
«Los usuarios de habla italiana y española corren un mayor riesgo de exposición a la información falsa,» dicen los investigadores.
Precisamente una de las conclusiones de este grupo activista sin ánimo de lucro es que «la reticencia inicial de Facebook a notificar retroactivamente a todos los usuarios expuestos a información falsa y dañina sobre el coronavirus amenaza los esfuerzos globales por ‘aplanar la curva’ y pone vidas en peligro.»
Precisamente ayer Facebook anunció su intención de endurecer su lucha contra la propagación de información falsa y dañina relativa al Covid-19 en todas sus plataformas —Facebook, Instagram, WhatsApp, Messenger— alertando a aquellos usuarios que hayan interactuado con información retirada después de Faceboook por considerarse falsa y/o dañina.
«La compañía ha dado un giro radical para limpiar Facebook de información tóxica —dicen desde Avaaz en declaraciones a BBC— y se ha convertido en la primera red social que alerta a aquellos usuarios que se han visto expuestos a información falsa sobre el coronavirus».
Sin embargo uno de los problemas identificados por Avaaz tiene que ver con la rapidez a la que sucede todo en las redes sociales: «Facebook puede tardar hasta 22 días en etiquetar un contenido como falso, incluso cuando los verificadores externos de Facebook o la Organización Mundial de la Salud y las autoridades sanitarias locales las desmienten en menos tiempo.»
Esta demora, dicen los investigadores, significa que «en ese tiempo millones de usuarios ven, interactúan y comparten contenidos con información ya identificada como falsa» pero sin etiquetar como tal, y tampoco se elimina.
Gmail intercepta millones de emails falsos cada día
Además de información falsa, millones de usuarios de todo el mundo están recibiendo ciberataques en forma de malware o phising a través del correo electrónico Gmail.
El malware pueden ser documentos (PDF o Word, por ejemplo) que aparentan contener información relativa al Covid-19, pero que en realidad cuando se abren infectan el ordenador del usuario.
En el caso del phising se trata de mensajes de correo electrónico diseñados para engañar al usuario para que proporcione datos personales haciéndose pasar falsamente por un remitente de confianza como por ejemplo una empresa o institución reconocida —como la OMS— o una entidad bancaria.
Google detecta y bloquea 18 millones de mensajes de malware o phisign cada día sólo relacionados con el Covid-19, a los que se suman otros 240 millones de emails diarios de spam relacionado igualmente con el coronavirus, según ha publicado la compañía.
Para reducir el riesgo de caer víctima de estos ataques desde Google recomiendan no descargar directamente los archivos adjuntos de origen desconocido en el ordenador, y en cambio utilizar la función de previsualización de adjuntos de Gmail accediendo vía web a la cuenta.
De forma similar desaconseja hacer clic directamente en enlaces y URL contenidas en mails de origen dudoso o de remitentes desconocidos; comprobar la dirección de correo electrónico del remitente y abrir los enlaces inspeccionando la URL previamente. Y nunca proporcionar información sensible como datos personales o credenciales. En caso de duda ponerse en contacto por teléfono con el remitente del mail.